lunes, 3 de noviembre de 2014

-54.

La semana vino y se fue muy rápido, el viernes llegó, y mientras desayunábamos mamá y papá me dijeron que invitara a Pedro a cenar mañana, no podía decir que no (aunque quería) así que solo asentí y dije que lo invitaría hoy.

No tuve tiempo de hablar sola con Pedro hasta que fue el receso y lo lleve a parte. Iba invitarlo y advertirle de lo que me había dicho mi papá, para que se fuera preparando.

—Pasa algo mi amor? —dijo frunciendo el ceño, preocupado.

—Nada grave sólo quería decirte que mis papás quieren que vayas a cenar mañana a casa.

—Ahhh —dijo aliviado.

—Y… Una cosita más —dije dándole una sonrisa de pena.

—Qué más? —volvió el ceño fruncido.

—Puede que mi papá no sea tan amable porque lastimaste a su única hija, ya sabes —dije mirando hacia otro lado tratando de no sonreír, iba ser gracioso dentro de todo ver a Pedro sudando como loco de los nervios.

—Hmmm —tragó saliva— que tanto me odia?

—Del 0 al 10? Un 9,5 —dije seria, aunque sabía que no era tanto, un 6 máximo. Fue muy gracioso ver lo nervioso que se estaba poniendo.

—Bueno —se aclaró la garganta— me lo merezco —dijo pero en vez de estar nervioso o sudando tenía una mirada de como si estuviera sufriendo, deje todo el juego y lo abrace.

—Ay mi amor exagere un poco porque creí que sería gracioso verte poner nervioso pero esa mirada triste no me gusta, disculpame —lo bese— no es para tanto, te prometo.

—Pero igual como que lo defraude y era lo menos que quería hacer —dijo mirando lejano de nuevo, lo agarre de la barbilla y gire su rostro hacia el mío.

—Basta Pepe, ya paso sí? Mañana va estar todo bien y seguro que mi papá después de estar un poco serio contigo para hacer su punto va comenzar a hacer chistes y todo, no te pongas así, por favor? —hice un puchero y el me besó.

—Te amo —dijo acariciándome la mejilla y trasmitiéndome todo el amor que decía tenerme con sus ojos.

—Yo también te amo —dije besándolo y luego lo abrace porque sentí que lo necesitaba.

***

Ese viernes de noche hubo una nueva fiesta para recaudar los fondos para nuestro viaje de fin de curso, era a la primera que iba después de la última que ni quiero recordar.

Nos preparamos con Zaira en su casa y luego Pedro y Hernán pasaron a buscarnos.

Cuando llegamos fuimos a la barra y yo pedí solo una gaseosa mientras que ellos pedían otras bebidas.

Nos quedamos hablando ahí con algunos compañeros hasta que Pedro me lleva a la pista de baile.

—Estas muy hermosa ya te dije? —dijo en mi oído, yo sonreí.

—Nop, hasta ahora no me lo dijiste —dije graciosa.

—Bueno, perdóneme señorita, está usted muy hermosa —dijo en un tono gracioso de caballero.

—Tonto sos muy tonto —dije besándolo— vos también estas hermoso sabías?

—Es que decidí bañarme —dijo y ambos reímos.

—Te amo tarado —dije pegando mi frente con la suya mientras seguíamos moviéndonos con la música.

—Y yo te amo a vos hermosa —sonrío y luego me besó.

Pasamos una noche linda turnándonos entre bailar y pasarla bien con nuestros amigos.

***

Al día siguiente, antes de la cena fuimos a nuestro lugar como todos los sábados, Pedro llevó su guitarra y la mayoría del tiempo me canto mientras yo lo miraba, sólo en momentos me unía, todo por pedido de él, si era por mí me quedaba así mirándolo y escuchándolo por siempre.

Nos fuimos antes para que él pudiera ir a ponerse decente (sus palabras, no mías) y así ir a cenar a mi casa después.

Cuando le abrí la puerta más tarde estaba tenso, yo le sonreí muerta de ternura y me acerque a besarlo.

—Tranquilo mi amor —susurre antes de volver a besarlo.

—Estoy tranquilo —dijo y sonrío, lo note relajarse más pero sabía que estaba tenso igual.

Lo lleve adentro y mamá salió para saludarlo, como sabía que con papá ya tendría suficiente no dijo nada más que “Es lindo tenerte por acá de nuevo Pedro.” Se lo agradecí con la mirada.

Mientras estábamos en el living esperando a que mi mamá nos avisara para ir a cenar, bajó mi papá y Pedro inmediatamente se puso de pie.

—Señor Chaves —dijo Pedro ofreciendo su mano, mi papá la tomo, un poquito fuerte.

—Pedro —dijo en un tono casi cortante.

Agradecí de nuevo a mamá mentalmente ya que justo antes de que alguno pudiera volver a hablar nos llamó para cenar.

La mayor parte de la cena fue tranquila gracias a mi mamá que se encargaba de decir o hacer preguntas tranquilas para llenar los silencios, espere a que mi papá abriera la boca y dijera algo raro o preguntara algo pero no dijo una sola palabra en toda la cena.

Más tarde cuando habíamos terminado de ayudar a mi mamá con los platos mi papá pidió a Pedro hablar a solas, casi dije que no por él pero ya me había ganado de ante mano y lo siguió al living no sin antes dejar un beso tranquilizador en mi frente.

—No te preocupes mi amor, confía en tu papá —dijo mi mamá mientras la ayudaba a secar los platos.

—No me preocupa lo que le diga sino que eso torture a Pedro, yo ya lo perdone no quiero se vuelva a sentir mal —dije suspirando.

—No va pasar nada Pau tu papá solo quiere protegerte, va estar todo bien —dijo acariciándome la espalda.

—Eso espero —dije, suspire y puse mi cabeza en su hombro.


***

Después de un buen rato de esperar en la cocina vi a mi papá acercándose.

—Anda, te está esperando —dijo abrazándome y dándome un beso en la frente.

Fui hasta el living pero Pedro no estaba ahí, así es que me fije afuera en el patio y ahí estaba parado con las manos en los bolsillos delanteros mirando hacia el cielo.

Me puse detrás de él y lo abrace desde atrás dejando un beso en su cuello.

—¿Todo bien amor? —pregunté, él asintió y giro hacia mí.

—Sí mi amor, todo bien —dijo y me agarro de la cintura mientras mis manos se enredaban en su cuello automáticamente.

—Seguro? —necesité preguntar de nuevo.

—Sí, tu papá te ama sabes —dijo acariciándome la mejilla, yo asentí.

—Lo sé, que te dijo? —sí, soy curiosa.

—Muchas cosas, la más importante de todas es que me advirtió que si quería hijos algún día no tenía que volver a lastimarte —dijo gracioso. Ambos reímos y no insistí más porque sabía que no diría nada.

—Y vos que le dijiste? —pregunté siguiendo el juego.

—Le dije que no lo haría porque quería que algún día mis hijos lo llamen abuelo —dijo serio y yo sabía que no se lo dijo a él, pero me lo estaba diciendo a mí, sonreí como tonta y lo bese.

—Estoy segura de que lo van a hacer —susurre y esta vez me beso él.

—Te amo y nunca me voy a cansar de decirlo —dijo entre besos.

—Yo también te amo —respondí y nos quedamos así besándonos un rato más.

Cuando volvimos adentro mis papás ya se habían subido, nos quedamos con Pedro viendo una película abrazados en el sofá, hasta que dijo que ya era hora de irse, nos despedimos y se fue.

Subí a la habitación de mis papás porque sabía que seguirían despiertos y me tumbe en el medio para abrazarlos, ambos rieron pero me devolvieron el abrazo y luego me fui a dormir con una sonrisa enorme en el rostro.

**

Aguante el Gordo Puter, ahre.

-53.

A la salida del colegio fuimos los cuatro a almorzar juntos, por los viejos tiempos, palabras de Zaira, tan exagerada.

Después fuimos directo a mi casa con Pedro para ensayar, cuando llegamos la casa ya estaba vacía (para suerte de Pedro).

Nos pusimos a ensayar y no podía ser más feliz, ya que los anteriores ensayos eran incómodos porque estaba pendiente de todo y no podía concentrarme en sentir la música. Sin embargo esta vez era diferente, podía sentir la música y a Pedro cantando conmigo.

Cuando terminamos de cantar nos quedamos mirando fijo por un rato.

—Sos hermosa, ya te dije? —dijo Pedro sacándose la guitarra y acercándose a mí.

—Mm creo que hoy no —dije graciosa mientras se sentaba a mi lado.

—Bueno —dijo girando mi barbilla para quedar frente a él— Sos hermosa —repitió y me besó.

Le devolví el beso tierno y lento mientras enredaba los brazos en su cuello y él me colocaba encima suyo agarrándome de la cintura.

—Te amo —le dije suspirando mientras nos mirábamos con nuestras frentes pegadas.

—Yo también te amo mi amor —me beso de nuevo y suspiro— te extrañe tanto.

—Yo no, para nada —dije graciosa y ambos reímos, pero luego lo bese y dije—: también te extrañe mucho, tanto se me notaba que mi abuela me dio consejos antes de venir. —él sonrío.

—Ella es la que te dio ese consejo tan lindo de permanecer a mi lado igual? —asentí. — Bueno, tenés que presentármela porque tengo que agradecerle mi vida.

—Soy tu vida? —pregunté sonriendo, embobada, no podía evitarlo.

—Sos mi vida —afirmó y me beso.

—Vos la mía —dije y lo abracé.

Nos quedamos así por un tiempo sólo abrazándonos, mientras yo escuchaba sus latidos y él acariciaba mi cabello o mi espalda, hasta que tuvo que irse porque ambos teníamos que prepararnos para ir al gimnasio más tarde.

***
Cuando llegamos al gimnasio con Zaira vimos a Pedro y Hernán hablando en la puerta, nos acercamos y los saludamos (aunque nos hayamos visto hace un rato) y luego fuimos adentro para comenzar con nuestra rutina.

Lastimosamente Verónica y Samanta ya estaban ahí y nos vieron entrar, la primera lo no pudo aguantarse y se acercó a mí.

—Así que volvieron —dijo, su tono amargo como todo de ella— suerte con eso —escupió su veneno, sutil.

—Sí, y espero que superes a mi novio, porque si no te va ir muy mal —dije, y no era una amenaza, pero era cierto no iba a volver a permitir que se meta con nosotros. — Y antes que digas más nada no es una amenaza, solo advierto y ahora chau no pienso seguir con esto.

Dicho todo fuimos hacia nuestro lugar con Zaira chocando los cinco.

***

—No te cansas de mirarme verdad —dije graciosa cuando sentí la presencia de alguien mientras estaba en el bebedero.

Ya sabía que era Pedro pero me gire igual para comprobarlo y él estaba ahí recostado por la puerta con los brazos cruzados mirándome con una sonrisa casi secreta.

—Nunca —respondió el acercándose y agarrándome la cintura— menos cuando estas así.

—Así toda sudorosa y sucia? —respondí envolviendo mis brazos en su cuello.

—Mmm algo así —dijo sonriendo y besándome— cuando te inclinas para servirte el agua es mi parte favorita igual —dijo gracioso y golpee su hombro.

—Callate pervertido —dije besándolo, luego me separe— bueno basta que tenemos que irnos.

—Te suelto sólo si dejas que te lleve —dijo agarrándome más fuerte.

—No quiero que me lleves —dije simplemente para jugar un rato.

—Entonces no te suelto nada —dijo y yo arqueé un ceja, él también.

—Bueno tal vez no quiero que me sueltes —arqueé mi ceja de nuevo, el sonrío de nuevo.

—Histérica —dijo inclinándose para besarme, gire mi cara y besó mi mejilla.

—Perdón? Me dijiste histérica? —pregunté acercándome a él, casi besándolo, pero luego alejándome de nuevo.

—Sí —dijo sonriendo.

—Creo que me voy caminando, no creo que quieras a una histérica en tu auto. —dije tratando de soltarme.

—Si la histérica es una rubia toda sucia y sudada de la que estoy muy enamorado entonces sí, la quiero —dijo sonriendo aún más, si era eso posible.

—Muy enamorado estas? —pregunté, si seguía así ya no iba a poder seguir el juego.

—Muy enamorado, y no quiero que camine hasta su casa a estas horas de la noche, porque si le llegara a pasarle algo yo me moriría —dijo y puso esa cara que estoy pensando seriamente que ya sabe que me puede.

—Ganaste —dije y solté un suspiro, indignada con mi falta de fuerza de voluntad cuando se trata de él.

—Desde que sos mía gané —dijo él y me derretí, una vez más.

—Sos un tierno tonto y te amo —dije besándolo una vez más— ahora vamos.

El río, me dijo te amo también y fuimos hacia afuera para encontrarnos con Zaira y Hernán que ya se iban.

Al llegar a casa nos despedimos con un beso y un largo abrazo (parecía que no podíamos dejar de abrazarnos nunca) antes de que se fuera.


-52.

Ayer después de quedarnos por un rato más en lo que ahora volvió a ser nuestro lugar (aunque siendo sincera nunca dejó de serlo) Pedro me trajo a casa, ya que Zaira venía a cenar. 
No lo invité a quedarse porque tenía que darles explicaciones a mis papás primero, ya que nunca les conté realmente nada, aunque obviamente saben que algo pasó.
Antes de irse nos despedimos con un beso y un abrazo que duro mucho aunque no tanto como queríamos.
Cuando entré todavía no había llegado mi amiga así que aproveche el momento para explicarles toda a mis papás, obviamente sin muchos detalles.
Cuando termine mamá me abrazo y dijo que estaba contenta de que lo hayamos solucionado.
Y papá me dijo que no quiere que me lastimen otra vez y se lo haría saber a Pedro. Yo hice una broma para calmar el ambiente, algo de que estaba bien pero quería tener novio todavía. Ambos rieron pero sabía que mi papá seguía con la idea en la mente igual. Tenía que preparar a Pedro.

***

Cuando Zaira llego la lleve a mi habitación mientras mi mamá terminaba la comida y la puse al tanto de todo.

—Ay Pochi estoy tan feliz de que lo hayan solucionado. —dijo Zai mientras me abrazaba. Yo no podía dejar de sonreír.

—Gracias amiga yo también, creo que mañana llamo a mi abuela para agradecerle de nuevo, eso que me dijo me ayudo a jugármela.

—Toda una genia tu abuela, prestámela —dijo y ambas reímos.

—Creo que no hubiese podido si no fuera por su consejo, es la mejor.

—Tal cual. Pedro estuvo bien también en avanzar ya, me estaba preguntando hasta cuando sería un boludo. —Zaira, siempre tan directa. Reí.

—Ay cachorra sos única. Pero estuvo bien igual en darme ese espacio, significa que me conoce bien.

—Raros los dos, tal para cual. —dijo y dio un suspiro exagerado.

—Sí bueno, Hernán y vos no son la normalidad andando tampoco. —me burlé.

—Ni hablemos de nosotros mejor —dijo haciendo una mueca y luego riéndo.

¡Bajen chicas! —escuchamos a mi mamá gritar y fuimos a cenar.

***

El lunes mientras salíamos con Zai del auto, vi a Pedro junto con Hernán cerca de la entrada hablando y pensé en que ya no tenía que fingir más que estaba bien con verlo, porque era cierto.

—Al fin todo va a volver a ser cómodo y nada forzado —dijo mi amiga, casi leyendo mis pensamientos.

Mientras nos acercábamos Pedro se giró y encontró mi mirada, ambos sonreímos instantáneamente.

A penas estuve lo suficientemente cerca de él me agarro de la cintura y me dio un fuerte beso, el cual seguí sin ningún tipo de problema, aunque un poco sorprendida por tanto entusiasmo.

—Perdón —dijo dándome otro beso, esta vez corto. — Es que me moría de ganas de hacer eso —y sonrío tan lindo sólo como él podía.

—Hola también a vos —dije graciosa, el río.

—Hola mi amor —si podía sonreír más lo haría. Me volvió a besar. Yo reí.

—Basta de escenas públicas ustedes dos dijo Zaira después de saludar a Hernán quien estaba sonriendo.

—Callate si hace cinco minutos estabas así también —me queje.

—Si bueno puede que tengas razón —dijo y todos reímos.

Se escuchó el timbre y fuimos adentro, Pedro nunca me soltó la cintura y yo tampoco a él.

***

Mientras estábamos en clase Pedro no dejaba de jugar con mi cabello, tanto que me desconcentraba bastante.

—Pedro me desconcentras —se lo hice saber entre dientes, el río. — No es gracioso —me queje.

—Perdón mi amor —susurro en mi oído, sentí escalofríos— ahora que puedo volver a tocarte no puedo controlarme.

—Bueno aprende neandertal que si no nos anotan —dije graciosa y ambos reímos, me gire para darle un corto beso y dije—: ya en serio controlate.
—Bueno gruñona —dijo dándome un último beso, haciéndome caso.