miércoles, 17 de diciembre de 2014

-58.

¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, en tu día dichoso, que los cumplas feliz!

Así fue como me desperté la mañana de mi cumpleaños, bostecé y me refregué los ojos para luego abrirlos.
Mamá, papá, Zaira y Pedro me miraban sonriendo, todos sostenían algo en sus manos, mamá una torta, papá una caja grande envuelta en papel de regalo, Zaira una bolsa de regalo que ya creía estar segura lo que era, y Pedro un ramo enorme de peonias (mis flores favoritas).

Me quedé mirándolos un segundo más antes de sonreírles de vuelta.

—No hacía falta todo esto—dije a medida que me dejaban los regalos en la cama.

—Cuando veas lo que hay dentro de estos —dijo mi amiga señalando su regalo y él de mis papás— no vas a decir lo mismo —guiño el ojo y todos reímos

—Ahora todos nos vamos a ir abajo, preparate rápido que el desayuno esta listo —dijo mi mamá y segundos después se machó después de dejar un beso en mi frente.

Papá imitó el gesto y se fue también, Zai me dio un abrazo enorme antes de irse y dejarme un rato sola con Pedro.

Él se acerco a cama, se sentó y me tiro en un abrazo que quería nunca tener que terminarlo, respire su aroma, y suspire por gusto.

Nos separamos y él acaricio mi mejilla izquierda un segundo antes de besarme, fue un beso dulce y lento, y cuando nos separamos, ambos estábamos sonriendo.

—Feliz cumpleaños mi amor —dijo dejando un corto beso más.

—Gracias Pepe, y gracias por las peonias —dije mirando las flores, él negó con la cabeza.

—Este es el comienzo recién, ahora voy a bajar, porque por mucho que me gusta la idea de ayudarte a vestir, creo que tu papá no lo aprobaría —dijo guiñando el ojo y luego yéndose.

Cuando bajé un tiempo después todos ya estaban en la mesa, me senté al lado de Pedro y fue imposible no desviar la vista hacia aquel lugar vacío en la mesa, el lugar que siempre pertenecería a Gon. Inevitablemente se me escapó una lágrima, la cual rápidamente limpié esperando que nadie se diera cuenta. Dí una mirada a mi alrededor y suspire de alivio al ver que mis papás y Zai no lo notaron, pero por el apretón en mi rodilla que recibí del costado supe que Pedro si lo hizo.
Lo miré y él me sonrío levemente, luego dejó un largo beso en mi sien.

***
Luego de que desayunáramos fuimos al colegio en el auto de Pedro.
El resto del día fue casi normal como podía ser a excepción de los saludos que recibía de mis compañeros o algunos profesores.

Cuando tocó el último timbre, Pedro me agarro de la mano y me llevó hasta su auto, diciéndome que Zaira y Hernán nos alcanzarían en un rato.

Pensé que iríamos a comer los cuatro juntos por lo que me sorprendí cuando noté que estábamos yendo a mi casa.

Cuando estacionó se bajo y luego abrió mi puerta, caminamos hasta la entrada de la mano, abrí la puerta y en cuanto vi la sala me eché a correr a los brazos de mis abuelos.

—Feliz cumpleaños princesa —dijo mi abuelo cuando nos separamos.

—Gracias abuelo —sonreí feliz.

—Feliz cumpleaños mi vida —dijo mi abuela mientras me agarraba las mejillas, apretándolas, típico de ellas.

—Gracias abuela —la volví a abrazar— que sorpresa, no los esperaba! —no podía dejar de sonreír.

—No queríamos faltar a los dieciocho de nuestra nieta —dijo mi abuela como si fuera una obviedad.

Luego habló más despacio, solo para que yo escuchara, y tal vez mi abuelo.

—Veo que seguiste mi concejo —mirando hacia atrás.

Recién en ese momento me acordé que deje a Pedro parado en la puerta.
Me gire hacia él haciéndole señas para que venga y se acerco sonriendo.
—Abuelos este es Pedro, mi novio. Pedro estos son mis abuelos Martha y Juan.

—Un gusto Pedro —dijo mi abuelo estrechando su mano.

—Lo mismo digo Señor —conocía a Pedro y podía notar que estaba un poco nervioso.

—Decime Juan no soy tan viejo —dijo mi abuelo guiñando el ojo.

—Juan —dijo Pepe asintiendo con la cabeza, mientras se giraba para saludar a mi abuela quien inmediatamente lo abrazo.

—No sabes como me moría de ganas de conocerte —dijo mi abuela y yo sonreí aún más si podía.

—Yo también Señora —siempre respetuoso él.

—Yo tampoco estoy tan vieja —dijo soltándolo y Pedro río.

—Martha? —preguntó dubitativo pero sonriendo.

—Martha —asintió mi abuela.

Un tiempo después llegaron Zaira y Hernán y después de un rato de estar todos juntos en el living, fuimos a almorzar.

***

No fue hasta de tarde que mis abuelos se fueron, no sin que antes mi abuela se llevara a Pedro a un lado para hablar con él a solas, me moría de ganas de saber sobre que hablaron pero ni ella ni Pedro dirían nada.

Un tiempo después Pedro me dijo que fuera a prepararme porque volvería en un rato para llevarme a cenar.

Una hora después ambos estábamos sentados en aquel restaurante donde me había llevado a nuestra primera cita, el restaurante en el cual también solíamos venir a menudo cuando eramos cuatro.

No me dio tanta tristeza como pensé que lo haría en el momento en que atravesamos la puerta. Pedro había reservado un lugar para nosotros y quería disfrutarlo completamente, así es que decidí centrarnos solo en nosotros dos.
Tuvimos una cena magnifica hablando de todo y nada, como siempre.

Cuando terminamos fuimos a caminar por los alrededores de un parque, Pedro me hizo sentar en un momento y saco una cajita rectangular de su bolsillo.

Cuando la abrí había una brazalete de plata con un micrófono y una guitarra entrelazados, lo admire por un tiempo y luego mire hacia Pedro.

—Te gusta? —preguntó dubitativo.

—Me encanta Pepe, y lo entiendo completamente —dije emocionaba, era como una fusión de nosotros en un brazalete.

—Me alegro que lo entendieras no quería regalarte solo algo, quería que significara algo.

—Me encanta —susurré de nuevo y luego lo besé— te amo, gracias por estar todo el día conmigo.

—Siempre mi amor —me besó una vez más y luego se aparto para hablar de nuevo— debajo de la cajita hay algo que hice para vos, no es la gran cosa pero leelo cuando estes sola.

—No puede ser ahora? —dije haciendo un puchero, el cual el besó por supuesto.

—Mmm no, la próxima vez puede que te lo lea yo, pero como es la primera… —se encogió de hombros rascándose la nuca, yo asentí porque sabía que si él hacía eso era porque estaba nervioso y no quería eso.

—Esta bien —dije y lo abrace— gracias de nuevo.

—No hay nada que agradecer mi amor, te amo —dijo y luego beso mi frente.


Nos quedamos un rato más ahí solo disfrutando del otro, hasta que Pedro dijo que ya nos teníamos que ir.

Me dejo frente a mi puerta, y le hice prometerme que volviera más tarde.

Apenas llegué a mi habitación, cerré la puerta y me senté en la cama para poder ver lo que había debajo de la cajita.

Era un papel doblado con algo escrito en él, cuando terminé de leerlo tenía lágrimas en los ojos, nadie nunca me había escrito nada y menos algo así, creo que lo amé incluso aún más, si eso era posible.

Tiempo después cuando entro por mi ventana, lo abracé por un largo tiempo susurrándole cuando lo amaba.

Esa noche me dormí con mi cabeza en su pecho, pensando en Gonzalo y de cuánto me estaba cuidando desde arriba.


*papel doblando y metido debajo de la cajita del brazalete*:

Desde niño siempre quise volar
Yo tenía la ilusión de algún día tocar el cielo

Desde niño siempre quise escalar
Yo tenía la ilusión de llegar hasta la cima del lugar más alto

Desde niño siempre quise cantar
Yo tenía la ilusión de enamorar a las personas con mi voz

Desde niño siempre quise triunfar
Yo tenía la ilusión de algún día sentir satisfacción por haber logrado algo

Desde niño siempre quise amar
Yo tenía la ilusión de mirar a alguien como mi papá miraba a mi mamá, como si él daría la vida por ella, como si ella fuera su todo

Desde niño siempre quise todas esas cosas
Y ahora que te tengo
Pienso que, en verdad
Todo lo que siempre quise es a vos.


Te amo cada día más.
Tuyo para siempre, Pedro.



 **


Dos capítulos en una semana WO qué es esto.

2 comentarios:

  1. Esta muy buena la nove! Me encanta! Cuando subas me la pasas? @paulitercordoba

    ResponderEliminar
  2. Escribis tan bien que te suplicarias que la termines, JAJA...y nada te pediria que si podes pasarmela cuando subas. Gracias. @AmorxPpyPau

    ResponderEliminar