miércoles, 27 de marzo de 2013

-23.


Y  cuando al fin tomaste fuerzas para levantarte de la cama, dejar de llorar (aunque a pesar tuyo querías seguir haciéndolo) te dirigiste al baño, una buena ducha colaboraría al menos un poco en este momento. Luego de varios minutos ahí (no calculaste, ni te importaba cuantos) decidiste salir, te cambiaste y volviste a tomar  fuerzas (las mismas que cuando te levantaste, o quizás el doble) para abrir la puerta de tu habitación  y bajar hasta el living, donde suponías tus padres te estaban esperando.
Contaste e inhalaste y exhalaste tres veces seguidas para cruzar aquel umbral, los viste a tus padres ahí, ella con los ojos cristalizados, y él tratando de parecer fuerte (solo tratando, porque igual así lo veías vulnerable).
Sin decir nada fuiste a la cocina, te preparaste el desayuno (hambre no tenías, pero era una forma de atrasar mas lo inevitable, ir a aquel lugar te daba cierto mal estar, no el lugar, si no saber que tu hermano está ahí, pero no lo podes sentir o escuchar).
Tardaste casi treinta minutos en tomar aquel cortado con tostadas que te habías preparado, y cuando estuviste lista, suspiraste (nuevamente)  y volviste al living, no sabías que decir, pero era hora de hablar.

-¿Vamos? –Dijiste tratando de mantenerte fuerte, en frente a tus padres, ellos te miraron y tu mamá se abalanzo a abrazarte, ese abrazo que tanto necesitabas, las lágrimas no se contuvieron, no pudiste contenerlas, y te largaste a llorar, hasta no poder más- perdón –le susurraste a tu madre-
-No chiquita, no digas eso. –dijo ella entre sollozos- vamos, dale –y te beso la mejilla, para luego caminar hasta la entrada-salida de tu casa y dirigirse al cementerio-

Y ahí se encontraban, caminando entre tantos ataúdes, buscando el de tu hermano, y ese escalofrió que tan solo te producía el estar ahí, y el que aumento mucho mas al ver el de él, el de Gonzalo, te quebraste (a lo lejos de tus padres que ya se encontraban aún más cerca) y los dejaste a ellos ahí solos por un momento, el dolor era mucho, tanto que no te cabía en el pecho, ese nudo en la garganta que no paraba, y tus ganas de mantenerte fuerte ante ellos se derrumbaban.

Luego de varios minutos, ellos como vos lo hiciste, te dejaron a vos sola, y ahí fue que llevaste aquella rosa blanca, “el símbolo de la pureza y la inocencia” y eso era él, un joven inocente que dejo de vivir por un descuido de ambos (aunque te castigabas diciendo que era tuyo) lo dejaste ahí, y le dedicaste algunas palabras (la mayoría eran suplicas, de perdón), luego de mucho te reincorporaste y fuiste junto a tus padres, y  ellos te abrazaron, tan fuerte como nunca, y ahí lo sentiste a él, cuidándolos desde arriba.

***

Tus auriculares enchufados, y varias canciones desde aerosmith a coldplay en tu reproductor, ese mismo día después de aquella mañana un poco dura, vos sentada en el pequeño parque de aquel barrio privado, algunos niños jugando, pocos, era un sábado gris, mucho por hacer no tenían, y vos querías estar sola y a la vez respirar aire puro, por eso decidiste ir ahí, sentada, recostada sobre un viejo árbol, derramando lagrimas (detrás de aquellos enormes y negros anteojos) maldiciendo mil y una vez que el ya no este.

-¿un abrazo? –escuchaste y sentiste que alguien se arrodillo a tu lado, miraste, y  lo viste a él, no entendías porque estaba ahí, tampoco porque se tomo el tiempo de llegar hasta vos, pero no te importo eso, ni nada, solo querías ese abrazo ahí y en ese momento, lo hiciste con todas tus fuerzas, y lo sentiste a él conteniéndote con delicadeza, tu cabeza estaba a mil, y tu corazón aún mas, una parte te decía que basta que te estás mostrando frágil, y otra que no importa nada más que ese abrazo, ese momento.-
-Gracias –susurraste y te separaste de él, Pedro, se quedo mirándote, inspeccionando cada uno de tus movimientos, lo sentías asombrado, verte a vos así, no era tan común- es muy raro verme así ¿no? –Preguntaste limpiándote las lágrimas, tratando de ponerle un poco de humor a aquel momento, no sabías de otra forma cómo manejarlo-
-Un poco –dijo él, y esta vez se acomodo mejor a tu lado, lo miraste y sentiste una catarata de emociones interminable, estar así tan vulnerable, y que aparezca él, una debilidad sin dudas (y ya no te daba la cabeza como para guardártelo, y hacer como si nada)-
-¿Qué haces acá? –preguntaste casi por desesperación a aquel incomodo silencio en el cual sus miradas hacia vos no hacían más que inhibirte, ponerte nerviosa, y capas hasta sonrojarte-
-Solo pasaba como casi siempre a tomar un poco de aire –dijo el, tranquilo, sin dejar de mirarte- te vi desde lejos y sentí que tenía que venir, perdón si molesto –siguió y estabas a punto de derretirte, era la primera vez que tus sentimientos salían a flor de piel, te maldecías por ello-
-No, solo pregunte –dijiste y seguiste- necesitaba un abrazo,  gracias –volviste a repetir y el te sonrió-
-Cuando quieras Pau –dijo y sentiste que su mano se poso en tu mejilla, acariciándola, y limpiando el resto de lágrimas-
-Creo, que me voy –dijiste casi tartamudeando, ya  se te estaba yendo de las manos la situación, y el tenerlo así tan cerca, era más que  una debilidad (y ya que mas da, lo admitís, morís por él, desde siempre, y no arruinarías años de hacerte la insignificante por un momento así, como este) –
-¿te acompaño? –pregunto él como si nada (¿acaso no entendía que te inhibía? ¿Qué lo querías lejos? ¿Qué sería lo mejor?)-
-Em –dijiste nerviosa, y parándote, lo veías y te podía (mucho)- bueno –dijiste y al segundo te arrepentiste, pero ya era tarde-

Agradeciste que tu casa solo estaba cuadras pequeñas, y no tendrías mucho mas tiempo con él (una gran contradicción, por que querías, pero no podías, o eso te repetías a vos misma).
Llegaron y el sin permiso alguno beso tu mejilla, muy sentidamente,  y te dijo “nos vemos” para luego irse, y dejarte ahí parada, como tonta, mirándolo mientras se iba. 


**

lunes, 11 de marzo de 2013

-22.


Seis de Abril, una semana más o menos,  después de aquella visita al “paraíso” (para vos, mcdonalds para todos) día triste, sábado triste, al menos para vos, tus padres y los más allegados a tu hermano, si, Gonzalo, hoy se cumplían siete meses de su partida, esa que tanto la sufriste, padeciste y que tanto te culpaste y cargaste desde entonces (hasta ahora), siete meses sin tu “Peque”, sin tu hermano menor, siete meses sin escuchar esos chistes tontos que te hacían reír mas de mil veces, siete meses sin apretarle los cachetes, dejarlos colorados y que él se haga el enojado, en fin siete meses sin él, parecían años, te dolía tanto que ya no este.


*Flash Back*

Seis de septiembre, exactamente tu cumpleaños número diecisiete, jueves un no muy lindo día (por el colegio, claro) te toco esta vez para festejarlo, pero estabas decidida que algo harías, eran tus diecisiete, nada más y nada menos (una tonta excusa, pero excusa en fin).
De mañana tu hermano menor vino con la bandeja del desayuno (como en todos los cumpleaños) a cantarte el “Happy Birthday” (si, el lo hacía en ingles, y vos morías de risa) le diste mil y un besos en el cachete y le agradeciste de igual manera, sin dudas lo amabas mucho.
Más tarde luego de disfrutar del delicioso desayuno (suponías preparado por tu madre) te vestiste apropiada y bajaste al living donde se encontraban tus padres, tus abuelos y tu mejor amiga Zaira ¡Cuánto los amabas!
Te llenaron de saludos, de bendiciones, y de regalos (en todo el día, visita de tíos, primos, conocidos) pasaste una mañana y tarde muy linda, lo disfrutaste.
Y ahora era hora de festejar a tu manera, con mucha gente divirtiéndose (jóvenes, vos por sobre todo) y mucha música buena. Habías pedido permiso a tus padres antes, claro. Irías a un boliche (no querías festejar a lo grande, eso lo harías a tus dieciochos) con tu mejor amiga y conocidos más.
Ya lista bajaste al living y viste que tu hermano estaba expectante en el sofá (con ropa de salir) y ya sospechaste el porqué, te rogaría ir con vos.
Como no podías, y no querías decirle no, discutiste varios minutos con tus padres (los sobre-protegían mucho, tanto a vos, como a él) la diferencia (no tanta) es que vos tenías diecisiete y el quince, pero en fin, luego de salir victoriosa (aunque tus padres quedaron molestos) ya se encontraban, junto con tu hermano, en un taxi (tu papá se retobo y dijo que no los llevaría, no sabes el porqué).
Ya en el boliche, disfrutando de la noche (ojeando a tu hermano, a que no se mande una macana) bebiendo un poco, con tu amiga, bailando, mirándolo a él (Pedro) como bailaba con otras, pero sin que te importe tanto (era TÚ noche).
Y tu cumpleaños (fiesta) se encontraba acabando (para vos y tu hermano) ya que tu padre a las seis am mando al taxi a recogerlos,  vos atrás cabeceando, luchando contra el sueño,  tu hermano al frente, al lado del co-pilo tarareando la canción que sonaba en la radio, el taxista concentrado en su camino, a lo lejos se escuchaba un auto asomarse (al parecer con una alta velocidad), un fuerte golpe escuchaste (sentiste) y ahí se te nublo la vista, perdiste la conciencia.

*Fin Flash Back*


Aún en tu cama, llorando, luego de recordar esa trágica madrugada, en la que él se fue, no logro sobrevivir, ya que no llevaba puesto el cinturón de seguridad, murió de una de las peores maneras (según vos) tan joven, no te cabía en el pecho el dolor. 


**


sábado, 9 de marzo de 2013

-21.


¡Porque mierda tarda tanto un maldito colectivo! Y mil puteadas mas dijiste adentro tuyo, ya hacía diez minutos que estabas esperando el colectivo, y ninguno (que te llevaba al lugar correspondiente) se dignaba a aparecer. 
Sentiste que estacionaron a tu costado, ojeaste un poco, y ya supiste quien era, lo único que te faltaba, solo esperabas que el morocho no venga con ánimos de ponerte de mal humor (más de lo que estabas).

-¿de nuevo el colectivo retrasándose? –pregunto abriendo la ventanilla de aquel auto que sinceramente no sabías que modelo era, de eso no entendías-
-si –dijiste bufando y cruzándote los brazos-
-subite, dale –dijo este haciendo referencia a su auto, lo miraste intimidante y el retomo la palabra- prometo no hablar hasta llegar a tu casa?
-mira que no estoy de buen humor eh –advertiste y lo viste a el a punto de decir algo, pero a la vez retractarse, suspirar y sonreír-
-iba a decir algo que te iba poner peor y me calle, ¿viste? –Dijo gracioso y te contagiaste con la risa-
-que tarado –dijiste sobrándolo-
-dale subí, prometo no colaborar con el mal humor –dijo este y vos asentiste dudosa para dirigirte al lado del copiloto, abrir la puerta y despojarte en el-

El castaño puso en marcha el auto, y emprendió camino a tu casa y la suya.

-¿puedo hacer una pregunta? –dijo este minutos después de arrancar el auto, y te aguantaste las ganas de carcajear, se lo tomo muy a pecho el no molestarte-
-si no es ninguna estupidez si –volviste a tu postura rígida-
-ponele –dijo riendo-  yo iba a pasar quedarme a comer en el mac de acá (dijo haciendo referencia a la zona)-se corrigió- ¿hago un auto-mac o nos quedamos a comer? –termino con la pregunta, y lo miraste y pensaste, el mcdonalds te podía, mucho, y mas sus postres, y hacía días no te dabas ese gusto de pasar por ahí y mandar a la mierda toda la dieta y todo lo estricto que te proponías en mente, por ser hoy, y porque no tenías ganas de pensar, solo de comer, decidiste que si, te darías ese gusto-
-bueno dale, vamos –dijiste y el sonrió-

Pedro puso música (sin cantar, previamente advertido) y vos te dedicaste a avisarle a tus padres que no almorzarías en tu casa, que llegarías más tarde, luego simplemente te dedicaste a mirar por el retrovisor.

***

Ya se encontraban ahí, en el paraíso según vos (si, a veces eras exagerada) en la fila esperando a recibir la orden que habían pedido minutos atrás, hasta que llego su turno y la obtuvieron, para luego dedicarse a buscar un lugar libre y poder sentarse a deleitar  su almuerzo.
Lo encontraron y ahí se sentaron, comenzaron a ingerir lo que habían pedido, vos las papas, el también, mas las hamburguesas (mejor ni comentar la que te pediste vos, era bastante bastante cargadita, más que la de Pedro inclusive –cosa que hizo que él se diera el tupe de cargarte-

-si después de esto subo kilos te voy a echar la culpa a vos –dijiste graciosa terminando de tomar un sorbo de tu coca-cola-
-vos te pediste toda esa comida nena, yo solo invite –dijo sacándote la lengua-
-shu –dijiste para dar el último bocado a tu deliciosa y enorme hamburguesa- ahora quiero postre –dijiste en tono gracioso, pero lo dijiste enserio-
-¿me estas hablando enserio, verdad? –dijo riendo y vos asentiste- después no me culpes de nada.
-ponele –dijiste y te paraste para ir a pedir el McFlurry con oreos que tanto amabas-

***

Ya enfrente a tu casa, Pedro estaciono el auto, y vos abriste la puerta.

-Chau, nos vemos, y aunque suene raro de mi boca, gracias por traerme de nuevo –dijiste un poco sincera-
-Nos vemos Pau, un gusto –sonrió, vos también y el se acerco a darte un beso en la mejilla, para que vos luego bajes rápidamente del auto y  entres a tu casa-


**

viernes, 1 de marzo de 2013

-20.


Las agujas de aquel viejo reloj parecen ir más lento que de por sí, y las ganas que tenes de ir a tu casa se hacen mayor a medida de cada segundo que marca aquel reloj.
Tu humor cada vez se hace peor, y las ganas de mandar todo a la mierda (por aquella pequeña discusión con tu mejor amiga -sumándole que estas en uno de esos días en que "Andrés" te visita-) cada vez se hacen aún más presentes.


*Flash Black*

Lunes de nuevo, despertándote mas temprano que lo habitual, debido a un constante dolor punzante en el bajo vientre (que automáticamente te hizo acordar que tu fecha llego, y los días de Paula zen prácticamente habían acabado) puteaste en mil idiomas, para luego levantarte, ir al baño y luego de hacer lo debido, buscar aquella pastilla que calmaba (parte) de  tu dolor. La encontraste y bajaste en busca de un vaso con agua, una vez ahí, te serviste el agua en el vaso correspondiente ingeriste aquella pastilla para luego volver a tu habitación y comenzar a alistarte (muy a pesar tuyo) para ir al colegio.

**

Ya frente al colegio, una vez más, suspiraste (el dolor seguía, y parecía no tener ganas de cesar), te bajaste de aquel bonito auto de tu padre luego de despedirte de él, y emprendiste camino al curso (sentarte era lo mejor que podías hacer) antes de llegar al curso la viste a tu amiga de espaldas (la reconociste por su bolso) y te acercaste a ella (acto que la misma no pudo percibir ya que se encontraba muy animadamente –aunque parecía irritada- mirando para todos lados, como si buscaba a alguien, supusiste era a vos).
La morocha no parecía percatarse de tu presencia aún estando al lado de ella, y es entonces que pusiste tus manos sobre su hombro, en busca de atención.

-Pau –dijo exaltada-
-Zai –sonreíste- ¿todo bien? –preguntaste animadamente y te fijaste que ella ni se preocupo en escuchar las últimas palabras que se puso de nuevo a buscar ese “algo” que no veía (y ahí caíste en que no, no te estaba buscando a vos)- eu –trataste de llamar su atención, pero nada- ¡Zaira! –Exclamaste un poco enojada por la poca atención que esta te estaba dando-
-¿Qué? –Pregunto mirándote para luego seguir con la mirada en la multitud que iba entrando al colegio-
-¿Qué te pasa? –preguntaste aún enojada, y ahora mas ante su reacción-
-Nada Paula –y si te llamaba por tu nombre completo, algo sucedía, o estaba de mal humor, o la pusieron de mal humor (y ya comenzas a inclinarte por la segunda opción)- Hernán me dijo que llegue temprano  porque quería que hablemos y estoy parada acá hace quince minutos y él no aparece –dice acelerada, irritada, enfadada, levantando un poco el tono de voz, descargándose contigo (y esta no era la forma)-
-Bueno nena, no te la agarres conmigo –dijiste ofuscada, que te este tratando así por culpa de ese imbécil, no lo soportabas-
-¿Solo vos podes tener tus días de loca y tratar para la mierda a todos? –dijo ella y observaste su mirada (decepcionada-dolida), para luego dedicarte a razonar lo que había dicho, y ahí en ese momento te llenaste de bronca, jamás (que recuerdes) la habías tratado así (por culpa de un chico).-
-¿Sabes qué? –fue lo primero que lograste decir, no querías herirla, no querías decir cualquiera en caliente, por eso meditaste (solo un poco) tus palabras y luego seguiste- jamás te trate así por culpa de un pibe que ni me registra –terminaste y sabías que la lastimabas, pero te salió así, ella también te lastimo con sus palabras. Y antes que ella se decidiera a responder la dejaste y te dirigiste finalmente al curso, no querías seguir embarrándola, entraste sin saludar a nadie y automáticamente te sentaste en el último banco, alejada de todo y todos.-

*Fin Flash Back*

12:30… ¡al fin! Exclamaste en tu mente y sin más rodeos comenzaste a juntar tus cosas.
Minutos después te encontrabas dirigiéndote a la salida del colegio,  próximamente a la parada del colectivo.



**