En los primeros días de noviembre los profesores ya fueron preparándonos
para los exámenes finales, llenándonos de tareas y proyectos.
Nos llenaron por completo, ya que nosotros habíamos pedido que nos dejaran
todo para este mes –si era posible, cosa que fue- ya que antes teníamos los
ensayos para la obra y se nos iba a complicar.
Ellos aceptaron pero por supuesto que tenían algo en mente para torturarnos
–sí, tal vez esté exagerando- y ese algo era mucha, mucha tarea.
Justo cuando pensé que tendría tiempo para volver al gimnasio y ver más a
Pedro y mis amigos fuera del colegio, ellos vienen y nos llenan de cosas.
La mayoría de los proyectos eran en grupo, algo bueno, ya que nosotros
mismos podíamos elegir a nuestros compañeros, y nuestro grupo estaba bien
formado, trabajábamos realmente en equipo. Aunque de repente nos desviábamos
del tema y terminábamos haciendo cualquier cosa, volvíamos al trabajo tarde o
temprano.
Las reuniones en grupo eran de tarde, casi a la misma hora que ensayábamos
para la obra, hasta más o menos las seis.
Por lo que aprovechaba esas horas antes de que oscurezca para pasar tiempo
con Pedro y en momentos con Zaira.
Pedro siempre me traía de regreso, y se quedaba un tiempo como ya venía
haciéndolo antes, ahora con Isabella uniéndosenos de vez en cuando –pensamos
seriamente que mi papá era parte de esto, ya saben… Mandando a Isabella en vez
de bajar él…-
Y aunque no nos molestaba Isabella para nada, a veces necesitábamos tiempo
a solas porque había algunos besos no aptos para menores queriendo salir a la superficie, pero como Isabella no
se iría hasta que mi papá la llame, nos conformábamos con pequeños besos
robados.
Para la primera semana los profesores habían comenzado a darnos pistas
–como a mí me gustaba llamar a los cuestionarios- sobre lo que posiblemente
podría salir en los exámenes -finales- debo añadir.
Y tengo que confesar que me pongo realmente obsesiva en los
exámenes finales, tiendo a estudiar una y otra vez, y a hacer mis tareas más
largas de lo normal –por el simple hecho de obtener un sobresaliente, claro-.
En fin, no soy la misma Paula cuando comienzan los exámenes, y desde este lunes
–la segunda semana de noviembre- comenzaríamos a rendir sin parar todos los
días, hasta el anteúltimo.
Hoy era sábado, dos días antes del primer examen, que resultaba ser el de
la materia de matemáticas, desgracia nuestra.
Mi cordura se desbordó hasta tal punto en que cuando Pedro me dijo que
estaba por venir a buscarme para ir a nuestro
lugar yo le dije que no podía porque tenía que estudiar. Él me respondió
simplemente con una cara enojada, la cual ignoré.
El domingo cancelé con Zaira, que propuso venir a tomar mates.
Y para el lunes a la mañana estaba cómoda conmigo misma, ya que había
estudiado suficiente como para hacer un buen examen.
Cuando encontré a Pedro en la entrada él estaba de espaldas hablando con
Hernán, tenía que disculparme con él por haberlo dejado plantado, ya que no
respondí su mensaje en todo el fin de semana luego de enviar el primero.
Llegué hasta él y envolví mis manos alrededor suyo por detrás.
Él se tensó primeramente y luego se relajó un poco, le dijo a Hernán que lo
esperará y se giró hacia mí.
Me miro tratando de parecer enojado primero, mientras yo lo miraba con la
mejor cara de lo siento, hasta que no
aguantó más y sacudió la cabeza mientras un sonrisa se asomaba en sus labios.
—Aunque me hagas sonreír estoy enojado —dijo después, ya sin su sonrisa. Yo
suspire.
—Ya se mi amor, pero me disculpas? —pregunté haciendo un puchero.
—Estoy pensando que, si yo te hacía lo mismo, vos ibas a hacer esto mucho más
difícil, así es que no sé qué hacer —dijo él inclinando la cabeza, esperando a
que yo diga algo más convincente.
—Primero que nada yo tiendo a dramatizar mucho más que vos —dije arqueando
una ceja, él asintió de acuerdo— segundo me tenés que perdonar ahora porque me
extrañaste y yo, aunque fui la culpable de que no nos hayamos visto, te extrañé
también y tercero, porque me amas—finalicé tratando de sonar lo más convincente posible.
—No pensás en ser abogada vos? —dijo Pedro en tono divertido, yo reí.
—Dale mi amor —dije enroscando mis manos detrás de su cuello, mientras él
cedía, agarrando mi cintura.
—Tenía este plan perfecto de hacerme del enojado por lo menos hasta el
mediodía, pero vos tenés que venir y decirme estas cosas —dijo él sacudiendo la
cabeza— y mi plan se va a la mierda —terminó mientras unía nuestros labios de
repente, sorprendiéndome.
Nos besamos hasta que escuchamos a personas silbándonos y luego seguido el
timbre que indicaba la entrada.
Aprobé el examen con la nota más alta, obviamente.
***
Ese lunes de tarde, para que Pedro no se vuelva a enojar por ignorarlo, le propuse
estudiar juntos, y él aceptó con gusto.
Tiempo después estábamos en mi habitación, ya que ahí tenía todas mis cosas y era más
cómodo que abajo, con la puerta sin llave –orden de mi padre, por supuesto-.
Yo estaba sentada en mi cama, bastante concentrada leyendo ya casi el final
de un libro que nos había dado la profesora de literatura, cuando siento besos
siendo dejados en mi cuello.
Empujo la cabeza de Pedro, esperando que entienda que no estoy dejando de
leer este libro hasta que lo termine, pero él vuelve a hacer lo mismo.
—Pedro —dije una advertencia.
Él me ignoró, y ya no podía concentrarme en el libro.
Cerré con fuerza el pobre libro y levanté la cabeza para mirarlo de la peor
forma posible, él frunció el ceño.
—Estoy tratando de terminar este libro, podes dejarme? —pregunté lo más
calmada posible.
—Me aburro —dijo él simplemente encogiéndose de hombros.
—Y que pensás que yo soy, un juguete para divertirte? —pregunté enojándome
un poco más, yo y mi mal genio.
Él soltó un bufido.
—No entiendo cuál es tu problema pero no pienso responder a eso —dijo él,
podía notar que se estaba enojando también.
—Mi problema es que no me dejas terminar el libro —dije obvia.
—Si bueno, simplemente podías decirlo tranquilamente como una persona
normal —dijo él arqueando una ceja.
—Lo hice —dije aunque sabía que no era cierto.
—No lo hiciste —él definitivamente quería pelearme.
—Basta Pedro —me quejé porque sabía que si seguía no se pondría nada lindo.
—Yo no estoy haciendo nada —dijo él cruzándose de brazos.
—Definitivamente si —dije y sabía que tenía que parar pero parecía no poder
hacerlo.
—No, y mientras más pretendas decir otra cosas menos tiempo tenés para leer
—dijo él arqueando una ceja y yo lancé una almohada en su dirección, porque sí.
—Callate —dije finalmente y agarre el libro de nuevo, logré leer dos líneas
antes de sentir la almohada por mi cara.
Levanté la vista y un Pedro sonriendo victoriosamente me miraba.
—No hiciste eso —dije fulminándolo con la mirada.
—Definitivamente si —dijo él repitiendo lo que yo había dicho, sonriendo
aún más -si era posible.
Tome la almohada y se la tiré nuevamente, él la agarro antes de que pudiera
hacerle nada y se rio. Yo quería borrarle esa sonrisa.
—Creo que iniciaste una guerra —decir eso fue su única advertencia ya que segundos
después estaba prácticamente encima de mí dándome almohadazos.
Chillé saltando y alejándome de él, luego agarré otra almohada y fui al
ataque.
Quince minutos después nos encontrábamos mirándonos el uno al otro con la
cama en medio mientras jadeábamos fuerte en busca de aire, ya que nos agotamos persiguiéndonos
el uno al otro con las almohadas.
Nos miramos por lo que parecieron horas hasta que finalmente ambos
comenzamos a reír descontroladamente.
—Tregua? —pregunté yendo hasta él pasándole la mano, una vez que terminamos
nuestro ataque de risa.
—Tregua —respondió él tomando mi mano, y en vez de estrecharla la utilizó
para acercarme a él por completo y aplastar sus labios con los míos.
Jadeé por la sorpresa y luego me puse al día acercándolo más con mis manos
alrededor de su nuca.
Para cuando nuestras lenguas se unieron al beso ambos caímos en la cama sin
ánimos de acabarlo.
Mordisqueé un poco sus labios antes de separarnos porque recordé que la
puerta no tenía seguro.
—Si mi papá llega a entrar tu vida va correr peligro —dije ante su ceño
fruncido por terminar el beso.
Él se incorporó rápidamente y yo reí ante eso.
—Me volves loco —dijo pasando las manos por su cabello.
—Vos a mi —dijo mordiéndome los labios, él inmediatamente se abalanzó para
besarme.
Cuando las cosas se iban a poner locas otra vez se separó jadeando.
—Yyy es hora de irme —suspiró, yo también mientras asentía.
—Probablemente es lo mejor —dije y ambos nos paramos para ir abajo.
Llegamos hasta su auto y el me agarro por la cintura.
—Nos vemos mañana gruñona —dijo él divertido y yo le quite la lengua.
—Callate y dame mi beso de buenas noches —dije y él sonrío un momento antes
de hacer lo que le pedí.
—Te amo preciosa —dijo él y yo suspire.
—Amo cuando me decís así —dije sonriendo tontamente, él me beso de nuevo.
—Es que lo sos —dijo él sonriendo de costado— sos preciosa y perfecta para
mí —siguió y yo estampé mis labios con los suyos, porque sí.
—Te amo, te amo, te amo —dije y volví a besarlo, esta vez por todo el
rostro mientras él reía un poco.
—Voy a decirte cosas lindas más a menudo si esta va ser tu respuesta —dijo
divertido.
—Apoyo totalmente esa idea —dije imitando su tono.
—Disculpame por no haberte dejado terminar el libro —dijo él un momento después,
en un tono que sabía que lo decía en serio.
—Disculpame vos a mí por reaccionar así —dije y ambos nos sonreímos.
—Está bien me tengo que ir mi amor —dijo él dando un último beso.
Cuando se subió al auto yo volví hasta la puerta de mi casa, mire hacia
atrás y él seguía ahí sonriéndome.
—Soñá conmigo —dije fuerte para que me escuchara.
—Siempre —dijo él y luego arrancó el auto mientras yo cerraba mi puerta
sonriendo.
**
Hola me ausenté un poco porque no estaba con la not y nada, sin la not no puedo escribir.. En fin espero que les esté gustando como va la nove! Adiós♥
PD: COMENTEN porfitas. Que yo sufro cuando no lo hacen, entienden!
Gracias y hasta luuuuego.
me destruis por completo!!! los amo y te amo sabelo
ResponderEliminarMuy buen cap... Ya no podía más de la ansiedad a que subas jaja
ResponderEliminaresta genial la nove, me pasas cuando subas? @LocuraXPauC
ResponderEliminar