Era la hora del segundo y último receso, y esta vez
obligaste a tu amiga a quedarse en su asiento, esta acepto, pero con la condición
de que le cuentes lo sucedido con este chico anteriormente, y no te quedaba de
otra, era eso o explicarle a Pedro el porqué no lo bancas, siendo que a veces
hasta vos misma te haces esa pregunta, en fin, optaste por contarle todo a tu
amiga y así lo hiciste, mientras vas relatando lo ocurrido lo ves salir a él
por aquella puerta y sonriéndote, rápidamente desvías tu mirada y te concentras
en seguir con lo dicho.
Luego de contarle lo ocurrido y de que ella te lo cuente a
vos llego la profesora de lengua, y los alumnos que habían salido del curso.
12:40pm con exactitud se escuchaba el último timbre, el que
indicaba la hora de la salida, largaste un suspiro porque la clase estaba un
poco aburrida.
Rápidamente guardaste tus cuadernos y lapicera en tu mochila
y te propusiste a salir rápido (tambien) del curso, antes te despediste de tu
amiga, la cual hoy no podía acompañarte a esperar el colectivo porque se papá
iba a venir a buscarla por problemas familiares (los cuales no se los quisiste
preguntar porque la sentías incomoda).
Tu familia era de plata, no ibas a negarlo, pero vos al
igual que tu amiga (Zaira) no eran las típicas “nenas de papi”, eran bien
independientes, liberales, y por sobre todo, humildes, no andan por ahí sobrando
ante todos, como esas bichas (así le dicen a sus “enemigas”) a vos la plata no
te importaba a tal punto (tampoco ibas a saber vivir sin ella, debes
admitirlo). Pero comprendiste a valorar todo desde aquel trágico accidente,
desde ese día tu vida dio un cambio rotundo, al igual que tu manera de vivirla
y de pensarla.
En fin, estabas esperando el colectivo que iba hasta el portón
enorme de aquel barrio privado (en el que cabe destacar que vivía tu amiga, él,
y las bichas)
El colectivo no venía, y vos ya te empezabas a malhumorar,
sentís que un auto (un tanto similar) estaciona al lado tuyo, te haces la
desinteresada y seguís esperando a que aquel colectivo se digne en aparecer, sentís
que alguien dice “hola bonita” pones una
cara de pocos amigos al escuchar esa voz, si era la de ÉL, atinas a no
prestarle la mas mínima atención y entonces este (incisivo) te toca la bocina
de aquel auto, lo fusilas con la mirada y este sonríe como si nada, volves a
mirar hacía tu camino, y el insistente vuelve a tocar la bocina.
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Me encaanta!
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