-espera
–dijo este sonriendo, y aún te tomaba del brazo-
-qué? –Preguntaste
un tanto “nerviosa”-
-tu
número –hizo una pausa- me lo pasas? –Pregunto rascándose la sien-
-Para? –preguntaste,
capas se lo dabas, pero querías ponerlo más nervioso de lo que estaba-
-Para –hizo
una pausa- hablarte? –preguntó y reíste-
-Dame
tu celular –te lo paso y lo anotaste- listo, ahora si, chau –dijiste saliendo
de aquel automóvil-
-Chau –lo
escuchaste decir mientras caminabas hasta la entrada de tu casa-
Ese
mismo sábado de noche, estabas en tu habitación, con un pote de helado, luego
de cenar con tu familia (mamá y papá, con los cuales tu trato cada vez era
mejor) viendo una película, una de tus preferidas, aburrida dirían, pero era lo
único que tenías por hacer, ni siquiera tu amiga Zaira podía hacerte compañía
ya que tenía una cena familiar, para tratar el tema de su tía, o algo así
entendías.
La
película se encontraba en uno de esos momentos más lindos, cuando comenzó a
sonar tu celular, no le diste
importancia y seguiste mirando la película que media hora después llego a su
fin, con lágrimas en los ojos (porque sí, eras sensible aunque muchos lo duden)
dejaste el pote de helado sobre la mesa de luz, limpiaste tus manos y agarraste
tu celular para ver el porqué había sonado.
¡Auxilio!
Me aburro L
-fue el primer mensaje que leíste (tenías dos) y era de tu mejor amiga,
carcajeaste, ya te la imaginabas en la cena con el celular en mano y los demás hablando
temas de “adultos”-
Cachorra,
muy aburrido? –Escribiste, lo enviaste y decidiste ver el próximo mensaje-
Y
creías que tal vez iba a ser “él” pero no, era uno de esos mensajes pedorros
que te mandaban las líneas de teléfono celular, lo cerraste y te volvió a
llegar otro texto de tu amiga.
Muy,
recontra MUY –leíste y volviste a carcajear-
Uy, que
pena, yo acá tomando helado terminando de ver nuestra película favorita –lo escribiste,
enviaste y reíste-
Forra
sos, no te pregunte que hacías eh ¬ -recibiste su respuesta al cabo de minutos,
volviste a carcajear, Zaira, sus mensajes y emoticones (dijiste en tu mente)-
No
sabes lo rico que estaba el de chocolate, y el de frambuesa… ahora voy a buscar
una barra de chocolate abajo –volviste a responder, lo de la barra de chocolate
era mentira, pero lo decías para fastidiarla-
Sos
mala, muy mala nena, igual, ahora están por traer el postre acá ¡ja! –Recibiste
la respuesta de nuevo-
Que lo
disfrutes como yo a mi chocolate –respondiste carcajeando-
Y así
estuvieron casi hasta la media noche, cuando te despediste de ella, porque
tenías un sueño terrible (no sabes porque) y ya no tenías ganas de seguir soportándolo.
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