Despediste a tu amiga, y fuiste a la
cocina por un vaso de agua y algo de comida, encontraste una nota de tu mama
que decía que fue a visitar a su amiga con tu papá, que no quiso interrumpirlas
a vos y a Zaira, que en el microondas había comida y que no volvían hasta la
noche.
Calentaste la comida que estaba en el
microondas tal y como tu mama lo escribió, y mientras te servías el vaso de
agua tu celular sonó, miraste el número: Pedro, aun no estabas preparada para
hablar con él, y sería mucho mejor no confundirle ni confundirte hasta que no
aclares por completo tu mente.
Ignoraste sus siguientes dos llamadas
mientras terminabas tu comida, y el celular sonó de nuevo, esta vez indicando
un mensaje: «Prometiste que me ibas a atender» remitente: Pedro. Suspiraste, tu
cabeza estaba a punto de explotar.
Lavaste los cubiertos que utilizaste
para tu especie de almuerzo-merienda, y subiste a tu habitación para darte una
buena ducha, eso casi siempre lograba aclarar tu mente.
Luego de unos largos minutos en la
ducha (sin ideas claras aun) saliste del baño y te pusiste tu short de night,
tu remera con un bob esponja estampado en el medio y tus pantuflas, no hacía
frío, pero igual te encantaba usarlas.
Justo cuando terminaste de perfumarte y
estabas lista para desplomarte en tu cama,
el timbre sonó, te resulto extraño, pero sin embargo bajaste para ver quién
era, ya que eras la única en la casa.
En el camino te hiciste un rodete
rápido, ya que tu cabello estaba un poco hinchado a pesar de que lo hayas
peinado.
Como te es de costumbre abriste la
puerta sin antes mirar quien era, y esta vez te odiaste por eso, ya que te
encontraste con sus cálidos ojos cafés que te miraban con cierta tristeza.
Intentaste cerrar la puerta (los miedos
nuevamente te estaban dando una mala pasada), pero él no lo permitió, puso un
pie entre la puerta antes de que la cerraras por completo, la abrió y entro a
tu casa, para luego cerrar la puerta, dejándote acorralada entre ella, con las
palmas de sus manos apoyadas a cada lado de tu cabeza.
Se acercó a vos y sin permiso alguno
posicionó sus labios con los tuyos, un choque de electricidad nuevamente
subiendo y bajando por todo tu cuerpo, él había deslizado sus manos en tu nuca
para sostenerte mejor, y en cierta forma se lo agradecías, porque no sabías
cuanto más aguantarías sin que tus rodillas se derritieran.
Y te odiaste por no haber podido
resistirte, tus manos estaban en su pecho subiendo hasta su cuello, pasando a
su espalda, enredando tus brazos en él, trayéndolo más hacia vos. Para
disfrutar del todo, del beso. Más tarde sus respiraciones ya estaban
entrecortadas, era hora de separarse.
-Pedro -te quejaste apretando tus
labios para no reír, pero el sí lo hizo-
-Qué? -pregunto gracioso y vos seguías
forzando a tus labios no curvarse-
-No podes entrar en mi casa, así como así,
y besarme -trataste de sonar molesta-
-No pusiste resistencia a eso -te
retruco e hizo que tus mejillas ardieran, el rió- prometiste que me atenderías
-su tono de voz se puso serio y vos suspiraste-
-Yo -intentaste formular algo creíble,
pero nada se te ocurría- llamaste muy pronto -dijiste dudosa-
-Tan malo soy? -preguntó mirándote
fijamente a los ojos, si el supiera que es el doble de bueno para vos, pero lo
malo sos vos, el miedo de que todo se arruine-
-No -te apresuraste a contestar- solo
soy yo -seguiste-
-Vos? -pregunto, no te estaba
entendiendo y vos menos-
-Si... -suspiraste- ay, no se
-seguiste, te odiabas por tu respuesta tan... Inmadura-
-Estoy tratando de entenderte, ayudame
-suplico el, ahora sus manos habían pasado de nuevo a los costados de tu
cabeza, su rostro estaba muy cerca al tuyo, y eso era parte de tu nerviosismo,
pero temer a que ahora sedas y luego te arrepientas, ocupaba la mayor parte-
-Ni yo misma me entiendo -suspiraste-
simplemente no creo que funcione -seguiste-
-Estoy dispuesto a cambiar tu parecer
-dijo el, y tus miedos crecieron más, por la razón de siempre, sumándose a ella
que el termine ganando- solo dame una oportunidad -pidió y vos negaste con la
cabeza-
-No puedo -oprimiste tus labios para no
demostrar ninguna emoción- no quiero sufrir -revelaste uno de tus miedos, no
del todo-
-No voy a hacer nada para que eso pase
-lo notaste sincero- espere tanto para esto que te juro que no lo voy a
arruinar -siguió y sentías como tu corazón cedía cada vez más, derritiéndote
cada vez más por él, ante los segundos que pasaban-
-También podría arruinarlo yo -dijiste
tratando de buscar lo malo nuevamente, sin poder darte cuenta que tenías en frente al único chico que
siempre quisiste suplicándote una oportunidad-
-No va pasar -dijo el firme- lo prometo
-siguió y suspiraste, hondo y pausado, no sabías si te arrepentirías luego de
esto o no, pero que más daba, pensaste, ya estaba todo dicho-
Miraste hacia el piso, tratando de convencerte
de que estabas eligiendo bien, luego volviste a sus ojos, tu mirada bajo a su
boca, y ya no querías dejar de besarla nunca.
Decidida te abalanzaste hacia el
enredando tus brazos en su cuello, sorprendiéndolo, y lo besaste tan
desesperadamente que te sorprendió, el luego de caer en la realidad rió en tu
boca, para luego agarrarte de la cintura, y besarte aún más.
Cuando se separaron, te mordiste el
labio, limpiaste tu boca, y el hizo lo mismo dándote una mirada con una sonrisa
entre traviesa y feliz.
-Así que así es tu manera de decir si
-dijo el en un tono gracioso, vos luchaste contra no reír, pero una risa
pequeña se te escapo subiendo y bajando la cabeza en afirmación, el rió y te volvió
a besar-
-Tenes que irte -anunciaste separándolo,
pero él te volvió a besar- Pedro -te quejaste riendo- mis papas van a venir en
cualquier momento -seguiste y el al fin se separó-
-Es que si solo hubiera sabido que se sentía
tan bien, me hubiese tragado el miedo hace años -dijo y tus mejillas se
tornaron rojizas-
-Bueno, estamos acá ahora, y si no te
vas y mis papas te ven, no va ser lindo -dijiste riendo porque el reía-
-Tenés razón, solo prometeme que mañana
va ser así también, y pasado, y así -dijo el susurrando de nuevo-
-Está bien, es una promesa y esta vez
la voy a cumplir -dijiste lo más segura que te hayas escuchado antes, el asintió
conforme y te beso de nuevo-
-Nos vemos mañana -te dijo y asentiste-
-Hasta mañana -se besaron por última
vez y al fin él te dejo salir de entre él y la puerta, para abrirla y dirigirse
a su auto-
Te saludo con la mano antes de partir,
y vos cerraste la puerta, suspiraste varias veces, esto era una locura, una
completa y hermosa locura.
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