Presten verdadera atención al PD1.
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El domingo nos enteramos por un comunicado que las clases iban a posponerse por dos semanas, al parecer la universidad estaba teniendo problemas internos que esperaban solucionar antes de que comenzaran las clases y como no pudieron decidieron posponerla hasta dentro de dos semanas.
Yo no me quejaba, ya que eso significaba que tenía dos semanas mas de enteras vacaciones, como había aplicado para el puesto de bibliotecaria de la misma universidad, significaba que mi trabajo comenzaría en dos semanas también.
Pedro por otro lado no tuvo la misma suerte, desde mañana comenzaría su trabajo en la escribanía del amigo de su papá.
—Que se siente saber que mañana comenzas tu primer día de trabajo? —le pregunté ese domingo cuando estábamos cenando, el gruñó, yo reí.
—Reíte todo lo que quieras que sólo te quedan dos semanas más.
—Dos semanas de que vos vas a tener que levantarte temprano mientras yo me quedo durmiendo como morsa hasta tarde —le saqué la lengua.
—Entonces no te vas a solidarizar con tu pobre novio levantandote para acompañarlo con el desayuno? —dijo él arqueando una ceja, yo me mordí el labio sobrandolo.
—Ya quisieras.
Y podía bromear todo lo que quisiera pero ambos sabíamos que lo haría.
Al día siguiente gané a Pedro de ante mano despertándolo yo, y tenía que agradecerme haberlo despertado 20 minutos antes ya que si nos despertábamos con su alarma el estaría llegando seriamente tarde después de lo que hicimos.
Una vez que por fin nos levantamos el fue a ducharse mientras yo iba a la cocina a preparar el desayuno, hice tostadas, preparé el café y luego me senté a esperarlo.
Él entró con el cabello todo mojado y despeinado, la camisa que le había planchado la noche anterior y el pantalón negro con zapatos de igual color, estaba hermoso y era mío.
Me acerqué hasta él y arregle el cuello de su camisa antes de arreglarle el cabello mientras él sólo se quedaba ahí sonriendo.
—Listo —dije una vez que estuve segura que había quedado todo prolijo.
—Lo suficientemente presentable?
—Mucho más —le guiñé el ojo y él se inclino para besarme en la frente.
Nos sentamos en las sillas de la barra, donde había puesto todo lo del desayuno -no hacía falta recurrir a la mesa siendo solo nosotros dos- y comenzamos a desayunar.
Habíamos elegido bastante bien la zona de nuestro departamento, todo estaba cerca, la universidad y su trabajo también.
Razón por la que sólo tuvo que irse 15 minutos antes de que fuera su hora de entrada, nos despedimos en la puerta, le deseé éxitos y luego me metí a la cama de nuevo.
Como Pedro vendría a comer -otra ventaja de vivir cerca del trabajo- me había levantando a eso de las 10 de la mañana de nuevo y luego de leer un rato me puse a cocinar.
Él abrió la puerta justo cuando ponía los platos en la mesa.
Nos sonreímos y fui hasta él para darle un beso.
—Mmm huele rico —dijo una vez que nos separamos.
—Bifes con papas —le guiñé el ojo y el sonrío.
—Hora de comer.
Mientras almorzabamos me contó sobre lo bien que le estaba yendo el primer día, lo agusto que se sentía y como se había llevado bien con el resto de sus compañeros.
Cuarenta minutos después nos despedimos de nuevo.
Me sentía aburrida y sin nada que hacer, Pedro trabajaba hasta las 15hs, quería ir a visitar a Isabella pero decidí esperarlo porque sabía que él querría ir también.
Vi una película mientras tanto y cuando por fin llegó le dije lo que tenía planeado y luego de que se duchara fuimos hasta mi casa, o bueno, la de mis padres, para buscar a Isabella.
Mi mamá había conseguido una persona de confianza que se encargaba de cuidarla mientras ellos estaban en el trabajo por lo que cuando llegamos le dijimos que podía irse por hoy ya que nosotros nos quedaríamos con ella hasta la tarde.
Isabella corrió a abrazarnos apenas nos vio desde la sala, no nos habíamos visto desde el jueves pasado cuando vinimos a buscarla por la misma ocasión también.
Fuimos al parque después de eso, compramos helado de paso y pasamos una tarde entre risas junto con ella.
***
—Qué te parece si vamos este fin de semana a la casa de mis abuelos de nuevo?
Estábamos acostados esa noche, mi cabeza sobre su pecho, sus manos acariciando mi torso desnudo.
—Me parece genial, ya estaba queriendo volver.
—Hecho entonces.
Alcé la mirada hacia él y le sonreí antes de unir nuestros labios.
***
La semana pasó rápida y lenta a la vez, con Pedro yendo a trabajar me aburría bastante sola, no podía siquiera pedir a Zaira que viniera ya que ella había comenzado a trabajar también.
Quienes si me visitaron fueron mi mamá y Ana, ayudándome a manejar las ganas que tenía de matar a mi novio de vez en cuando.
Ya estaba experimentando esas pequeñas cotidianidades de pareja, eso incluía lo bueno y lo malo.
La cosa comenzó el martes cuando a Pedro se le olvidó levantar su ropa sucia del piso en el baño, yo había entrado y había encontrado todo ahí, hasta su boxer.
—Pedro! —grite para que me escuchará desde la habitación.
Tardó 5 minutos en venir.
—Si?
—Vos no ves que esta el tacho de ropa sucia justo ahí?
Le señalé el lugar donde se encontraba dicho tacho, sólo a centímetros de donde había dejado tirada su ropa.
Él miro su ropa, luego el tacho, y luego a mi, se mordió un poco el labio y puso cara inocente.
—Mala puntería? —dijo e hizo una mueca al ver mi cara.
Levantó las manos en señal de rendición y fue a levantar su ropa para colocarla donde debería estar.
—Perdonado? —preguntó una vez que estuvo todo adentro.
—Por ahora —murmuré y cerré la puerta para poder hacer mis necesidades que era para lo que había ido primeramente.
El miercoles se olvidó de estirar la cadena y bajar la tapa, tuvimos otra pequeña discusión.
El jueves había venido mi mamá y me había explicado que habría muchas cosas más como esas que podrían pasar y que tenía que entender que los hombres tenían otra mentalidad y muchos detalles se les escapaban.
El viernes Ana me había dicho algo similar cuando le conté como no había lavado el vaso -cuando yo lave todo el resto- que usó el día anterior.
Era parte de la convivencia me dijeron, también me dijeron que tanto mi papá como el de Pedro cometían ese tipo de cosas todavía -sí, todavía- por lo que sólo tenía que aprender a inhalar exhalar y ser menos obsesiva -que ni yo sabía que lo era, aclaremos-.
El viernes, cuando fui a la cocina luego de que Pedro saliera de la misma encontré que había lavado el vaso que usó y sonreí triunfante.
***
Eran cerca de las 9am cuando nos despertamos el sábado, preparamos nuestras cosas e iniciamos camino hacia la antigua casa de los abuelos de Pedro.
Fuimos la mayor parte del camino cantando a todo pulmón junto a la radio.
Cuando llegamos preparamos algo de comer y luego fuimos al lago.
—Quiero un perrito —solté de la nada.
Habíamos estado en silencio un rato metidos en el agua y de repente se me vino esa idea a la cabeza.
Pedro arqueo una ceja.
—Y a que se debe?
Me encogi de hombros.
—No sé, siempre quise un perro, de chicos teníamos uno pero murió y mi mamá nunca volvió a traer a otro, ahora quiero uno.
—Estas segura? Eso implica encontrar y limpiar caca por todo el departamento —arqueo la ceja de nuevo.
—Para eso estas vos mi amor —le guiñe el ojo y el hizo un sonido de "pff"— no tengo problema de limpiar quiero un perrito.
Y como toque final hice un mohín.
Él rió y si inclinó a besarme.
—Imposible decirte que no.
—Lo sé.
Me tiro un poco de agua y comenzo la guerra, cuando decidimos parar yo estaba entre sus brazos.
—Entonces, me vas a regalar un perrito?
—Te voy a regalar un perrito.
***
—Dale vamos Pepe! —insistí por segunda vez.
—Quedemonos acá mejor —se negó de nuevo.
—Yo quiero montar a caballo —me crucé de brazos.
Él suspiro y me descruzó los brazos para meterme en los suyos.
—Ya te dijeron alguna vez lo caprichosa que sos?
—Se le llama ser tenaz —dije guiñándole el ojo, él río y negó con la cabeza.
—Está bien, vamos.
Yo salté uniendo mis piernas al rededor de su cintura dándole un beso.
—Gracias —dije y seguí besándolo hasta que nos separamos.
—Acordate de agradecerme así siempre está? —dijo gracioso yo reí y lo besé una vez más.
Cerramos todo y fuimos hacia el auto, unos kilometros después llegamos a la casa de Alicia y Octavo, los cuidadores.
Se encontraban sentados en su porche y sonrieron cuando nos vieron, les di como 50 años a ambos.
—Alicia, Octavio, esta es Paula mi novia —dijo Pedro cuando llegamos hasta ellos.
Ambos me recibieron con un abrazo al que correspondí.
—Tanto tiempo Pedro! Hola Paula, un gusto! —dijo Alicia.
—El gusto es mío señora Alicia.
—Solo Alicia, no soy tan vieja —dijo ella y guiñó el ojo.
—Un gusto Paula —dijo Octavio y luego dio una palmada en el hombro a Pedro— bien muchacho, bien.
Pedro rió y luego les comentó para que habíamos venido.
—Pasen con gusto, vos ya conoces todo Pedro, como si fuera tu casa! —dijo Alicia una vez que dijimos que queríamos montar a sus caballos.
Nos despedimos -momentáneamente- y fuimos hasta el establo.
—Al menos decime que no es la primera vez que vas a montar
—Tecnicamente no.
Él me lanzó una mirada acusatoria.
—Ya me subí a uno sí, pero fue como hace dos años.
No dijo nada más.
Fue hasta uno de los caballos y preparó todo como para poder montarlo, hizo lo mismo con el siguiente y me llamó para que me acercara.
—Te voy a subir primero, vamos a ir hasta afuera juntos a ver si vas bien y después vemos si seguimos más allá está bien?
Yo asentí y el me agarró de la cintura ayudándome a subir, una vez que estuve bien colocada tomé las riendas del caballo y comencé a moverme mientras Pedro se quedaba lo suficientemente cerca al costado.
Sonreí hacia él cuando llegamos hasta afuera, estaba bien y él lo notó.
Volvió adentro y unos minutos salió andando en el otro caballo, dejenme decirles que se veía muy bien.
—Vamos? —pregunté señalando hacia el campo grande que nos esperaba para recorrer.
—Vamos.
Comenzamos a andar, despacio fuimos yendo sin rumbo fijo, decidí que me gustaba montar, sin duda volveríamos a hacerlo.
Pedro al principio estaba tenso, mirando hacia mi a cada momento pero cuando noto que lo estaba manejando bien comenzó a relajarse.
Un tiempo después tuve un impulso de mirar hacia arriba, lo hice y me encontré con la hermosa vista del cielo celeste acompañado de montones de nubes, era hermoso y me dieron ganas de sacar una foto.
Estaba pensando en como mi celular se encontraba en la casa, apagado y escondido en mi cartera cuando escuché a Pedro decir mi nombre, fue la única advertencia que tuve antes de salir disparada hacia atrás, una desgarradora punzada de dolor en la columna fue lo último que sentí antes de que quedara todo en negro.
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No me pregunten cómo, pero sí, había algo que necesitaba para esta novela antes de terminarla, no sabía qué hasta que Sofia me iluminó -aunque te odie tengo que admitir que sos una puta genio cuando queres @everwiththem gracias por esto (deberían pedirle que escriba una novela, estoy segura que la van a amar) -.
PD1 IMPORTANTE: Voy a darme el lujo en estos últimos capítulos y voy a decir: si tengo varios comentarios voy a subir en menos de 24hs otro cap, sino tengo muchos subiré cuando suba *guiño*,-obvio no va pasar tanto tampoco, pero bueno, lo dejo en manos de ustedes-. *Pueden comentar en anónimo también dejando el nombre de sus tws*
PD2: Narella te dedico este capítulo *sí, podes llorar* espero que disfrutes millones hoy, sabes que te quiero mucho pelotuda💞
PD3: hagan caso al PD1, de verdad.
Ahora sí, adios.
Que lindo capitulo! porfa que no sea nada grave lo de Pau!!!!
ResponderEliminarNooo pau va a quedar invalida? Que triste que no le pase nada pleaseeee!!!
ResponderEliminarAy Fátima, me vas a hacer llorar estúpida. Sabés todo. Te quiero millones pelotuda.
ResponderEliminarEs muy buena esta novela!! La leí en menos de dos días.. Pasame cuando subas !!
ResponderEliminarSoy @OrgulloPyP