—A dónde vamos?
—Es la cuarta vez que me preguntas lo mismo.
—Es la quinta vez que no me respondes.
—Ya te dije que cuando lleguemos vas a saber.
Bufe y me cruce de brazos por lo que debería ser la sexta vez, nos encontrábamos en el auto de Pedro yendo a no sé donde.
Me había dicho que prepare ropa para una noche y un día, había hablado con mis padres a solas diciendoles no sé qué para que me dejaran venir -aunque técnicamente podía si ellos no querían, pero por respeto y todo eso- en fin, es sábado, son cerca de las once de la mañana y hace una hora estamos viajando sin que Pedro me diga el destino.
—Dale gordito decime —procure uba vez más, él sólo rió.
—Gordito? —se burló.
—Imbécil —dije dandole un puñetazo en el hombro.
—Ouch!
—Te lo merecías.
Le saque la lengua, él a mi y asi seguimos durante media hora más.
—Estamos yendo a algún lado o me pensas raptar y llevar a otro país? —trate de sonar seria, en serio trate.
Él rió, por supuesto.
—Primero, tu mente va muy lejos. Segundo no sería raptar si vos queres ir —dijo y giro su cabeza hacia mí meneando sus cejas para luego mirar al frente de nuevo.
Sin poder evitarlo reí.
—Sos un tarado.
—Un tarado al que amas.
—Sí te amo, pero no te quita lo tarado.
—Y yo te amo a vos y no te quita lo histérica.
Lo fulminé con la mirada y posteriormente le di otro puñetazo.
—Perdón que dijiste? Podes repetir de nuevo? —dije tratando de sonar amenazante.
Vi como se mordió los labios, para no reír supongo y luego tosió.
—Dije que sos la más hermosa —y me miró con fingida inocencia.
—Ah bueno me parece bien. —dije y me cruce de brazos nuevamente para luego recostarme en el asiento.
—Sonreí —pidió no habiendo pasado minutos.
—No quiero —dije, histérica?.. Hmm sí.
—Sonreí —repitió.
—No quiero —repetí y en eso paro el auto, de una, en medio de la ruta.
No lo vi venir porque fue muy rápido pero segundos despues estaba sobre mí haciéndome cosquillas.
—Basta Pedro —dije entre risas.
Él reía también, a mi costa claro.
—Me vas a sonreír ahora?
—Sí, sí pero salí —suplique y dejó de hacerme cosquillas pero no se apartó.
—Sonreí.
Y lo hice, entonces se acercó un poco mas y me besó, agarré su nuca y lo besé de vuelta también pero antes de alejarme mordí sus labios, fuerte.
—Ouch —dijo él mientras se apartaba, yo sonreí triunfante y mire hacia la ventana.
—Ahora maneja —dije y el gruñó pero arrancó el auto de nuevo.
No pasó mucho tiempo más cuando comenzamos a entrar en un camino lleno de árboles y tierra, me mordí la lengua prácticamente para no preguntar dónde estábamos ya que sabía que mi novio no iba a responder, por lo que simplemente disfrute del paisaje.
Hasta que llegamos frente a un portón grande y Pedro se bajó para abrir dicho portón.
Una vez abierto ingresamos adentro y cuando volvió de cerrarlo nos adentramos a un camino de nuevo, no fuimos mucho cuando divise la enorme casa enfrente nuestro.
—Es de ustedes? —pregunté y él asintió.
—De mis abuelos en realidad, cuando murieron se quedó como nuestra, solemos usarla de vez en cuando pero tanto como deberíamos —respondió.
—Alguien la cuida? —pregunté mientras estacionabamos.
Él asintió.
—Alicia y Octavio, un matrimonio. Siempre se encargaron del lugar con mis abuelos y todavía lo hacen.
Yo asentí justo cuando llegábamos hasta la entrada.
Tenía tres cortos escalones y un espacio antes de la entrada donde había un banco largo y una silla reclinable. Ambos en tonos marrones.
Por fuera la casa estaba pintada de blanco y sus ventanales de un azul hermoso que combinaban con el banco y la silla.
Mientras observaba todo seguí preguntando.
—Y ellos están acá?
—No viven en la casa, sólo la cuidan. Ellos tienen una a pocos kilómetros de acá.
Sacó llaves de su bolsillo y probó algunas hasta que una abrió la puerta.
—Bueno, bienvenida. —dijo sonriendo, yo sonreí también y me adentre a la casa.
Era grande y hermosa, se notaba que era una casa antigua y eso era lo que más me gustaba, amaba las casas antiguas.
Habían muchos portaretratos en la sala y me admire por todos.
La mayoría era de una pareja que supuse eran los abuelos de Pedro, fotos de ellos mirándose, abrazándose, besándose. De la mujer embarazada, luego ya con sus hijos. Y a medida que fui avanzando ya estaban con sus nietos, había una de Pedro de chiquito que me hizo sonreír aún más.
Llegué a la última foto que era ya de dos ancianos mirandose el uno al otro mientras sonreían, sin saberlo unas lágrimas se me escaparon.
Eran sólo fotos pero uno podía sentir el amor que se tenían por el otro esas dos personas cuando lo veías.
—Se amaron como ninguna otra pareja que vi —dijo Pedro a mi lado abrazándome.
—Se nota con solo ver las fotos —dije aún mirando la última imagen.
—Mi abuelo se fue primero, por vejez. Y mi abuela nos dejó sólo semanas después —dijo él y yo suspire.
—Wow —dije y lo sentí asentir.
Me gire hacia él cuando estuve segura que no lloraría más.
—Quiero eso para nosotros —admití enganchando mis manos en su cuello.
—Lo vamos a tener mi amor —dijo él y después me besó.
Me fundí en el beso suspirando, creyéndole, esperando que tenga razón.
***
—Bueno que vamos a cocinar? —preguntó Pedro una hora después luego de que recorrimos toda la casa.
Queríamos comer algo antes de ir a experimentar afuera.
—No tengo ganas de hacer nada complicado, fideos con salsa? —propuse y él rió.
—No me vas a dar de comer fideos todos los días cuando nos mudemos no? —preguntó gracioso.
—Primero, no. Segundo, vos también vas a cocinar y tercero, me encanta la referencia —dije guiñandole un ojo a lo último, él me devolvió el guiño.
—Menos de un mes preciosa —dijo y yo sonreí.
—No falta nada —dije y sacudí la cabeza— entonces, fideos?
—Fideos.
Pedro cargo el agua mientras yo me ponía a cortar las verduras y luego lo puso a calentar.
Me ayudó a cortar después de eso y rápidamente la salsa se hayaba cocinandose mientras los fideos casi hervían todo.
Una vez que ambos estuvieron listos nos sentamos a comer.
—Nos salió rico —dijo él entre bocado y yo asentí.
Comimos todo y lavamos los cubiertos antes de ir hacia el pasillo y salir afuera donde había una pileta enorme y atrás se veía unos cuantos árboles y un camino también.
—Qué hay allá? —quise saber.
—Vení, veamos —dijo y tomó mi mano encaminandone hacia lo que era un camino hacia un hermoso lago.
—Wow se ve hermoso —dije.
Y era verdad se notaba el agua limpia y no era enorme pero contaba con algunas piedras alrededor lo que lo hacía ver como una pileta grande.
—Me encantaba venir acá de chico, nunca entraba porque para ese entonces era profundo para mí pero me gustaba mirar el agua —dijo él.
—Me encanta —respondí y me apoyé en su hombro.
Nos quedamos observando el agua un rato mas y luego volvimos hacia la casa para cambiarnos de ropa y así poder ir de nuevo al lago.
Pasamos gran parte de nuestra tarde ahí, en el lago. Turnandonos entre zambullirnos, nadar y besarnos.
Cuando el hambre volvió volvimos a la casa y nos preparamos la merienda.
Pusimos una película para ver luego -nos dividíamos entre besarnos y ver la película, claro-.
—Ducha y te muestro algo? —preguntó Pedro una vez que la película terminó, yo asentí y fui a ducharme.
Luego de cambiarme fui a la sala y Pedro ya estaba duchado y cambiado también, la ventaja de tener dos baños supongo.
—Bien que hacemos? —quise saber y él sacudió la cabeza divertido.
—No aprendes más vos no? —como era una pregunta retórica no respondí, simplemente le saqué la lengua, muy maduro sí.
—Veni vamos —dijo y me tendió la mano, la tomé y fuimos hasta el auto.
Recorrimos unos pocos kilómetros y pude darme cuenta que ibamos colina arriba hasta que Pedro frenó.
—Desde acá tenemos que ir caminando —dijo mientras nos bajábamos.
Asentí y tomé su mano mientras subíamos la colina, cuando llegamos a la superficie, por asi decirlo, la vista era hermosa. Con el cielo despejado en todas las direcciones, con solo los árboles viéndose a lo lejos desde abajo.
Habíamos llegado justo cuando comenzaba el atardecer y nos sentamos en el pasto a observarlo.
No hay nada mas lindo que ver al sol bajando en un lugar así.
Pronto la luna y las estrellas pasaron a iluminarnos y yo suspire contenta.
—Me encanta, gracias mi amor —dije mirando en su dirección, él ya tenía su mirada puesta en mí.
—No podía no mostrarte esto con lo que te gusta el cielo —dijo él y si era posible lo amé más.
Me incliné para besarlo y demostrarle lo que no podía en palabras.
No fue mucho después que volvimos a la casa.
Decidimos no preparar nada elaborado para cenar de nuevo, por lo que hicimos pizzas.
—Deberíamos abrir un restaurante —dijo Pedro mientras comíamos.
Yo reí.
—Cocinar fideos y pizzas no nos hacen cheffs mi amor —dije graciosa.
—Shh no me aplastes el sueño —guiño el ojo y yo volví a reír.
Cenamos y limpiamos todo para luego ir a sentarnos en el sofá.
Estábamos frente a frente, mirándonos fijamente sin decir nada, hasta que yo no aguanté más.
—Vamos a seguir así toda la noche o vamos a hacer algo? —dije y él sonrío de costado.
Se levantó y fue hasta el viejo reproductor de música que se encontraba en la sala.
—Funciona eso? —me burlé y el me lanzó una mirada. Levanté mis manos como diciendo lo siento.
Colocó un cd adentro y milagrosamente -exagerando- música lenta en ingles comenzó a sonar, estaba segura que era de las baladas antiguas porque nunca antes lo había escuchado pero me encantó.
—Bailamos? —pregunto una vez que llegó hasta mí teniendome la mano.
Yo asentí sonriendo y la agarré, inmediatamente me llevo hasta su pecho, pasando sus manos por mi cintura hasta la parte baja de mi espalda, yo posicioné mis manos en su nuca y comenzamos a balancearnos a la par de la música, turnandonos entre mirarnos y pegar nuestras frentes cerrando nuestros ojos.
Tres canciones después por fin unimos nuestros labios, en un beso que seguía a la música, lento, dulce, saboreando cada segundo.
Hasta que nuestras lenguas se unieron y el beso se intensificó, él apreto su agarre en mi espalda y yo instintivamente rodeé su cintura con mis piernas, ambos jadeamos ante el contacto.
Sentí que Pedro comenzo a moverse llevandonos a la habitación mientras yo hacía mi camino de besos hasta su cuello y de vuelta.
Abrió la puerta y segundos después estabamos sobre la cama.
Nuestras prendas se fueron uniendo al piso entre besos y caricias, y luego susurramos un "te amo" antes de comenzar el baile más íntimo de todos.
***
Por primera vez desperté antes que Pedro, sonreí ante eso y lo observé por un tiempo antes de decirme a despertarlo.
Me subí encima cuidadosamente y luego comencé a llenarle de besos por toda la cara, para cuando llegué a su boca no había dudas de que estaba despierto ya que respondió al beso con grata efusividad.
—Buen día —dije una vez que nos separamos y él abrió los ojos.
—Si que lo es —dijo él sonriendo y era mil veces mas tierno que siempre con los ojos todos hinchados por despertarse recién.
—Te gané viste —dije sacándole la lengua, el rió un poco.
—Solo por esta vez —advirtió.
—Veremos —guiñe un ojo y en segundos estaba sobre mi espalda con Pedro encima mío besandome.
Estuvimos dando vueltas un rato mas hasta que ambos concordamos en que queríamos desayunar y nos pusimos en marcha.
Teníamos que volver para la tarde por lo que aprovechamos nuestro tiempo a solas totalmente, yendo al lago, y a la colina también.
Cuando estacionamos frente a mi casa esta recia a dejarlo pero me incline para despedirme de todos modos.
—Sólo 25 días más preciosa —dijo él y yo asentí uniendo nuestros labios.
—Gracias por este fin de semana, te amo —dije acariciando su mejilla, él sonrío y giro su rostro para besar mi palma.
—Te amo también —dijo dándome un último beso.
Bajé del auto sonríendo y entré a mi casa viéndolo irse sonríendo también.
**
Estoy pasando este cap a las antiguas personas que leían la nove antes de que dejara de subir por si a lo mejor vuelven a leer y nada quiero que me avisen por tw porfa si quieren que les siga pasando, eso.
Pd unico: tengo ganas de dedicar este capítulo a las gordas fans de Noche y Día (que ahora mismo estamos enojadas *es mínima la palabra*) en especial a Agos Nare Jus y Vic de Escritoras y Agos PyV, las quiero mil y de verdad! (Cande y Sofi no las menciono porque no ven pero tambien va para ustedes por bancarse los mensajes ah❤)
Sean felices y coman perdices adiós.