domingo, 21 de diciembre de 2014

-59.

Un día llegue a casa del colegio y cuando entre a la cocina me encontré con dos ojos azules enormes mirándome con cierto temor. Una niña de, supongo, unos seis años me miraba retorciéndose las manitos. Incliné la cabeza a un lado mientras millones de preguntas se me cruzaban en la mente y no podía ver a mis papás cerca para que las respondieran.
La niña tenía ojos azules de bebé y el cabello castaño claro enmarcando su rostro con risos sucios. Ella estaba sucia, y no tenía la mejor ropa. Me acerqué lentamente hasta ella y me arrodille en frente suyo.

—Hola hermosa —dije sonriendo tratando de parecer lo más amigable posible.

—Hola —dijo ella bajito, tenía una dulce voz.

—Me llamo Paula —dije ofreciendo mi mano— vos…? —presione un poco para que me dijera su nombre.

—Isabella —respondió en el mismo tono que el anterior de nuevo, mirando hacia mi mano extendida con temor, la baje de nuevo.

—Isabella, que bonito nombre —y justo cuando no sabía que más hacer con ella escuche pasos viniendo detrás.

—Veo que ya se conocieron —escuché la voz de mi madre antes de pararme y ponerme entre ellas dos.

—Mmm sí, me encontré con Isabella hace un ratito, justo te iba a buscar —dije dándole una mirada cuestionadora, a la cual respondió con otra mirada que significaba que tenía que esperar para las explicaciones.

—Mira Bella encontré esta ropa vieja de Pau en el fondo de mi armario —dijo mi mamá con su voz más dulce de lo habitual— no queres ir a bañarte un rato? —preguntó.

Isabella asintió lentamente y tomo la mano que mi mamá le estaba ofreciendo.

—Voy a llevar a Isabella hasta el baño y vuelvo —dijo mientras se marchaba hacia arriba.

Tenía sed y mientras que ella fue con Isabella me serví un vaso de jugo de naranja.

Me senté en una de las sillas en el comedor y minutos después bajo mi madre de nuevo.
Se sentó enfrente a mi y comenzó a explicarse.

—La encontré en la calle —suspiró mientras se frotaba la frente— estaba en la esquina de un callejón llorando, yo escuche los sollozos y sin poder contenerme fui a ver de donde provenía. Era ella Pau, se había escapado de un Hogar hacía un día y lloraba porque estaba asustada. —mi mamá se tomó un minuto para inhalar y exhalar— Ella no quiere volver al Hogar, me suplicó que no la llevara devuelta y yo no pude hacer otra cosa que traerla acá me dio tanta pena hija —a mi madre se le caían algunas lágrimas y pude sentir las mías también. La debilidad de mi mamá eran los niños y yo heredé eso de ella.

—Qué va pasar con ella? —tuve que preguntar.

—No sé, quiero saber mejor porqué ella no quiere volver, no puedo solo llevarla ahí si algo le están haciendo —dijo y yo asentí porque tenía razón.

—Se ve muy tímida y atemorizada —dije recordando nuestra pequeña presentación.

—Tuve la suerte de que confiara en mi —dijo mi madre, pude notar cierto brillo en sus ojos, y en ese mismo momento supe que no se daría por vencida con Isabella.

Mi madre volvió a subir para ver cómo se encontraba Isabella y luego de largos minutos ambas bajaron.

—Almorzamos chicas? —preguntó mi mamá mirándonos a las dos una vez que Isabella se sentó –sorpresivamente- a mi lado.

Ambas asentimos y mi mamá entro a la cocina para poder servirnos la comida.

Me gire un poco para mirar a la dulce niña de ojos azules de nuevo, ella era tan linda que me daban ganas de abrazarla, yo quería que ella me tuvieran aunque sea un poco de confianza por lo que traté de iniciar una conversación.

—Entonces Bella, te puedo decir Bella cierto? —pregunté por las dudas, ella asintió mirándome fijamente. — bueno, yo tengo dieciocho años y vos? —fui por lo fácil primero.

—Seis —dijo ella bajito.

—Seis? Guau yo pensé que tenías ocho —dije guiñando el ojo, los niños siempre querían ser más grandes, me gané una sonrisa por mi especie de broma, decidí seguir y tentar mi suerte para ver si seguía respondiendo—: Mi cumpleaños es el seis de septiembre y el tuyo?

—El diez de octubre —dijo ella elevando un poquito más su voz.

—Esta cerquita —mencioné lo obvio, ella asintió.

—Y el tuyo fue hace poco —dijo y yo sonreí mientras asentía, ya que era lo primero que decía sin que le tuviese que preguntar nada.

—Sip, fue hace una semana —dije y entonces seguí con mi sutil cuestionario— lo que más me gusta hacer es leer y cantar, y a vos?

—A mi me gusta bailar —dijo ella y yo asentí, poniéndole fin a nuestra pequeña conversación ya que mi mamá se acercó con dos platos poniéndolos enfrente nuestro y luego fue por el suyo.

—Gracias Señorita —dijo hablando bajito de nuevo Isabella y con mi mamá reímos.

—Me alagas Isabella me alagas —dijo mi mamá graciosa sonriendo.

Las tres comimos mientras mi mamá hacía una que otra pregunta sutil –como lo estaba haciendo yo antes- a la niña, ella respondía hablando siempre bajito mientras comía gustosamente su comida.

Nos contó como se llamaba el Hogar del cual se escapó, nos contó que sus padres habían muerto en un accidente cuando ella era muy chiquita –como si no lo fuera ahora- y que la llevaron al Hogar porque no tenía ninguna otra familia –que supieran al menos.

Mientras ella hablaba yo me mordía la lengua para no llorar frente a ella, y pude notar que mi mamá estaba haciendo lo mismo. No era justo que alguien tan chiquito ya tuviera que pasar por tanto.

Para cuando terminamos de comer ofrecí a Isabella para ver la televisión un rato, le dije que me esperara un rato mientras la dejaba en el sofá y fui hasta la cocina donde mi mamá se encontraba.

Apenas nos miramos ambas asentimos con la cabeza.

—Tengo que hablar con tu papá —dijo ella y yo volví a asentir.

—Vos tenes que volver al trabajo ahora no? —pregunté aunque ya sabía la respuesta.

—Sí, no se que hacer con ella mientras, justo hoy no puedo faltar —dijo ella y yo supe lo que haríamos.

—Voy a llevarla con nosotros al ensayo —dije decidida y mi mamá asintió con la cabeza notoriamente agradecida.

Cuando volví al living escuché a Isabella riendo y sonreí.

—Bella tengo un propuesta —dije sentándome a su lado, ella se giro para mirarme y seguí—: bueno mi mamá tiene que volver al trabajo ahora y yo tengo que ir a ensayar algo en mi colegio —dije y pude ver que su rostro cayo, ella creía que la íbamos a dejar, rápidamente me obligué a seguir—: entonces mi propuesta es si queres venir conmigo a ver el ensayo, va haber gente bailando —traté de llegar a ella por donde ahora sabía era su debilidad, el baile.

Su rostro se iluminó cuando mencione eso, y pude verla sonreír un poco mientras asentía.


—Muy bien, no te conté hace rato pero yo tengo novio —dije y sus ojos curiosos me regresaron la mirada.

—En serio? —pregunto un poco emocionada, supuse que eran una romántica desde chiquita.

—Sip, se llama Pedro y es muy bueno —dije ya que no quería que le tuviera miedo— él va pasar en una hora a buscarnos esta bien?

—Esta bien —dijo ella asintiendo y yo sonreí.

Seguimos viendo la tele después de eso, vario tiempo después, luego de que mi mamá se fuera, yo fui arriba para cambiarme de ropa por algo más cómodo ya que Pedro no tardaría en llegar.

Baje de nuevo justo cuando el timbre sonó y fui a abrir la puerta primero para explicarle minimamente la situación a Pedro antes de que viera a Isabella.

Abrí la puerta y él estaba ahí sonriendo como siempre.

—Hola hermoso —dije guiñándole el ojo y el río.

—Esa es mi línea —dijo él y esta vez reí yo.

Me acerqué a darle un beso y cuando nos alejamos rápidamente le conté lo que sucedió cuando llegue a casa.

—Y no les contó por qué no quiere volver? —preguntó él cuando termine de contarle. Se veía preocupado por la niñita tanto como yo.

—No, todavía no, pero se que va contarle pronto a mamá —dije y realmente quería creerme.

—Es tan triste que haya tenido que pasar por tanto siendo tan chica —dijo el negando con la cabeza, para luego suspirar y sonreír— bueno entremos que quiero conocerla.

Le di un último beso, porque esta parte de él que desconocía un poco me hacía enamorarme aún más.

De la mano entramos y fuimos hasta el living donde estaba una Isabella muy concentrada mirando la televisión.

Me arrodille frente a ella para captar su atención.

—Bella te presento a Pedro, mi novio. Pedro esta es Isabella —dije y Pedro se arrodillo junto a mi.

—Hola Isabella mucho gusto —dijo él tendiéndole la mano, la cual ella acepto tímidamente.

—Hola Pedro —dijo ella bajito y nos hizo sonreír a los dos.

—Venis con nosotros? —preguntó él aunque ya sabía que sí, ella asintió— bueno vamos entonces.

Nos paramos y tendimos nuestras manos hacia Isabella quien acepto nuestra ayuda para pararse.

Subimos en el auto, con Isabella atrás y nos dirigimos hacia el colegio.

—Tenes alguna música favorita? —preguntó Pedro apenas puso en marcha el auto. Isabella asintió.

—Manuelita —dijo ella y con Pedro reímos.

—Bueno lastimosamente esa canción no la tengo pero voy a poner una y me decis si te gusta si? —ella asintió de nuevo.

Pedro puso Imagine de John Lennon y unos segundos después pudimos notar por el retrovisor que Isabella movía la cabeza a ritmo con la música.

Ambos nos miramos y sonreímos.

Cuando llegamos al colegio ayude a Isabella a bajar y fuimos con ella en medio sosteniéndonos las manos a ambos, hasta donde ensayábamos.

Cuando llegamos todos nuestros compañeros ya se encontraban ahí y simplemente les dije que traía a una amiga para ser nuestra juez, todos rieron y le dieron una cálida bienvenida a Isabella quien sonrío de vez en cuando.

Pude notar a Isabella bastante concentrada mientras ensayábamos, y siempre que sonaba alguna música ella movía su cabeza al ritmo como lo había hecho en el auto.

—Es muy tierna —dijo Pedro mientras me abrazaba desde atrás, notando que miraba en dirección a Isabella.

—Lo sé, espero que mamá y papá encuentren una solución —dije y lo decía sinceramente, no quería que esa hermosa niñita sufriera más.

—Estoy seguro que la van a encontrar —dijo Pedro dejando un corto beso en mi cuello.

Me gire hacia él y uní nuestros labios sin ninguna razón más que porque quería hacerlo.

Nos besamos hasta que un compañero silbo y nos llamó porque eran nuestro turno.

***
Tuve que explicarle a Zaira toda la situación con Bella cuando terminó el ensayo, ella me conocía mejor y sabía que no era una simple “amiguita” como había dicho cuando llegamos.

Cuando terminé de contarle todo e intercambiamos algunas palabras más, nos despedimos y fui hasta donde Pedro e Isabella me esperaban, al parecer, teniendo una conversación.

—Ya estoy —dije llegando hasta ellos, ambos se pararon.

—Vamos a ir a tomar helado —anunció Pedro mientras caminábamos hacia el auto.

Yo acepte sin ninguna objeción y pude ver que Isabella sonreía.

Fuimos en busca de helado y lo llevamos a casa.

Vimos una película los tres juntos y cuando termino Pedro se fue diciéndome que era mejor que estemos los tres solos –mi mamá, mi papá y yo- para hablar sobre la situación de Isabella.

Mi mamá me había informado por mensaje que llevaría a mi papá a merendar afuera así podía explicarle todo sin que Isabella escuchara.

Antes de que llegaran ya preparé a Isabella un poco diciéndole que mi mamá llegaría junto con mi papá en un rato, ella simplemente asintió.

Cuando llegaron mi papá se presento a Isabella siendo más dulce –también- que de lo habitual.

Ella hasta inclusive le sonrío un poco, cosa que nos hizo sonreír por completo a nosotros tres.

Le dijimos a Isabella que se quedara un rato viendo la tele mientras nosotros hablábamos un rato en la cocina.

Al parecer no teníamos tanto de que hablar –por el momento- ya que los tres estábamos de acuerdo en que queríamos que Isabella se quedara. Solo faltaba solucionar la parte legal.


**

"Las mejores ideas surgen después de media noche." nunca más de acuerdo con J.K. Rowling, son las 4am nada.
Si alguien comenzó a leer y quiere que le pase la nove cuando suba avisenme por twitter (@fatipauliter) y si tienen ganas comenten, es lindo leer los comentarios saben, bueno chau gracias por leer la nove♥

2 comentarios:

  1. Me encanta esta novela! Tenes ideas re lindas! Hermoso el capitulo me encanto!

    ResponderEliminar
  2. Tal cual, a la madrugada queres hacer miles de cosas, todo te aparece en la mente para hacer en la madrugada!

    ResponderEliminar