viernes, 12 de diciembre de 2014

-57.

El sábado después de la noche de karaoke Pedro vino a mi casa más temprano que de lo habitual y quiso hablar con mis padres primero antes de ir a nuestro pequeño jardín (como me gustaba llamarlo ahora).

Lo que básicamente pasó fue que les preguntó si podía llevarme a una cena con su familia de noche, mi mamá dijo que sí sonriendo cómplice hacia mí, a mi papá sin embargo le costó más trabajo aceptar ya que él tendría uno de sus congresos-o-lo-que-sea al día siguiente de mañana y como siempre la invitación era para mi mamá y para mí también, mi mamá siempre iba fascinada ya que tenía a sus amigas yendo también y mucho de spa y relajación pero ambos sabían que yo hace mucho no iba, no había muchas chicas de mi edad y me aburría.

Logré convencer a mi papá luego de muchos pucheros y “por favor” después de quedarme sola (siempre y cuando invitara a Zaira a pasar la noche, y nada de chicos-o-sea-Pedro).

***

Estábamos tumbados en el césped con Pedro tiempo más tarde, mi cabeza sobre su hombro su brazo rodeando mi cintura por abajo, simplemente mirando el cielo durante un tiempo en silencio, no de los incomodos sino de esos que traen paz.

—Estoy nerviosa sobre hoy —admití después de un rato más de silencio.

Pedro agarro mi barbilla y me inclino hacia delante para que pudiera mirarlo dejando un corto beso en mis labios antes de hablar.

—Por qué? Si toda mi familia ya te ama —guiño un ojo.

—Ay callate tarado si todavía no me conocen —dije sentándome mientras me mordía las uñas.

—Deja de preocuparte mi amor —dijo agarrándome la mano y dejando un beso en mi palma—. Yo te amo por lo tanto ellos te van a amar también —sonrío y logre relajarme un poco.

—Pero con lo bruta que soy seguro arruino todo —hice un puchero, el río y se inclinó para besarme.
—Vos? Bruta? Para nada —dijo sarcásticamente y le di un codazo.

—No estas ayudando así Pedro —le di una mirada molesta.

—No te pongas toda gruñona ahora eu —acuno mis mejillas entre sus manos— solo tenes que ser vos misma, te prometo que todo va salir bien si?

—Seguro? —pregunte mordiéndome el labio.

—Seguro —dijo pasando su pulgar sobre mis labios e inclinándose para besarme nuevamente.

Esta vez no se detuvo y me llevo al cesped de nuevo mientras se cernía sobre mí, pasé mis manos por su suave cabello medio rizado y tire de él más cerca. Ambos jadeamos por la proximidad y nuestro beso se profundizo mientras nuestras lenguas se convertían parte de él.

El beso se hizo cada vez más lento y dulce mientras tratábamos de recuperar el aliento, Pedro se alejó un poco y pegó nuestras frentes juntas mientras nos sonreíamos como tontos.

—Te amo —susurro él aun sonriendo.

—Y yo te amo a vos —dije mientras acercaba nuestros labios otra vez.

***

Eran las 19:35 (hora en que Pedro dijo que vendría) y yo ya estaba lista yendo y viniendo por toda mi sala mientras lo esperaba a él, que como siempre no llegaba puntual, algo que nunca me había molestado antes pero que ahora que estaba nerviosa por la cena si lo hizo.

Justo cuando estaba por llamarlo cinco minutos después escuche un golpe en la puerta y fui rápidamente a abrir.

Él se encontraba ahí con una enorme sonrisa que se le desdibujo un poco al ver mi cara.

—Oh oh alerta gruñona —dijo gracioso y mi ceño se profundizo más, él suspiro y me agarro por la cintura acercándome. — por qué esa cara hermosa? —llevo sus manos hasta mis cejas tratando de borrar mi ceño.

—Ya estaba nerviosa de por sí y vos que tardas como siempre —dije poniendo mis manos en su pecho tratando de poner alguna distancia inútil.

—Disculpame es que mamá necesitaba que le ayude con algo —dijo haciendo una mueca y suspire sabiendo que estaba exagerando.

—Tranquilo, solo estoy exagerando, sigo nerviosa —dije haciendo un puchero el cual por supuesto él besó.

—Ya te dije que no tenes nada de qué preocuparte te van a amar —volvió a besarme y esta vez me relaje.

—Está bien dejame cerrar la puerta y nos vamos —dije dejando un corto beso en sus labios y girándome para cerrar todo.

—Por cierto llamaste a Zaira? —dijo mientras me abría la puerta del auto.

—Mmm nop —dije y el me miro arqueando una ceja— le envíe un mensaje diciéndole que se estaba quedando en mi casa hoy pero que de ninguna manera viniera —guiñe un ojo en su dirección y sonreí.

—Hmm qué más? —dijo él encendiendo el auto.

—No me puedo quedar sola obviamente —dije y él me miro de reojo.

—Por supuesto que no —dijo el siguiendo mi juego, o lo que fuera.

—Y pensaba que mi novio podía quedarse a protegerme de todos los monstruos nocturnos que existen.

—Monstruos nocturnos? —pregunto mientras sus labios se curvaban.

—Monstruos nocturnos —afirme con mi cabeza como una niñita y ambos reímos un poco.

—Bueno entonces tengo que protegerte de todos ellos —dijo sonando tan serio como yo lo hacía.

—Listo entonces —dije buscando su mano.

—Completamente —dijo entrelazando nuestras manos.

***
Resultó que me puse nerviosa por nada, la mamá de Pedro no podría ser más amorosa si quisiera, apenas llegué me dio un gran abrazo diciendo que estaba encantada de conocerme, le respondí que yo también y luego pasamos para que pudiera conocer a los demás.

Puede resultar raro que nunca haya conocido a su familia antes, pero como no nos llevamos del todo bien (de acuerdo, nada bien) nunca realmente nos conocimos. Los vi de lejos y tal vez ellos a mí, pero nunca una presentación formal.

Para cuando la cena estuvo lista ya estaba casi del todo relajada y pude entablar realmente conversaciones con sus padres y hasta inclusive con sus hermanas y hermano.
Eran tres hermanas y dos hermanos incluyendo a Pedro, él era el menor y todos ellos tenían miles de historias graciosas de Pedro cuando era niño.

Todos reíamos cuando alguno contaba una historia y Pedro incluso llego a ruborizarse, fue tan tierno que no me resistí y puse un beso en su mejilla, él fue más astuto ya que giro su rostro y nuestros labios se encontraron.

Me di cuenta que todos se quedaron mirándonos y fui yo la que se ruborizo entonces, Pedro me sonrío e inició una conversación sobre algo más como si nada, mientras yo miré a Ana, su mamá y vi que miraba hacia nosotros sonriendo con ternura.

Cuando la cena termino me ofrecí para lavar los platos y luego de unos minutos convencí a Ana de que me dejara hacerlo sólo con la condición de que ella los secaba y guardaba.

Mando a todos fuera de la cocina y sentí como que quería hablar conmigo a solas.

—Estoy tan feliz de que al fin te haya traído —dijo unos minutos después y yo sonreí.

—Yo también Ana —dije su nombre recordando que me había dicho que decirle “señora” le hacía sentir todo muy formal.

—Me alegra que haya seguido su corazón al fin y que se hubiera animado a encararte —dijo y yo la mire con curiosidad.

—Él le había contado a usted eso? —ella asintió con la cabeza.
—Sí, él siempre fue muy pegado a mí, y hace unos años me conto sobre una rubia de ojos verdes que no podía quitar de su cabeza —dijo sonriendo y yo lo hice también.

—No entiendo por qué tardó tanto —dije negando con la cabeza recordando todo el daño que de alguna manera nos hicimos.

—Estaba asustado y vos lo aterrabas más —dijo y se me escapó una risa.

—Sí no era del todo buena —me ruboricé.

—Pero lo entiendo completamente —dijo tocándome el brazo de una manera tranquilizadora— era tu manera de protegerte —asentí con la cabeza.

—Menos mal que no se rindió —dije sonriendo.

—Yo sé que cuando mi hijo ama, ama de verdad no se iba rendir tan fácil y nunca lo va hacer —dijo dándome una mirada significativa que aprecie totalmente.

—Yo tampoco —dije y ella asintió conforme con mi respuesta.

—Bien ahora vamos junto al resto antes de que Pedro venga a reclamarte —dijo graciosa.

Me sequé las manos y luego de darnos un abrazo fuimos hasta el patio donde estaban todos.

Nos quedamos mucho rato más ahí hablando contando historias riendo, hasta que Ana y Horacio dijeron que iba a dormir y nosotros nos levantamos para irnos.

Luego de despedir a todos y que me dijeran que me esperaban de nuevo pronto nos subimos al auto de Pedro y fuimos a mi casa.

Entramos a mi casa y subimos hasta mi habitación, recién cuando cerraba la puerta me di cuenta que Pedro tenía una mochila colgando de su hombro.

—Vine preparado para quedarme todo el día —dijo encogiéndose de hombros y sonriendo.

—Y quién te dijo a vos que yo iba a pasar el día contigo? —bromeé y él se abalanzó hacia mi haciéndome cosquillas hasta que caí en la cama rogándole que parará.

—Está bien, está bien voy a pasar el día contigo —dije todavía riendo y luego suspirando mientras él me soltaba.

—Eso es lo que quería escuchar —dijo viéndose todo arrogante.

—Tarado —dije sacándole la lengua.´

—Uno al que amas mucho —dijo guiñándome el ojo y luego parándose para quitarse los zapatos.

Cuando comenzó a desabrocharse la camisa me paré y terminé de hacerlo yo mientras el arqueaba su ceja hacia mí.

Cuando la camisa ya no estaba comencé a pasar mis manos por su torso desnudo que tanto me gustaba, por cierto.

A él le tomó solo unos minutos darse cuenta de lo que hacía y mientras comenzaba a tirar yo misma de mi blusa hacia arriba él terminó de hacerlo por mí también y me agarro de la cintura mientras nos pegaba más y unía nuestros labios.

Caímos en la cama besándonos y él comenzó a desabrochar mi sujetador mientras yo trataba con el cinturón de su jean.

Mientras ya casi nada nos separaba del otro el besaba mi cuello y más abajo mientras yo susurraba su nombre.

—Te amo mi amor —susurró entre besos.

—Yo te amo a vos —dije y minutos después nos hicimos uno de nuevo después de mucho tiempo.

***


Desperté con besos de Pedro por todo mi rostro hasta llegar a mi boca, siempre me despertaba de la misma manera y siempre respondía igual, sonriendo como tonta.

—Buenos días —susurré aun sonriendo.

—Sí que los son —dijo él besándome una vez más— si pudiera mirarte dormir por siempre lo haría, sos tan hermosa.

—Mmm mentiroso —dije todavía un poco adormilada.

—En serio, cuando vivamos juntos voy a despertarme antes que vos siempre para verte dormir un rato y después te voy a despertar con muchos besos justo como hoy —abrí los ojos por completo y lo miré, estaba sonriendo completamente.

—Cuando vivamos juntos? –arqueé una ceja.

—Claro, porque vamos a vivir juntos, no te conté? —dijo casi gracioso y yo negué con la cabeza.

—Nop creo que no me contaste —seguí el juego mordiéndome el labio.

—Bueno tarde o temprano vamos a vivir juntos, después vamos a casarnos y un tiempo más tarde vamos a tener cinco hijos.

—Cinco? —pregunté riendo pero secretamente emocionada con lo que decía.

—Cinco —afirmó con la cabeza varias veces y riendo lo besé.

—Bueno voy a hacer el intento —guiñe el ojo y el sonrío.

—Eso es lo que estoy esperando —me regresó el guiño y ambos reímos.

—Te amo tontito —lo agarre por las mejillas.

—Y yo te amo a vos futura Señora de Alfonso —dijo y lo besé porque no había nada más que decir que trasmitiera todo lo que me gusto como sonó eso.

Pasamos todo el día juntos, almorzamos con Zaira y Hernán y luego fuimos al cine.
Para cuando llegamos a mi casa ya era casi de noche y Pedro finalmente tuvo que irse.
Cené con mis padres mientras les contaba cómo me fue en la cena con la familia de Pedro y luego ellos comentaron sobre su día también.


Esa noche dormí con una sonrisa en el rostro pensando en cuanto había cambiado mi vida en estos últimos meses.


**
Avisen por tw ( @fatipauliter ) si quieren que les pase la nove cada vez que suba :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario