Cuatro y media, tu día aún no había terminado, luego de alistarte bajaste la escalera, y tras despedirte de tu mamá abriste la puerta de entrada para encontrarte con tu la morocha, tu mejor amiga, esperándote con una sonrisa.
-Lista Pochi? –Preguntó esta, era cosa de todos los días-
-Lista cachorra –dijiste, y chocaron los cinco, para luego reír y comenzar a trotar rumbo al gimnasio-
-Y que te dijo Pepe? –pregunto esta mientras trotaban, la miraste confusa-
-Como sabes vos que hable con Pedro? –le preguntaste-
-Cuando fuimos con Nan al kiosko le pregunte por Pedro, y me dijo que se quedo para hablar contigo –respondió Zaira, y a vos se te ilumino la cara (aunque lo disimulaste) te había mentido, se había quedado por vos-
-Ah –trataste de sonar indiferente- nada, me pregunto cómo estaba, porqué no salí afuera, y eso –seguiste-
-Ese chico está loco por vos –dijo Zaira y la miraste, ella te miro obvia-
-No Zaira, y no me vengas con esas cosas, no pienso ser una víctima más de él –dijiste, y hasta vos te escuchaste exagerada-
-Dale nena, ni que fuera un psicópata que inventa todo lo que te dijo para enamorarte y chutarte –dijo esta sin anestesia-
-Ponele que no –terca como vos había pocas-
-Conmigo no –te advirtió- con tu mejor amiga no podes Pochi, admitilo de una buena vez, deja de mentirte a vos misma –siguió-
-Bueno, sí, me gusta, me vuelve loca, su sonrisa, su cabello, sus ojos, todo, ok –dijiste acelerada a la par de trotabas- pero eso no quiere decir que él lo tenga que saber –terminaste agitada-
-Tampoco significa que te tengas que cerrar y crear una burbuja “anti Pedro” para mantenerlo cerca y que no pase nada –respondió la morocha, y si que sabía cómo complicarte las respuestas-
-Bueno, lo hablamos después cachorra, estamos llegando y lo que menos quiero es que alguien nos escuche –dijiste abatida ya que tu amiga te había dejado sin palabra-
-Lo hablamos, claro que si –respondió esta y vos desaceleraste tu paso para retomar el aliento y además porque ya estaban llegando-
-Mates en casa después del gimnasio? Yo presto ropa –dijiste riendo-
-Invitación aceptada bebé –dijo graciosa y chocaron los cinco nuevamente-
Y como casi siempre a un costado de la entrada se encontraban Pedro, Hernán (en algunas ocasiones con Verónica y Samantha –que se le pegaban como bichos a ambos-) pero esta vez solos, dijiste en tu mente que ibas a pasar de largo, pero tu amiga interrumpió todo tipo de pensamiento agarrándote del brazo para ir hacia ellos.
-Hola chicos –dijo Zaira sonriendo-
-Todo bien? –dijo Hernán- estas hecha un tomate hermosa –le dijo a Zaira, y si, estaban trotando, lógico-
-Vinimos trotando desde la casa de Pau, por eso –respondió-
-Bueno me voy a comenzar mi rutina –dijiste rápidamente antes que la charla se intensifique, Zaira te fulmino con la mirada, vos le tiraste un beso mientras te ibas hacia adentro-
Y cuando creías que por lo menos esa tarde de ibas a librar de las bichas gemelas (no eran hermanas, pero eran copias de cada una, si, Verónica y Samantha) las viste en el lugar donde vos comenzabas tu rutina, inhalaste y exhalaste hondo y decidiste que no ibas a prestar ni la menor atención a lo que dijeran o hicieran.
Mientras hacías tus rutinas a lo lejos escuchabas todo tipo de burlas, o derivadas de parte de Verónica y Samantha, la mirabas a Zaira irritada(quien había llegado minutos después que vos) y ya te miraba de la misma manera, ambas estaban a punto de matarlas. Pero también ambas se controlaban.
Dos horas después con las rutinas concluidas te encontrabas bebiendo agua con Zaira al lado, reponiendo energías en uno de los bancos del gimnasio para luego volver a tu casa, y los viste a Pedro y Hernán acercarse a ustedes, ahora ya no tenías escapatoria, Zaira te lo dejo en claro segundos antes hablándote al oído.
-Chicas quieren que las llevemos de paso? –pregunto Pedro sonriendo-
-Si –se apresuro Zaira antes que te puedas negar- si pueden si –dijo sonando más relajada-
-Por nosotros no hay problema, vamos? –insistió Pedro, específicamente mirándote a vos-
-Vamos, no Pochi? –Zaira te miro, intimidándote-
-Vamos –dijiste mirándola, y luego a Pedro, el te paso la mano, la agarraste, y a penas te levantas la soltaste-
En el corto viaje los únicos que hablaban eran Hernán y Zaira, mientras vos y Pedro iban en silencio mirándose por el espejo, dedicándose sonrisas (en realidad más él que vos) y este momento se te hice similar a otro, no hace tan poco tiempo.
**
muy bueno el capítulo,seguí subiendo!!!
ResponderEliminar