La semana vino y se fue muy rápido, el viernes llegó, y mientras desayunábamos
mamá y papá me dijeron que invitara a Pedro a cenar mañana, no podía decir que
no (aunque quería) así que solo asentí y dije que lo invitaría hoy.
No tuve tiempo de hablar sola con Pedro hasta que fue el receso y lo lleve
a parte. Iba invitarlo y advertirle de lo que me había dicho mi papá, para que
se fuera preparando.
—Pasa algo mi amor? —dijo frunciendo el ceño, preocupado.
—Nada grave sólo quería decirte que mis papás quieren que vayas a cenar
mañana a casa.
—Ahhh —dijo aliviado.
—Y… Una cosita más —dije dándole una sonrisa de pena.
—Qué más? —volvió el ceño fruncido.
—Puede que mi papá no sea tan amable porque lastimaste a su única hija, ya
sabes —dije mirando hacia otro lado tratando de no sonreír, iba ser gracioso
dentro de todo ver a Pedro sudando como loco de los nervios.
—Hmmm —tragó saliva— que tanto me odia?
—Del 0 al 10? Un 9,5 —dije seria, aunque sabía que no era tanto, un 6
máximo. Fue muy gracioso ver lo nervioso que se estaba poniendo.
—Bueno —se aclaró la garganta— me lo merezco —dijo pero en vez de estar nervioso o sudando tenía una mirada de
como si estuviera sufriendo, deje todo el juego y lo abrace.
—Ay mi amor exagere un poco porque creí que sería gracioso verte poner
nervioso pero esa mirada triste no me gusta, disculpame —lo bese— no es para
tanto, te prometo.
—Pero igual como que lo defraude y era lo menos que quería hacer —dijo mirando
lejano de nuevo, lo agarre de la barbilla y gire su rostro hacia el mío.
—Basta Pepe, ya paso sí? Mañana va estar todo bien y seguro que mi papá
después de estar un poco serio contigo para hacer su punto va comenzar a hacer
chistes y todo, no te pongas así, por favor? —hice un puchero y el me besó.
—Te amo —dijo acariciándome la mejilla y trasmitiéndome todo el amor que
decía tenerme con sus ojos.
—Yo también te amo —dije besándolo y luego lo abrace porque sentí que lo
necesitaba.
***
Ese viernes de noche hubo una nueva fiesta para recaudar los fondos para
nuestro viaje de fin de curso, era a la primera que iba después de la última
que ni quiero recordar.
Nos preparamos con Zaira en su casa y luego Pedro y Hernán pasaron a
buscarnos.
Cuando llegamos fuimos a la barra y yo pedí solo una gaseosa mientras que
ellos pedían otras bebidas.
Nos quedamos hablando ahí con algunos compañeros hasta que Pedro me lleva a
la pista de baile.
—Estas muy hermosa ya te dije? —dijo en mi oído, yo sonreí.
—Nop, hasta ahora no me lo dijiste —dije graciosa.
—Bueno, perdóneme señorita, está usted muy hermosa —dijo en un tono gracioso
de caballero.
—Tonto sos muy tonto —dije besándolo— vos también estas hermoso sabías?
—Es que decidí bañarme —dijo y ambos reímos.
—Te amo tarado —dije pegando mi frente con la suya mientras seguíamos moviéndonos
con la música.
—Y yo te amo a vos hermosa —sonrío y luego me besó.
Pasamos una noche linda turnándonos entre bailar y pasarla bien con
nuestros amigos.
***
Al día siguiente, antes de la cena fuimos a nuestro lugar como todos los sábados,
Pedro llevó su guitarra y la mayoría del tiempo me canto mientras yo lo miraba,
sólo en momentos me unía, todo por pedido de él, si era por mí me quedaba así mirándolo
y escuchándolo por siempre.
Nos fuimos antes para que él pudiera ir a ponerse decente (sus palabras, no
mías) y así ir a cenar a mi casa después.
Cuando le abrí la puerta más tarde estaba tenso, yo le sonreí muerta de ternura
y me acerque a besarlo.
—Tranquilo mi amor —susurre antes de volver a besarlo.
—Estoy tranquilo —dijo y sonrío, lo note relajarse más pero sabía que
estaba tenso igual.
Lo lleve adentro y mamá salió para saludarlo, como sabía que con papá ya
tendría suficiente no dijo nada más que “Es lindo tenerte por acá de nuevo
Pedro.” Se lo agradecí con la mirada.
Mientras estábamos en el living esperando a que mi mamá nos avisara para ir
a cenar, bajó mi papá y Pedro inmediatamente se puso de pie.
—Señor Chaves —dijo Pedro ofreciendo su mano, mi papá la tomo, un poquito
fuerte.
—Pedro —dijo en un tono casi cortante.
Agradecí de nuevo a mamá mentalmente ya que justo antes de que alguno
pudiera volver a hablar nos llamó para cenar.
La mayor parte de la cena fue tranquila gracias a mi mamá que se encargaba
de decir o hacer preguntas tranquilas para llenar los silencios, espere a que
mi papá abriera la boca y dijera algo raro o preguntara algo pero no dijo una
sola palabra en toda la cena.
Más tarde cuando habíamos terminado de ayudar a mi mamá con los platos mi
papá pidió a Pedro hablar a solas, casi dije que no por él pero ya me había
ganado de ante mano y lo siguió al living no sin antes dejar un beso
tranquilizador en mi frente.
—No te preocupes mi amor, confía en tu papá —dijo mi mamá mientras la
ayudaba a secar los platos.
—No me preocupa lo que le diga sino que eso torture a Pedro, yo ya lo
perdone no quiero se vuelva a sentir mal —dije suspirando.
—No va pasar nada Pau tu papá solo quiere protegerte, va estar todo bien —dijo
acariciándome la espalda.
—Eso espero —dije, suspire y puse mi cabeza en su hombro.
***
Después de un buen rato de esperar en la cocina vi a mi papá acercándose.
—Anda, te está esperando —dijo abrazándome y dándome un beso en la frente.
Fui hasta el living pero Pedro no estaba ahí, así es que me fije afuera en
el patio y ahí estaba parado con las manos en los bolsillos delanteros mirando
hacia el cielo.
Me puse detrás de él y lo abrace desde atrás dejando un beso en su cuello.
—¿Todo bien amor? —pregunté, él asintió y giro hacia mí.
—Sí mi amor, todo bien —dijo y me agarro de la cintura mientras mis manos
se enredaban en su cuello automáticamente.
—Seguro? —necesité preguntar de nuevo.
—Sí, tu papá te ama sabes —dijo acariciándome la mejilla, yo asentí.
—Lo sé, que te dijo? —sí, soy curiosa.
—Muchas cosas, la más importante de todas es que me advirtió que si quería
hijos algún día no tenía que volver a lastimarte —dijo gracioso. Ambos reímos y
no insistí más porque sabía que no diría nada.
—Y vos que le dijiste? —pregunté siguiendo el juego.
—Le dije que no lo haría porque quería que algún día mis hijos lo llamen
abuelo —dijo serio y yo sabía que no se lo dijo a él, pero me lo estaba
diciendo a mí, sonreí como tonta y lo bese.
—Estoy segura de que lo van a hacer —susurre y esta vez me beso él.
—Te amo y nunca me voy a cansar de decirlo —dijo entre besos.
—Yo también te amo —respondí y nos quedamos así besándonos un rato más.
Cuando volvimos adentro mis papás ya se habían subido, nos quedamos con
Pedro viendo una película abrazados en el sofá, hasta que dijo que ya era hora
de irse, nos despedimos y se fue.
Subí a la habitación de mis papás porque sabía que seguirían despiertos y
me tumbe en el medio para abrazarlos, ambos rieron pero me devolvieron el
abrazo y luego me fui a dormir con una sonrisa enorme en el rostro.
**
Aguante el Gordo Puter, ahre.