miércoles, 1 de mayo de 2013

-35.


Domingo, diez de la mañana, ayer luego de que Pedro se haya ido, pasaste tu tiempo leyendo un libro y hablando con Zaira por teléfono, contándole todo lo que ocurrió después de que ella se fuera, riendo ante su respuesta, hasta que llegaron tus papas con la cena, cenaste con ellos y luego te pusiste a ver una película hasta quedarte dormida.
Ahora te encontrabas despertándote, abriste la ventana y la mañana estaba gris, no llovía pero estabas segura que pronto caerían algunas gotas.
Ver eso no hizo más que darte ganas de dormir de nuevo, y así lo hiciste.
Hasta que a lo lejos escuchaste tu teléfono sonar, era un mensaje, de Zaira.
«No se vos pero yo con este tiempo tengo ganas de ver una peli... Con mi amiga, mi casi novio y su amigo» reíste al leerlo, y respondiste. «Casi?» De inmediato recibiste la respuesta. «Aceptas o aceptas Paula Chaves» reíste porque tal y como lo esperabas ella habia evadido tu pregunta. «Nadie dijo que no aceptaría Zaira Nara» respondiste «Genial, dejame que organizo todo y te aviso» te respondió, dejaste tu celular en la mesa de luz y fuiste al baño para despertarte mejor con un poco de agua.
«A las 16 en la casa de tu chico, nos vemos ahí.» recibiste el mensaje de tu amiga mientras terminabas de  almorzar con tus papas. «Ok, y no es mi chico» respondiste, dejaste el celular en la mesa y aprovechaste que estaban tus papas ahí para decirles que querías salir.
-Ma, pa, algunos compañeros se iban a reunir hoy para ver una peli y tenia pensado ir -mentiste un poco, pero no era momento de dar explicaciones, pensaste, y aunque quisieras que no, por tu tono se noto que era mas una pregunta que una afirmacion, no te gustaba pedir permiso ante cada cosa, pero sin embargo lo hacias, tu papa asintio sonriendote, y tu mama tambien-
-En donde? -pregunto tu mama, nunca se conformaba con tus explicaciones-
-Solo en la casa de un compañero -y respecto a esto no estabas mintiendo, solo ocultando algunas cosas, pensaste-
-Necesitas plata? -pregunto tu papa y vos asentiste-
-Solo un poquito -dijiste graciosa y los tres rieron-
Terminaron con el almuerzo, y subiste a tu habitación para recostarte un rato para luego ir a la casa de Pedro.
Tu celular sono y sobresalta lo tomaste era uno de esos mensajes de servicio, te quejaste, pero agradeciste luego que te hubiera despertado ya que miraste la hora en tu reloj y marcaban las tres y treinta.
Rapido te vestiste acorde con el clima sin exagerar mucho y bajaste con un paragua en mano ya que no sabias como iba seguir el tiempo, aun no llovia, pero la llevarias igual para prevenir.
Te despediste de tus padres y comenzaste a caminar hacia la casa de Pedro, ya la habias visto por muchas veces, y hasta entraste en ella (ya que se habia hecho una de las reuniones de curso ahí) pero nunca sola, de esa manera, para calmarte pensaste que no estarias del todo sola, y eso te hizo seguir respirando con tranquilidad, a una casa de llegar sono tu celular, revisaste el mensaje, era de tu mejor amiga: «Poch, hay un pequeñisimo cambio de planes, antes de ir, Hernan pasa por mi para ir a comprar un poco de helado y chocolates, divertite mientras, besitos.» La ibas a matar, podias sentir su risita divertida, sin siquiera ver ni oir, y ya no podias pegar la vuelta y regresar a tu casa puesto que el estaba observandote desde el marco de la puerta de su casa. Esta bien, tomalo todo con tranquilidad, pensaste, pero cuando el te sonrió de esa manera tan... ¿sexy? sentiste que tus piernas temblaban, sacudiste la cabeza de lado a lado para calmarte y aparentar normalidad, y le devolviste la sonrisa, caminando hacia el.
Cuando llegaste hasta donde estaba el, te detuviste centimetros mas atras, y este rió.
-Veni -te tomo la mano acercandote, apropiandose de tu cintura como si nada, y aunque deberia en cierta forma molestarte, te encantaba- no muerdo -siguió y se acerco a tu oído- a menos que quieras -susurro en el, jadeaste por la forma en que te dijo, tratando de que no notara, pero al mirarte con esa sonrisita burlona, creiste que si lo hizo-
-Pedro -te quejaste, y no entendias como habia tanta confianza entre ustedes si apenas practicamente ayer se habian besado por primera vez-
-Hola -dijo y te sonrió-
-Hola -respondiste, y notaste que aun tenía una mano puesta en tu cadera, mientras con la otra entrelazaba su mano con la tuya-
El paso de sus manos en tu cadera a tu espalda, atrayendote mas a el, mientras que llevo tu mano que estaba entelazada con la suya hasta su cuello, y luego hizo lo mismo con la otra, no pusiste resistencia, realmente querías hacer eso.
El inclino su cabeza y se acerco a vos aun más, pero no lo suficiente para que sus labios siquiera se rocen.
-Puedo? -pregunto con un tono bastante sensual que te estremicio mirando tus labios, y ahora encontrabas el porque tantas chicas lo perseguian, el ya habia utilizado ese tono con ellas, supusiste, ya no querias decir que no, asentiste tímida con la cabeza mordiendo tus labios, el sonrio, finalmente rompio con la distancia y sus labios se estaban uniendo, besaba increiblemente bien y creías que nunca ibas a cambiar de opinion, antes de separarte pensaste que si el podia hacer ese tono sexy y dejarte tonta, vos tambien, pero probablemente debias pensar mejor en ello.
-Me vas a hacer pasar o vas a seguir quedandote ahí parado mirandome como un tonto? -trataste de hacer que tu tono se oiga lo mas burlon posible,  el se mordió el labio y sonrió-
-Si incluye hacer lo mismo que acá, si, te dejo pasar –dijo el sonriendo e hizo que sonrías también, sintiendo el ardor de tus mejillas, no pudiendo evitar sonrojarte (porque no lo veías, pero suponías que estabas peor que un tomate)-
-Probablemente –trataste de sonar tan segura como él, y creíste que estabas haciendo un bueno trabajo cuando el abrió la puerta invitándote a pasar-
Cuando entraste sentiste ese cálido aroma de casa de familia, inhalaste hondo, tu casa no tenía ese olor tan peculiar, y entendías porque. Trataste de sacar esos pensamientos tristes sacudiendo tu cabeza y seguiste curioseando el lugar, en el living se encontraba un enorme sofá largo, y a los costados dos más chicos, y uno peculiar en la esquina. De repente sentiste dos manos posándose en tu cintura, luego entrelazándose en tu panza, diste un brinco de susto, pero esas manos no te soltaron  igual.

-Tranquila –dijo el sonriendo, poniendo su cabeza en tu hombro-
-Pedro -te quejaste e intentaste salir de sus brazos, pero él  te agarro más fuerte, aprovechando y llevándote más cerca de él, y querías golpearlo porque se sentía bien estar en sus brazos-
-No te escapes –susurro él, e hizo de nuevo que tu cuerpo temblara, aclaraste tu voz, intentado formular una respuesta-
-Esto es raro –dijiste, y luego quisiste pegarte por esa respuesta tan tonta-
-Pero me gusta –dijo él y sentiste su risa- a vos no? –mierda, pensaste, te puso en un lugar incómodo, porque querías responder si, pero la cobardía era más fuerte-
-Emm –balbuceaste-
-Si queres que te suelte solo decime –dijo él, pero definitivamente no querías, moviste tu cabeza de lado a lado simulando un no de respuesta, preguntándote que tan mal era lo que estabas haciendo (si había algo malo)-

Y para suerte tuya (o no) el timbre sonó, el dejo un beso en tu mejilla y fue a abrir, pudiste sentir tu pulso yendo a lo normal nuevamente.
Minutos después escuchaste a tu amiga, respiraste una vez más y fuiste junto a ellos a saludarlos.

***

Vos con un pote de helado, Zaira con otro, vos en el sofá más grande, con Pedro al lado, Zaira y Hernán en la alfombra (a pedido de Zaira), apenas comenzaba la película que acababan de elegir, Pedro estaba tan cerca que podías sentir su cuerpo, trataste de relajarte y solo ver la película.
Y la que eligieron sin duda no era la más feliz, habían elegido La decisión más difícil y a menos de la mitad de la película vos ya te encontrabas tratando de ocultar tus lágrimas, sentiste unos brazos en tu hombro, rodeándote, miraste a Pedro y el también.
-Puedo? –pregunto, y pensaste que lo decía por mantener su brazo rodeándote, vos asentiste, y sin dudar te colocaste en su hombro, y seguiste mirando  la película, preguntándote porque tardo tanto en hacer todo lo que hizo y disfrutando de que lo haya hecho-

**

-34.


Despediste a tu amiga, y fuiste a la cocina por un vaso de agua y algo de comida, encontraste una nota de tu mama que decía que fue a visitar a su amiga con tu papá, que no quiso interrumpirlas a vos y a Zaira, que en el microondas había comida y que no volvían hasta la noche.
Calentaste la comida que estaba en el microondas tal y como tu mama lo escribió, y mientras te servías el vaso de agua tu celular sonó, miraste el número: Pedro, aun no estabas preparada para hablar con él, y sería mucho mejor no confundirle ni confundirte hasta que no aclares por completo tu mente.
Ignoraste sus siguientes dos llamadas mientras terminabas tu comida, y el celular sonó de nuevo, esta vez indicando un mensaje: «Prometiste que me ibas a atender» remitente: Pedro. Suspiraste, tu cabeza estaba a punto de explotar.
Lavaste los cubiertos que utilizaste para tu especie de almuerzo-merienda, y subiste a tu habitación para darte una buena ducha, eso casi siempre lograba aclarar tu mente.
Luego de unos largos minutos en la ducha (sin ideas claras aun) saliste del baño y te pusiste tu short de night, tu remera con un bob esponja estampado en el medio y tus pantuflas, no hacía frío, pero igual te encantaba usarlas.
Justo cuando terminaste de perfumarte y estabas lista para desplomarte en tu cama,  el timbre sonó, te resulto extraño, pero sin embargo bajaste para ver quién era, ya que eras la única en la casa.
En el camino te hiciste un rodete rápido, ya que tu cabello estaba un poco hinchado a pesar de que lo hayas peinado.
Como te es de costumbre abriste la puerta sin antes mirar quien era, y esta vez te odiaste por eso, ya que te encontraste con sus cálidos ojos cafés que te miraban con cierta tristeza.
Intentaste cerrar la puerta (los miedos nuevamente te estaban dando una mala pasada), pero él no lo permitió, puso un pie entre la puerta antes de que la cerraras por completo, la abrió y entro a tu casa, para luego cerrar la puerta, dejándote acorralada entre ella, con las palmas de sus manos apoyadas a cada lado de tu cabeza.
Se acercó a vos y sin permiso alguno posicionó sus labios con los tuyos, un choque de electricidad nuevamente subiendo y bajando por todo tu cuerpo, él había deslizado sus manos en tu nuca para sostenerte mejor, y en cierta forma se lo agradecías, porque no sabías cuanto más aguantarías sin que tus rodillas se derritieran.
Y te odiaste por no haber podido resistirte, tus manos estaban en su pecho subiendo hasta su cuello, pasando a su espalda, enredando tus brazos en él, trayéndolo más hacia vos. Para disfrutar del todo, del beso. Más tarde sus respiraciones ya estaban entrecortadas, era hora de separarse.
-Pedro -te quejaste apretando tus labios para no reír, pero el sí lo hizo-
-Qué? -pregunto gracioso y vos seguías forzando a tus labios no curvarse-
-No podes entrar en mi casa, así como así, y besarme -trataste de sonar molesta-
-No pusiste resistencia a eso -te retruco e hizo que tus mejillas ardieran, el rió- prometiste que me atenderías -su tono de voz se puso serio y vos suspiraste-
-Yo -intentaste formular algo creíble, pero nada se te ocurría- llamaste muy pronto -dijiste dudosa-
-Tan malo soy? -preguntó mirándote fijamente a los ojos, si el supiera que es el doble de bueno para vos, pero lo malo sos vos, el miedo de que todo se arruine-
-No -te apresuraste a contestar- solo soy yo -seguiste-
-Vos? -pregunto, no te estaba entendiendo y vos menos-
-Si... -suspiraste- ay, no se -seguiste, te odiabas por tu respuesta tan... Inmadura-
-Estoy tratando de entenderte, ayudame -suplico el, ahora sus manos habían pasado de nuevo a los costados de tu cabeza, su rostro estaba muy cerca al tuyo, y eso era parte de tu nerviosismo, pero temer a que ahora sedas y luego te arrepientas, ocupaba la mayor parte-
-Ni yo misma me entiendo -suspiraste- simplemente no creo que funcione -seguiste-
-Estoy dispuesto a cambiar tu parecer -dijo el, y tus miedos crecieron más, por la razón de siempre, sumándose a ella que el termine ganando- solo dame una oportunidad -pidió y vos negaste con la cabeza-
-No puedo -oprimiste tus labios para no demostrar ninguna emoción- no quiero sufrir -revelaste uno de tus miedos, no del todo-
-No voy a hacer nada para que eso pase -lo notaste sincero- espere tanto para esto que te juro que no lo voy a arruinar -siguió y sentías como tu corazón cedía cada vez más, derritiéndote cada vez más por él, ante los segundos que pasaban-
-También podría arruinarlo yo -dijiste tratando de buscar lo malo nuevamente, sin poder darte cuenta  que tenías en frente al único chico que siempre quisiste suplicándote una oportunidad-
-No va pasar -dijo el firme- lo prometo -siguió y suspiraste, hondo y pausado, no sabías si te arrepentirías luego de esto o no, pero que más daba, pensaste, ya estaba todo dicho-
Miraste hacia el piso, tratando de convencerte de que estabas eligiendo bien, luego volviste a sus ojos, tu mirada bajo a su boca, y ya no querías dejar de besarla nunca.
Decidida te abalanzaste hacia el enredando tus brazos en su cuello, sorprendiéndolo, y lo besaste tan desesperadamente que te sorprendió, el luego de caer en la realidad rió en tu boca, para luego agarrarte de la cintura, y besarte aún más.
Cuando se separaron, te mordiste el labio, limpiaste tu boca, y el hizo lo mismo dándote una mirada con una sonrisa entre traviesa y feliz.
-Así que así es tu manera de decir si -dijo el en un tono gracioso, vos luchaste contra no reír, pero una risa pequeña se te escapo subiendo y bajando la cabeza en afirmación, el rió y te volvió a besar-
-Tenes que irte -anunciaste separándolo, pero él te volvió a besar- Pedro -te quejaste riendo- mis papas van a venir en cualquier momento -seguiste y el al fin se separó-
-Es que si solo hubiera sabido que se sentía tan bien, me hubiese tragado el miedo hace años -dijo y tus mejillas se tornaron rojizas-
-Bueno, estamos acá ahora, y si no te vas y mis papas te ven, no va ser lindo -dijiste riendo porque el reía-
-Tenés razón, solo prometeme que mañana va ser así también, y pasado, y así -dijo el susurrando de nuevo-
-Está bien, es una promesa y esta vez la voy a cumplir -dijiste lo más segura que te hayas escuchado antes, el asintió conforme y te beso de nuevo-
-Nos vemos mañana -te dijo y asentiste-
-Hasta mañana -se besaron por última vez y al fin él te dejo salir de entre él y la puerta, para abrirla y dirigirse a su auto-
Te saludo con la mano antes de partir, y vos cerraste la puerta, suspiraste varias veces, esto era una locura, una completa y hermosa locura.

**

-33.


Prometeme algo -susurro el mientras tomaba con una mano tu mejilla y con la otra te acariciaba el cabello, su frente pegada con la tuya, ambos en el auto que yacía enfrente a tu casa mientras amanecía-
-Mjm? -emitiste el sonido de pregunta mientras disfrutabas de su caricia-
-Cuando te llame más tarde atendeme, si? -pregunto aun susurrando, vos solo a sentiste, pero no estabas segura de eso-

El sonrío levemente, te acerco más a él, y unió de nuevo sus labios con los tuyos,  ninguno tenía ganas de separarse, y este se tomó el atrevimiento de abrir paso a sus lenguas para que formen parte también del beso, y estabas segura que nadie besaba mejor que él. Se separaron ya cuando sus pulmones lo requerían, ambos agitados, él sonreía, vos también, y esta vez te acercaste vos para besarlo, y cuando estabas a punto de moverte de tu asiento para pasar al de él, te separaste, y te reincorporaste al tuyo.

-Me tengo que ir -dijiste y el asintió
-Te acompaño hasta la puerta -dijo y esta vez asentiste vos-

Ambos bajaron y cuando llegaron hasta la puerta, antes de abrir lo miraste, y él te miro sonriendo, se acercó más a vos y te tomo de la cintura, vos rodeaste tus brazos en su cuello, y volvieron a besarse, dejándose sin aliento el uno al otro.

-Nos vemos Pau, gracias por esta hermosa noche -dijo el para luego dejar un corto beso por última vez e irse, mientras vos también se lo agradecías en tus pensamientos-

Abriste la puerta de tu casa, y cuando entraste en ella, viste que te miraba desde el auto, te sonrío y creíste que no había sonrisa más linda que la de él y que no había noche más hermosa que la que viviste hoy.
Cerraste la puerta y suspiraste, él te volvía loca.

***

Sonidos de una puerta golpeándose una y otra vez te sacaron de tu hermoso sueño, vos y el besándose y solo era eso, un sueño, pensaste, suspiraste abatida, esta vez se sentía tan real y te preguntabas hasta cuando seguiría esta pesadilla.
Con la mínima predisposición posible te levantaste a abrir la puerta de tu habitación, te pusiste tus pantuflas y fuiste hasta la puerta, jalaste el picaporte y la viste a tu amiga con una sonrisa extremadamente exagerada.
Con la mirada más fría que pudiste darle te tiraste de nuevo en la cama, para que note tus pocas ganas de levantarte.
-Despiértate, levántate, y brilla -escuchaste a tu amiga en un tono como de películas inglesas traducidas al español, te giraste hacia ella haciendo una mueca y ella se encogió de hombros- qué? Lo escuche ayer en una película y quise repetirlo -dijo ella y por más que la odiaste por despertarte de tu sueño no pudiste evitar que una sonrisa se te escapara- dale Pochi, estoy siendo muy buena contigo, son las cuatro de la tarde, te deje dormir mucho, es hora de que me cuentes todo -dijo ella y vos frunciste el ceño, primero, las cuatro? Segundo, que le cuentes, qué?-
-Qué? -fue lo primero que salió de tu boca- por qué dormí tanto? Qué tengo que contar?
-No jodas Paula -te dijo la morocha- la fiesta en la casa de Juanjo, no te acordas? -pregunto ella dándote una mirada confusa  y tu corazón se comenzó a acelerar, no era un sueño más como creías, lo que se te vino a la mente antes de despertar fue solo un recuerdo, Pedro y vos se besaron, termino siendo verdad, y no pudiste esconder la curva de tu sonrisa- sabía que te acordabas -siguió Zaira-
-Nos besamos -se te escapo y tapaste tu boca con tus manos, Zaira rió asintiendo la cabeza-
-De eso hablaba -respondió tu amiga- ahora anda lavate la cara, y veni a contarme todo -ordeno tu amiga y asentiste confundida, no podías creer que haya sido cierto todo-

Te miraste al espejo, ya en el baño, más precisamente tus labios, y sonreíste al recordar los tantos besos que se dieron con Pedro, dejaste eso a un lado y te empapaste la cara en agua fría para estar bien sólida y así poder comenzar una charla con tu amiga. 

***

-Como mejor amiga que soy, Paula Chaves, te digo que deshagas esa idea ya de tu cabeza y te dejes de joder -dijo Zaira, luego de que le contaras todo lo ocurrido en la noche y madrugada de hoy, y que terminaras con la idea absurda de que simularas que ayer estabas borracha, que no tenías noción de nada, ni siquiera de los besos con Pedro, por una simple razón: tus miedos. Es muy lindo para ser real. Nada bueno me puede pasar, esto va terminar mal. No va cambiar por mí. Pensabas dentro tuyo, maquinando como nunca, hasta que sentiste la palma de la morocha en tus hombros, tratando de que la escucharas- Paula por Dios -siguió- desde hace tres años te veo mostrándole indiferencia, sabiendo que por dentro tus pulsaciones eran más de lo normal cuando estaba  aunque sea a metros tuyo, hace tres años que apuesto a que soñaste mil veces con ese beso que te dio, y puedo seguir, pero a lo que quiero llegar es a que -hizo una pausa, estaba hablando muy rápido- no dejes ir tu oportunidad de ser feliz con alguien que siempre quisiste por tus miedos y orgullo -finalizó ella y te abalanzaste a abrazarla-
-Mierda que te amo -fue lo único que pudiste decir y escuchaste su risa-
-Mira el gran discurso que me haces darte Paula Chaves -y ambas rieron- prometeme aunque sea que lo vas a pensar -dijo ella y vos asentiste- bien, ahora me tengo que ir, tenemos una especie de merienda en familia -dijo rodando los ojos y vos reíste-
-El deber la llama señorita -dijiste graciosa y ella asintió para luego pararse-

**