martes, 12 de febrero de 2013

-18.



-espera –dijo este sonriendo, y aún te tomaba del brazo-
-qué? –Preguntaste un tanto “nerviosa”-
-tu número –hizo una pausa- me lo pasas? –Pregunto rascándose la sien-
-Para? –preguntaste, capas se lo dabas, pero querías ponerlo más nervioso de lo que estaba-
-Para –hizo una pausa- hablarte? –preguntó y reíste-
-Dame tu celular –te lo paso y lo anotaste- listo, ahora si, chau –dijiste saliendo de aquel automóvil-
-Chau –lo escuchaste decir mientras caminabas hasta la entrada de tu casa-

Ese mismo sábado de noche, estabas en tu habitación, con un pote de helado, luego de cenar con tu familia (mamá y papá, con los cuales tu trato cada vez era mejor) viendo una película, una de tus preferidas, aburrida dirían, pero era lo único que tenías por hacer, ni siquiera tu amiga Zaira podía hacerte compañía ya que tenía una cena familiar, para tratar el tema de su tía, o algo así entendías.

La película se encontraba en uno de esos momentos más lindos, cuando comenzó a sonar tu celular,  no le diste importancia y seguiste mirando la película que media hora después llego a su fin, con lágrimas en los ojos (porque sí, eras sensible aunque muchos lo duden) dejaste el pote de helado sobre la mesa de luz, limpiaste tus manos y agarraste tu celular para ver el porqué había sonado.

¡Auxilio! Me aburro L -fue el primer mensaje que leíste (tenías dos) y era de tu mejor amiga, carcajeaste, ya te la imaginabas en la cena con el celular en mano y los demás hablando temas de “adultos”-

Cachorra, muy aburrido? –Escribiste, lo enviaste y decidiste ver el próximo mensaje-

Y creías que tal vez iba a ser “él” pero no, era uno de esos mensajes pedorros que te mandaban las líneas de teléfono celular, lo cerraste y te volvió a llegar otro texto de tu amiga.

Muy, recontra MUY –leíste y volviste a carcajear-

Uy, que pena, yo acá tomando helado terminando de ver nuestra película favorita –lo escribiste, enviaste y reíste-

Forra sos, no te pregunte que hacías eh ¬ -recibiste su respuesta al cabo de minutos, volviste a carcajear, Zaira, sus mensajes y emoticones (dijiste en tu mente)-

No sabes lo rico que estaba el de chocolate, y el de frambuesa… ahora voy a buscar una barra de chocolate abajo –volviste a responder, lo de la barra de chocolate era mentira, pero lo decías para fastidiarla-

Sos mala, muy mala nena, igual, ahora están por traer el postre acá ¡ja! –Recibiste la respuesta de nuevo-

Que lo disfrutes como yo a mi chocolate –respondiste carcajeando-


Y así estuvieron casi hasta la media noche, cuando te despediste de ella, porque tenías un sueño terrible (no sabes porque) y ya no tenías ganas de seguir soportándolo.



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