Cuando por fin nos separamos de
besarnos por varios minutos, luego de
que yo lo dijera que aceptaba el anillo, nos quedamos en el puente hasta ver el
atardecer y luego nos encaminamos al hotel, yo no podía borrar la sonrisa de mi
cara y le robaba más besos –de lo habitual- a Pedro mientras caminábamos.
Justo cuando llegábamos al hotel
noté que Zaira y Hernán se acercaban también, ambos notaron la cadena en mi
cuello –ya que sin darme cuenta la estaba tocando- y vi como Hernán sonreía
mientras chocaba los puños con Pedro, supuse que se lo había contado antes.
Zaira sin embargo se quedó con la
boca abierta un segundo y cuando iba a hablar tomé su mano y la arrastré hacia
los ascensores.
—Cena los cuatro juntos en una
hora —grite hacia los chicos que seguían en la entrada mirándonos con diversión,
asintiendo en respuesta.
Apenas entramos en la habitación
Zaira comenzó a hablar.
—Es lo que creo que es? Se
arrodillo? No, pero para no puede ser eso porque entonces el anillo tendría que
estar en tu dedo y no lo está, está en una cadena, igual de hermosa que el
anillo por cierto… Y ya no estoy entendiendo nada —dijo mi amiga sin tomar aire
por un segundo y yo reí un poco.
—Sos una tarada Zaira pero así te
amo —dije rápidamente lo último cuando vi que fruncía el ceño— vamos a
sentarnos, tomá aire y te cuento está bien?
Mi amiga asintió y se sentó a un
la do de la cama.
—Dale, comenzá.
Le conté todo, lo del candado en
el puente y luego el anillo, ella estaba sonriendo feliz para cuando terminé.
—Que romántico —dijo suspirando
contenta— quién pensaría que ustedes dos iban a estar así ahora —sacudió la
cabeza sonriendo.
—Si vos me preguntabas hace un
año si yo siquiera besaría a Pedro yo estaría resoplando y negándolo rotundamente
—dije y ella bufó.
—Sí pero vos y yo sabemos que
aunque hacías eso, ahí siempre dirías que sí —dijo ella señalando mi corazón y
yo asentí, tenía razón.
—En fin, este viaje no pudo ser
mejor —y era verdad, ignorando esa pequeña noche de la discoteca.
—Opino lo mismo, hasta a Hernán
lo hace más tierno París —dijo ella mordiéndose un poco los labios mientras
sonreía.
—Paris tiene una especie de magia
—dije y ella asintió de acuerdo— y ya que mencionaste a Hernán eso me recuerda
que tengo que pasarte una foto, mira —saqué mi celular y abrí la foto para
mostrarle, su rostro se iluminó al ver la imagen.
—Sos una genia Pochi, esta foto
no puede ser más linda.
Ella observo la foto un segundo
más y luego se la pasé a su celular, hablamos un rato más hasta que nos dimos
cuenta de que si no nos poníamos a preparar no íbamos a estar listas a tiempo.
Nos turnamos con la ducha y luego
nos vestimos, ambas con vestido digno de un restaurante, nos maquillamos un
poco y yo deje mi pelo suelto mientras que ella se lo alzo, cosa que le quedaba
muy bien.
Cuando bajamos al lobby los
chicos no se encontraban ahí aún para sorpresa nuestra y tuve que hacerle una
llamada perdida a Pedro.
Diez minutos después al fin se
dieron el lujo de aparecer y cuando les preguntamos por qué habían tardado
tanto, nos contestaron que se quedaron colgados mirando un partido por la
televisión, con Zaira rodamos los ojos y al mismo tiempo dijimos hombres causando que Pedro y Hernán
comenzaran a quejarse de que ellos si tenían que esperarnos pero nosotras no
podíamos hacer lo mismo por ellos.
Estuvimos “discutiendo” eso por
unos minutos hasta que puse fin al tema anunciando que tenía hambre y obligándonos
a ponernos en marcha.
Cenamos en un bonito restaurante
con onda vintage, atrayendo algunas miradas porque parecía que nuestros novios
no podían comportarse como gente civilizada por un momento, harían chistes y
bromas que –tengo que admitir penosamente- hasta nos hacían reír a Zaira y a
mí.
Pero aunque nos quejábamos lo amábamos
secretamente, un hombre con sentido del humor no tiene comparación.
***
El lunes estuvimos toda la mañana
juntos con nuestro grupo recorriendo París sin mapas ni nada, simplemente
disfrutando de nuestro último día dejando que nos sorprenda la hermosa ciudad
por última vez, al medido día hicimos un picnic en uno de los jardines y para
la tarde nos dividimos ya que algunos querían recorrer ciertos lugares una vez
más y no estábamos de acuerdo en uno sólo.
Yo quería visitar la Torre Eiffel
una vez más antes de partir, por lo que con Pedro fuimos hasta ahí y volvimos a
subir hasta arriba para admirar por última vez la vista de esta increíble
ciudad.
Cuando llegamos a la cima, admire
cada pequeña cosa y luego de esperar un rato más pudimos ver lo que tanto
quería, el atardecer desde ahí.
Fue absolutamente increíble y no
pude evitar sacar mi celular para tomar miles de fotos –como había hecho
durante todo el viaje.
Puse la cámara frontal luego y
nos tomé algunas fotos a Pedro y a mí con el atardecer de fondo también.
Él sonrío en una y en el resto se
encargó de besarme por toda la cara mientras yo trataba de que vuelta a sonreír
hacia la cara, fracasando y riéndome de ello, en la última foto Pedro agarró mi
barbilla y giro mi rostro hacia el suyo besándome mientras yo hacia click.
Dejé caer mi brazo luego, guardando
mi celular en el bolsillo trasero, sin dejar de besarnos, y luego envolví mis
brazos alrededor de su cuello mientras él bajaba sus manos a mi cintura.
—Sos imposible —dije sacudiendo
la cabeza una vez que nos alejamos.
—Tenía ganas de besarte —dijo él encogiéndose
de hombros despreocupadamente, yo reí.
—Te amo, aunque estés loco y todo
—dije colocando una mano en su mejilla, él giro su rostro para dejar un beso en
la palma de mi mano y luego sonrío de costado.
—Yo te amo a vos preciosa —y
estampó sus labios en los míos de nuevo.
***
La mañana del martes nos
dedicamos a –tristemente- meter todas nuestras pertenencias en nuestras maletas,
almorzamos todos juntos después y luego disfrutamos nuestras últimas horas en París
cerca del hotel.
Para cuando estaba atardeciendo
ya nos encontrábamos en la entrada del lobby con nuestras maletas, esperando el
trasbordador que nos llevaría al aeropuerto.
Muchos estaban quejándose de que
no se querían ir, yo era una de ellos.
Pedro sólo sacudía la cabeza
divertido y dejaba cortos besos en mis labios.
Media hora después nos encontrábamos
en el aeropuerto, recibiendo la mala noticia de que el vuelo se iba a demorar,
decían que por más o menos una hora.
Nos quejamos por un rato y luego
algunos fueron a recorrer, mientras que otros nos quedamos sentados esperando,
no podíamos hacer otra cosa ya que no se nos permitía salir del aeropuerto.
Pedro se levantó minutos después pasándome
la mano señal de que quería que me levantara también, y así lo hice.
—A dónde vamos? —pregunté
mientras él me arrastraba a no sé dónde.
—Sh vos vení, conozco un lugar
perfecto para esperar —dijo él y yo lo seguí tratando de averiguar a dónde íbamos.
No me tomó mucho tiempo darme
cuenta, íbamos directo hacia la pista de aterrizaje.
—Pedro que haces? Nos van a matar
—dije preocupada, sin embargo él siguió.
No estábamos cerca de donde se
encontraban los aviones, pero tampoco nos encontrábamos tan lejos, esto era
definitivamente una locura.
Pero cuando mire hacia el cielo
deje de protestar inmediatamente, la vista era inigualable, con todo el espacio
abierto las estrellas se veían como nunca, y yo suspiré mirando hacia Pedro.
—Sabías que se iba a ver así no? —pregunté
y él simplemente guiño el ojo.
Luego se acostó ya que había una
pequeña parte de césped y yo me uní a él, utilizando su pecho como almohada,
mientras él envolvía un brazo en mi cintura.
Nos quedamos así admirando el
cielo por mucho tiempo, hasta que levanté la cabeza en un impulso de besarlo,
él ya estaba ahí encontrándome con sus labios.
Cuando nos separamos le sonreí, y
el trazo mi mejilla con su mano libre.
—Sabes lo que quiero? —preguntó
mientras me acariciaba aún.
—Qué? —pregunté impulsándome un
poco más hacia arriba para quedar semi encima suyo.
—En mucho, mucho tiempo quiero
verte con mil arrugas y el pelo canoso, sonriéndome como la primera vez,
recordándome que teníamos razón, que lo nuestro era para siempre.
Cuando dijo la última palabra
sonrío ligero, y yo lo mire profundamente, él corazón en mi pecho amenazándome con
explotar de tanto amor. Sintiendo una pequeña lágrima deslizarse por mi
mejilla.
—No tenes idea de lo que le haces
a mi corazón cuando decis cosas como estas Pedro —dije esta vez trazando su
rostro yo— te amo demasiado —dije y uní nuestros labios mientras lo sentía
suspirar.
Lo bese, y me beso con tanta
delicadeza, tomándonos nuestro tiempo, explorando nuestros labios como si no conociéramos
todo del otro ya, saboreando cada instante, hasta que nos separamos con la
misma lentitud, sonriéndonos inconscientemente.
—Yo te amo a vos Paula, igual de
mucho —dijo y yo lo abracé, así encima de él con mi cabeza enterrada en su
cuello.
Nos quedamos ahí por lo que creo
fueron unos treinta minutos más, hasta que yo nos saqué de nuestro ensueño por
miedo a que alguien nos descubriera.
Nadie nos notó, por suerte, y una
vez que estuvimos de regreso tuvimos que esperar una hora más antes de que
finalmente pudiéramos abordar.
***
Catorce horas después luego de
que mi mamá llamó –una vez que nos bajamos del avión- para avisarme que surgió
un problema en el trabajo y no podrían venir a buscarme, me encontraba junto
con Pedro esperando a su hermano, Federico que me dejaría en mi casa de paso.
Él llegó diez minutos después de
que ya nos habíamos despedido de todos nuestros compañeros, y luego de subir
todas nuestras maletas al auto fuimos hacia mi casa.
—Entremos un rato porque tengo
que ir al baño —dijo Federico cuando estacionamos en mi casa, y Pedro asintió, bajándose
para ayudarme con mis maletas.
Cuando abrí la puerta nos encontramos
con un grito de ¡sorpresa! Que provenía de toda mi familia y de la
familia de Pedro.
Ambos nos miramos con la boca
abierta, después sonreímos y nos dirigimos para saludar a todos.
Isabella se nos adelantó y llegó
corriendo hasta nosotros, haciéndonos agachar a ambos para abrazarnos.
—Los extrañe mucho —dijo con su
dulce vocecita y yo la abracé más fuerte.
Después de eso procedimos a
saludar a todos los que se encontraban ahí, mis padres, -sorpresivamente- mis
abuelos, los padres de Pedro, y sus hermanos. Como dije, estaban todos.
Una vez que saludamos a todos nos
sentamos juntos y comenzamos a contar pequeñas anécdotas, yo agradeciendo que
el anillo se encontraba debajo de mi remera, ya que no estaba segura de cuál
sería la reacción de todos al verlo y no quería causar un alboroto en ese
momento.
Almorzamos todos juntos afuera en
el jardín y luego de pasar la tarde, la familia de Pedro, junto con él, se
marcharon.
Yo me quede un rato más charlando
con mis abuelos, mamá, papá e Isabella y luego, cuando mis abuelos se fueron,
subí a mi habitación finalmente, y luego de ducharme me acosté a dormir, ya que
me encontraba muy cansada por el vuelo.
Me desperté para la cena, y
cuando terminamos volví a mi habitación, sólo que con Isabella de la mano.
Pusimos una película para ver
juntas, y luego nos quedamos dormidas, con su cabecita apoyada en mi hombro.
**
Hooola, yo ya no sé para qué pido que comenten sino lo hacen -bue la resentida- mentira, aunque no comentan acá lo hacen por twitter y les agradezco, son lindas♥ *sólo las que comentan, obvio* ah.
PD1: quiero agradecer a Solfilis arroba everwiththem de nuevo por la ayuda, es una genia -cuando quiere- y me dio la idea de la pista de aterrizaje (que no les engañe con su tarades, es toda una romántica la nena). De nuevo, denle una palmadita en el hombro o algo, ah.
PD2: quiero decirles que amo la novela de Narella la gila (con amor) de arroba nare_pauchaves (es thelovematchpyp.blogspot.com ) tienen que leerla, al igual que el resto de las novelas que recomiendo al costado. Las de Jus, Cande, Vicky y Sofi. Aunque ni se para que les digo si seguro ya las leen pq todas son grosas ah.
PD3: bueno en fin, espero que les haya gustado y quiero que sepan que esta novela se está acabando, hay que crecer chicos -bue-. No, en serio, no sé cuantos caps faltan, todavía no tengo todo listo, hay algunas cosas que tienen que pasar todavía, pero está llegando a su fin, sólo estoy avisando.
PD4: comenten en el blog también no sean pajeras *lo siento tenía que decirlo* listo ahora sí, chiau.
No hay comentarios:
Publicar un comentario