lunes, 10 de diciembre de 2012

-1.


Carcajeas al escuchar la última frase “nos vemos  hermosa” … primero: hermosa? Luego de tirarte al piso en el límite de la brutalidad, gracias a no prestar atención a su camino (probablemente producto del alcohol) ya que sumándole a esto traía con el un baso lleno de fernet, que fue a parar directo en tu vestido (que muy barato no te había costado)… segundo:  nos vemos? Si en el colegio, lastimosamente, pero acaso creía que vos podrías prestarle la mas mínima atención? Si nunca lo hiciste… ¿Qué se cree? Te preguntaste varias veces.

Mirando el amanecer a la par de que el auto se movía, a casi al punto de quedarte dormida, pidiendo dentro tuyo a gritos ¡cama!.

Y ahí la tenías, luego de casi treinta minutos de viaje en aquel auto el cual manejaba tu padre, después de aquella fiesta que había comenzado de la  mejor manera, hasta que llego aquel engreído (así lo definías vos) creyendo que con su sonrisa de ganador, su camisa desprendida, su jean ajustado y sus pony’s cancheras hacía que las chicas caigan a sus pies… y si, regaladas no faltaban, con esa facha (que debes admitirla) quien le diría que “no” a “Pedro Alfonso” mejor dicho quien podría decirle que no a él, el chico “codiciado” del colegio, el capital del equipo de fútbol, el “rompe corazones” todas morían por salir con el, pero pocas tenían la “dicha”.

¡Estúpido!

Decías cada vez que lo recordabas, odiabas, odiabas que se crea lo mejor del mundo, odiabas que se crea que nadie lo podía rechazar.

Pero….

Estaba equivocado (y demasiado según vos), si fue rechazado, por vos, Paula, sin duda eras la única que le había dicho un “no” rotundo a este “galán” cuando te invito a bailar (después de haberte derramado el fernet encima, aclaremos) y también la única quien le había cortado el rostro antes de que vuelva a emitir palabra alguna.
Pensando y pensando en aquel ¡estúpido! Te quedaste profundamente dormida.

¡ring rong! Escuchabas el sonido de aquel maldito aparato creado para destruir las mañanas de todos (así lo llamabas vos al despertador) te levantaste sin mas preámbulos, no tenías ganas de luchar contra aquel aparato, te dirigiste al baño, luego una vez lista bajaste a desayunar, algo liviano, ya que eras deportista y no debías tener mucho peso, solo lo justo y necesario, sanamente, esta mas que obvio.

Te despediste de tu mamá y saliste con tu papá como todas las mañanas, te subiste en su auto, al mismo al cual te habías subido hace días, dos para ser exactos.

¿El destino?... El colegio.

Cursabas el último año de colegio... tristeza, felicidad, miedo, adrenalina, varias sensaciones se te venían a la cabeza y cuerpo cada vez que pensabas o asimilabas que era el último año.

Te encontrabas bajándote del auto, luego de haberte despedido de tu papá.

¡Amiga!

Escuchas un grito que provenía de aquel pasillo que llegaba hasta la entrada/salida del colegio.

¡Cachorra!

Respondes alegre, y ambas al darse cuenta el papelón que acabaron de pasar gritándose cual personas que no se veían en dos años (sabiendo que solo eran dos días) comenzaron a reír, casi tentadas, así eran, locas y felices.

-Todo bien Pochi? –pregunta sonriente la morocha, tu amiga-
-Genial, vos Zairucha? –respondes  vos, rubia de ojos verdes-
-Igual, vos tenes que contarme algo –sonríe (picara) y vos ya sabías a donde quería llegar-
-A ver, qué? –preguntas fingiendo desinterés –
-Que paso con Pedro? -¡lo sabías! tenía que ser ese el tema, “Pedro”, sin dudas odiabas hablar de él-
-Nada –decis con pocas ganas, aunque sabías que tu amiga no te la iba a hacer tan fácil-
-Si dale, conta –dice la morocha, así tan directa, como ella sola-
-Por dios Zaira –te quejas resignada y seguís- el tarado ese hizo que caiga al piso tirándome fernet por todo el vestido, solo eso –terminas de responder fingiendo (nuevamente) el más mínimo interés (aunque a tu amiga ano se lo podías ocultar por mucho tiempo).
-Segura? Solo eso? –inquiere insistente esta, sabía que no solo fue eso, te conocía bastante para saber que ibas a actuar ante este acto de brutalidad excesiva-
-Que ploma sos –refunfuñas y esta ríe- como siempre el engreído ese, con sus sonrisa de ganador me invitó a bailar, creyó, iluso pobre, que lo iba a aceptar, yo respondí con un “no bailo con idiotas” -(si había alguien frontal, eras vos, y solo creo que eso era lo que más los atraía a los chicos de vos) sonreíste victoriosa y seguiste con el relato- me dijo “nos vemos linda” yo reí irónicamente susurre un “tarado” –hiciste una pausa y seguiste- listo, eso, contenta? –Preguntaste a tu amiga, con ese tono irónico que a veces tenías-
-Conforme si, contenta no –inquiere la morocha, mientras vos fruncís el seño, entonces la morocha se percata de que debe retomar la palabra- vos viste lo que es ese chico Paula? –pregunta esta mientras vos bufas, lo que mas odiabas es que juzguen (por llamarlo así) tus actos, si vos lo hacías o decías era por algo y punto (para vos).
-Si vi, un completo engreído, superficial, al que solo le importa la pelota y ser el mejor de su equipo de fútbol, y el más deseado también –hace una pausa, atajándose para no seguir- eso es –decís con seguridad (pero, vos te lo crees?) era la gran pregunta-
-Si y sumale que se parte solo en mil pedazos –era de esperarse que tu amiga termine diciendo eso, siempre lo hacía, siempre te lo “echaba en cara”-
-Para que negarlo, no? .preguntas a la morocha y esta asiente, entonces seguís- pero eso es lo  que menos importa si sos una mierda por dentro –segura como vos sola terminas de decir, y esto ya no te estaba gustando nada, era in necesario hablar de él-
-Eso no decías cuando estabas enamorada de él –y si, dijo lo que no tenía que decir, una vez más e lo recordó-
-Vos misma dijiste, estaba –dijiste recalcado el “estaba” tratando de dar seguridad (aunque vos, muy en el fondo sabías que aún te gustaba un poco, pero todo eso no superaba tu odio y bronca contra él, eso era mas fuerte que cualquier cosa (o eso creías).- ya es pasado.
-Y decime –se viene LA pregunta (penaste y seguiste escuchando)- segura que es pasado? –y si, era esa la pregunta, justo cuando atinaste a responder a lo lejos se escucha el timbre que indica que debía entrar a clase, fue el típico “salvada por la campana” sonreíste triunfante y te propusiste a caminar hasta tu curso, sin responder a aquella pregunta que te había hecho tu amiga, la cual siéndote sincera no sabías la respuesta, la morocha te sigue y ambas entran a clase.



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lunes, 3 de diciembre de 2012

Sinopsis.


Los opuestos se atraen, y las apariencias engañan…

Vos y él, tan distintos (o eso creías) pero, será así? En realidad es la persona que pensas? No te estarás equivocando? No estarás juzgando demasiado, sin conocerlo bien?

No había persona mas terca que vos, y cuando tenían un concepto de algo o alguien en la cabeza creías que era el correcto y nadie, pero nadie lograba cambiártelo.

¿Histérica? Muy, todos lo dicen, y es lo que menos te importa, preferís eso, antes que sufrir, porque esa palabra desde hace mucho la borraste de tu diccionario (o eso creías).

¿los opuestos se atraen? ¡Mentiras! Es lo que siempre respondías, ¿cómo dos personas totalmente distintas podrían atraerse? Uno, una mierda de persona (y no eras vos, precisamente) era él, pero ojo, todo esto según lo que vos decías, vos pensabas eso, no los demás,

Te creías la dueña de la verdad, pero no de mala manera, de la mejor, pero esto también provocaba que a veces, elijas a la razón, en vez del corazón, típico tuyo.

Y aunque sos joven, 17años (para ser exactos), sabías muy bien lo que querías para vos, y sufrir no entraba en tus planes de vida, y mucho menos por amor.

Siempre decías que lo bueno tarda en llagar, pero, ¿si ya llego, y no te diste cuenta? (o mejor dicho, no querías hacerlo).

¿las apariencias engañan? Y ahí si tenías tus dudas, esto si, tal vez, sea cierto, y vos lo vivías en carne propia, te hacías la dura, la superada, y feliz, pero adentro (muy) tenías tus mambos, que los trabas de solucionar, y valga aclarar que siempre con una sonrisa, tenías el concepto de siempre sonreír por todo, ser feliz, vivir el minuto a minuto, desde que ocurrió aquello trágico, y a un ser que vos amabas mucho, lo cual no queres recordar porque te hace mal, y el concepto de sonreír siempre se iría a la mierda, en fin, desde eso, prometiste vivir cada momento, sea malo o bueno, pero vivirlo.




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