lunes, 12 de enero de 2015

-69.

Luego de más o menos una hora de que el avión había despegado finalmente me relaje del todo y accedí a ver una película con Pedro, para no tratar de sincronizar la película, simplemente me apoye en su hombro y compartiendo auriculares vimos Votos de amor elegido por mí, claro.

Luego de eso nos turnamos entre dormir un poco, comer, ver otra película y leer (bueno, eso lo hacía sólo yo) y claro, un beso que otro dado en momentos.

Catorce horas después luego de aterrizar y conseguir nuestro equipaje, subimos a un trasbordador para llegar a la ciudad de París.

Eran casi las once de la noche cuando llegamos al hotel, el cual era un simple edificio de diez pisos de piedra y con una puerta en forma de arco.

Teníamos un “tutor” –cosa que nuestros padres habían exigido, puesto que estaríamos dos semanas y media sin ellos al otro lado del mundo- el tutor se encargaría de guiarnos por todo París y mientras tanto “cuidaría de nosotros”.

Todos compartiríamos habitaciones, y por supuesto que nosotros elegimos con quien dormiríamos –siempre y cuando sea del mismo sexo- por lo que obviamente Zaira y yo estaríamos compartiendo habitación. Pedro lo haría con Hernán.

Decidimos que cenaríamos, mientras admirábamos París de noche brevemente, antes de ir a dormir un poco para comenzar el día bien descansados.

No sin antes dejar nuestras maletas en las respectivas habitaciones, nos correspondían todas las habitaciones del piso seis y siete, en el seis estaríamos las chicas, en el siete los chicos.

Abrimos la puerta de nuestra habitación y nos encontramos con dos camas bastante grandes, con una mesita en medio, un armario y una televisión pantalla plana puesta en la pared.

—Wow —dijimos a unísono con Zaira mientras observábamos todo, nos acercamos a la enorme ventana que nos mostraba una pequeña parte de la ciudad iluminada de París.

—Presiento que no voy a querer irme de acá nunca más —dijo mi amiga y yo asentí de acuerdo.

—Y eso que todavía no vimos los alrededores —susurré emocionada, sin poder creer que estaba en la misma París.

Luego de admirar nuestra habitación por unos minutos más bajamos hasta el lobby donde nos reuniríamos todos antes de encontrar algún lugar para cenar. 

Fui hasta Pedro mientras Zaira iba con Hernán, esperando a algunos compañeros, que tardaban, nuevamente.

Poco después estuvimos todos y con el tutor al frente salimos del hotel.

Mientras caminábamos comenzaba a enamorarme –de nuevo- de la cuidad, sus tiendas, las personas, hasta incluso el aire, todo era soñado.

Entremos en una de las tantas cafeterías que se encontraban repartidas por la acera y nos sentamos en pequeñas mesas reunidas para que podamos caber todos.

Teníamos la suerte de que nuestro tutor sabía hablar francés a la perfección, ya que sino estaríamos comiendo quien sabe que en este momento. Pero gracias a su ayuda todos tuvimos precisamente lo que queríamos.

Después de la cena volvimos todos al hotel y luego de un beso de buenas noches a Pedro entre a mi habitación tirándome de espaldas a mi cama, suspirando feliz.

***

Me desperté la mañana siguiente primeramente pensando que estaría en mi cama, mi habitación, mi casa. Suspirando al notar que realmente estaba en París.

Luego de turnarnos el baño con Zaira, nos vestimos y bajamos hasta el lobby para conseguir nuestro desayuno.

Esta vez nos quedamos en el hotel, ya que luego iniciaríamos nuestro turismo.

Podíamos sentarnos en cualquier lugar por lo que algunos se dividieron y con Zaira decidimos sentarnos en una mesa de cuatro.

Fui en busca de Pedro y lo encontré parado hablando con un compañero, con el cabello húmedo y los ojos un poco hinchados por levantarse recién, giro un poco la cabeza y me encontró mirándolo, ambos sonreímos.

Luego de decirle algo a nuestro compañero comenzó a acercarse a mí.

Me abrazo por la cintura mientras yo ponía mis manos en su nuca.

—Buenos días preciosa —dijo y yo suspire.

—Buenos días mi amor —dije apoyando nuestras frentes.

Él cerró la distancia y unió nuestros labios.

—Dormiste bien? —preguntó una vez que nos separamos, yo asentí.

—Y vos? —quise saber también.

—También, pero podía haber dormido mejor —dijo guiñando un ojo y yo reí mientras golpeaba su hombro.

—Tonto —dije dejando un corto beso en sus labios— vamos a desayunar que nos están esperando.

Después del desayuno nos pusimos en camino a una caminata de unos cuantos minutos hasta la Catedral de Notre Dame.

Las calles eran empinadas y torcidas con edificios de piedra, las tiendas adornadas con toldos, caminamos en silencio, sólo hablando para admirar los lugares, iba con Pedro de la mano, y podía ver que algunos compañeros estaban igual, otros iban en pequeños grupos.

Fuimos hacia el río y pronto Notre Dame capto mi visión: dos torres altas alzadas contra el cielo.

Cuando por fin entramos a la penumbra de la catedral todo el mundo se quedó en silencio, admirando. El lugar tenía un aire mágico y antiguo, era increíble.

El tutor se paró en la cola para comprar nuestros boletos de tarifa de grupo y también para asegurarnos nuestras guías de audio para el tour en español.

Habíamos acordado todos juntos que la primera semana la usaríamos para los tours, en grupo, y luego la semana y media que quedaba podíamos ser libres para recorrer lo que queramos, siempre y cuando no saliéramos de la ciudad y llegáramos a la hora pactada al hotel.

Sin duda ver el Notre Dame en persona fue mil veces mejor que en las fotografías.

***

Fuimos a almorzar después de eso, elegimos comer al aire libre y mientras tanto entre todos comentábamos sobre lo maravillosa que fue la Catedral de Notre Dame.

Una vez que almorzamos todo Julio -el tutor- nos dijo que teníamos una hora para descansar ya que luego emprenderíamos hacia el Arco del Triunfo.

En esa hora con Pedro y algunos compañeros más decidimos recorrer por los alrededores.

Luego de media hora de simplemente recorrer decidimos volver hacia el punto de encuentro, sólo volvimos a parar una vez para comprar helados, deliciosos debo acotar.

Nos pusimos en marcha luego, hacia el Arco del Triunfo, todos estábamos de acuerdo en subir hasta la sima, ya que habíamos escuchado que tenía una de las mejores vistas de París.

Y estaban completamente en lo cierto, lo que veía era increíblemente hermoso y lo fue más aún cuando empezó el atardecer.

Pedro me abrazaba por detrás mientras veíamos el sol descender dando paso a la luna.
Él apretó aún más su agarre y yo suspire, pensando que esta ciudad era mágica.

Para cuando volvimos al hotel luego de cenar nadie estaba lo suficientemente agotado como para irse a dormir por lo que luego de la advertencia de Julio de llegar a tiempo para el toque de queda -las doce de la noche- todos se dispersaron yendo a sus habitaciones a ducharse para luego volver a salir.

Luego de quedar con Pedro que nos encontraríamos en el lobby en media hora, subí a la habitación con Zaira.

Yo me duché primero ya que ambas sabíamos que era la que tardaba menos y luego me cambié rápidamente.

—Ustedes a dónde van? —preguntó Zaira mientras terminaba de vestirme, yo me encogí de hombros.

—No tengo idea creo que sólo vamos a caminar por ahí —dije y ella asintió— ustedes?

—Creo que vamos a hacer lo mismo o a lo mejor nos quedamos acá —dijo guiñando un ojo y yo fingí cara de asco.

—Zaira guardate esa información para vos solita no quiero imaginarme que sucede cosas en mi habitación mientras no estoy —dije graciosa y ella rió.

—Solo aviso Pochi —dijo ella y yo sacudí la cabeza sonriendo.

—Bueno me voy no hagas nada que yo no haría —ambas reímos ante lo que dije y luego baje para encontrar a Pedro ya listo y sonriéndome.

—Mi primer día en París y ya no quiero volver —dije medio divertida medio en serio.

—Pienso que este lugar es una trampa mortal —dijo él y yo arqueé una ceja.

—Trampa mortal? —pregunté no entendiéndolo.

—Sí, del tipo "mi novia se enamoró de un parisino y se va quedar a vivir porque ama París" —dijo y pude notar la diversión en su voz aunque su rostro trataba de estar serio, le di un codazo y el soltó un "ufff".

—Sos un tarado  —dije riendo y el me sonrío.

—Un tarado que te ama, acordate —dijo levantando un dedo.

—Me acuerdo —dije asintiendo con la cabeza solemnemente.

Caminamos un poco más abrazados de costado hasta que vi una fuente con un banco enfrente vacío y le dije a Pedro para sentarnos ahí.

Una vez que lo hicimos me recosté sobre su brazo extendido y nos quedamos un tiempo viendo la fuente sin decir nada.
Disfrutando de la extraña paz que París brindaba.

***

Los siguientes días fueron casi de la misma manera, el miércoles luego de desayunar fuimos al Museo del Louvre viendo las diferentes obras artísticas que se destacaban por su belleza y singularidad.

Una vez afuera almorzamos en un lugar de comida rápida y después de nuestro pequeño tiempo libre nos dirigimos todo el camino hasta la cima fe la colina del Montmartre, encontrando ahí la magnífica Basílica del Sagrado Corazón

El jueves recorrimos la segunda plaza más grande de Francia,  La Plaza de la Concordia. Y más tarde nos dirigimos a El Gran Palacio de las Bellas artes.

Para el viernes por fin fuimos a los lugares que yo estaba esperando desde el principio. Primero fuimos al Palacio de Luxemburgo y para el almuerzo nos situamos en los Jardines disfrutando una vez más de la comida rápida y el aire libre. Los Jardines de Luxemburgo estaban llenos tanto de parisinos como de turistas como nosotros, y era uno de los lugares más bellos hasta el momento -aunque todos lo eran para mí-.

Más tarde nos dirigimos al fin hacia la Torre Eiffel y luego de formar una larga fila logramos subir hasta la cima, donde podía observarse gran parte de París, fue un momento increíble y se respiraba romanticismo. No hace falta decir que no solté la mano de Pedro un solo segundo.
Mientras yo suspiraba y admiraba todo él parecía no poder hacer nada más que mirarme.

—No vas a admirar la vista Pepe? —pregunté mientras veía hacia la ciudad oscureciendo de a poco.

—Ya lo estoy haciendo —dijo él todavía mirándome.
Me gire para mirarlo por completo y encontré que estaba sonriendo, le sonreí también y agarrándole de la nuca lo besé.

—Te amo —dije separándonos un poco.

—Yo a vos —dijo y está vez acercó sus labios él.


***

La noche del sábado, luego de nuestro tour por el Museo de Orsay y El Palacio de la Opera, un compañero nos informó sobre una discoteca calle abajo del hotel donde estaba seguro nos dejarían entrar, todos decidimos ir ya que necesitábamos un poco de descanso de tanta historia.

Estaba analizando que ponerme y como no me decidía pedí ayuda a Zaira, terminé con un croptop de cuello redondo –bastante abierto, debo admitir- una falda corta, tacones de aguja y el pelo recogido.

Me analicé en el espejo y casi quise quitarme todo de nuevo, me veía sexy, cosa que no sucedía a menudo.

—Zaira, estas segura? —pregunté haciendo una mueca, no tan cómoda. Esperando que ella me dijera que no, que me tenía que cambiar. Recibiendo totalmente la respuesta contraria, ella dio saltitos de arriba abajo aplaudiendo.

—Te ves diosa Pochi —dijo y sonrío, yo sonreí un poco también, me quedaría así, total era solo una noche.

—Lo que París le hace hacer a uno —dije fingiendo un suspiro, ambas reímos.

—Bueno ahora —dijo mientras terminaba de colocarse sus aretes— vamos, antes de que nuestros novios impacientes vengan por nosotras.

Yo asentí de acuerdo y bajamos al lobby.

Pedro ya se encontraba ahí, sonriendo ante lo que decía un compañero, sonrisa que se borró al verme, frunciendo el ceño mientras otros compañeros silbaban hacia nosotras –ya que bajamos un grupo de chicas.

—Decime que no te vas a ir así —dijo él encontrándome en el camino.

—Lo voy a hacer —dije cruzándome los brazos, a la defensiva.

Él me miro de arriba abajo y luego volvió sus ojos a los míos.

—Cambiate —dijo entre dientes.

—Perdón? —lo asesiné con la mirada— a mí nadie me dice que hacer aparte de mis padres, no sé cuál es tu problema pero no me voy a cambiar Pedro —no le di oportunidad de acotar nada más porque me aleje de él y fui hasta nuestro grupo que ya estaba listo para irse.

Mire al resto de las chicas, que vestían casi de la misma manera que yo y me pregunté cuál era el problema de Pedro, pero rápidamente sacudí los pensamientos poniendo una sonrisa en mi rostro.

Disfrutaría de la noche con él malhumorado y todo.

Llegamos a Le Secret y pagamos para entrar, algunos fueron directamente hacia el bar, yo fui una de ellos.

Pedí un trago que no tenía idea de qué era, pero se veía bien. Y cuando me lo dieron unos segundos después tomé casi toda la bebida de un trago, delicioso.

Apenas acabe la bebida Zaira me arrastro a la pista de baile, y en grupo con otras compañeras nos pusimos a bailar como solo nosotras podíamos, yo sabía que estábamos haciendo todo un espectáculo.

Tiempo después algunos chicos pidieron bailar con nosotras, pero los rechazamos amablemente –aunque queríamos, y bastante. Por qué, admitámoslo, quién no querría bailar con un sexy parisino?- pero en fin, estábamos cómodas en nuestro grupo por lo que no aceptamos por el momento.

Cuando ya bailamos lo suficiente como para cansarnos, nos dispersamos, algunas fuimos al bar y otras a sentarse en los asientos esparcidos por el lugar.

Pedí la misma bebida que había pedido anteriormente, ya que no tenía ganas de tomar agua y la bebida era bastante liviana.

Cuando me dieron el trago, noté que el chico que me había pedido bailar antes, se sitúo a mi lado en una de las altas butacas.

Traté de no mirarlo, para que no me hablara, ya que sabía que Pedro andaba en algún lugar mirándome, había sentido su mirada desde que salimos del hotel, pero en ningún momento se acercó para disculparse, y yo tampoco lo haría, ya que yo no tenía nada porque pedir disculpas.

—Salut —hablo directamente a mí el hermoso parisino, mi plan de que no me notara fracasando.

—Salut —respondí girándome un poco para mirarlo, no sabiendo bien si eso significaba salud o hola.

—Tu es belle —dijo él y pude entender lo que decía.

—Merci —respondí no encontrando, ni sabiendo, otra palabra correcta para su “sos hermosa”.

—Quel est votre nom? —habló una vez más el chico, sin duda queriendo hacer una conversación y yo estaba pensando en alguna manera de librarme de él sin ser grosera antes de que…

—Paula —me llamó una voz enojada desde atrás, yo suspiré.

Di una mirada de disculpa al parisino y me gire hacia la voz.

—Qué querés Pedro? —dije cruzándome los brazos.

—Que dejes de olvidarte que tenés novio —dijo él entre dientes.

—No me olvide, y tampoco me olvide que mi novio está siendo un imbécil —dije irritada ante el tono de su voz, y la acusación.

—Por lo menos no me visto como un… —no terminó la oración.

—Como qué Pedro? A ver decilo —lo reté dándole una mirada furiosa.

Él suspiro pasándose las manos por el cabello.

—Todos están mirándote a cada segundo y me estoy volviendo loco —dijo aún con las manos en su cabello.

—Noticia de último momento Pedro, el resto del mundo me puede ver, no sólo vos —dije aún irritada por su tonto comportamiento infantil.

—Sabes a lo que me refiero Paula, no hay necesidad de ser sarcástica —dijo dándome una mala mirada.

—Así como no hay necesidad de ser un imbécil —contrarreste— pero vos lo sos, así que… —dije dejando la palabra al aire.

—Sos imposible —dijo y podía ver que estaba cada vez más frustrado.

—Y vos un imbécil —volví a decirlo y él prácticamente echaba humos por la nariz.

—Basta Paula —dijo y yo quería gritar, era él el que comenzó.

—Yo. No. Hice. Nada. Pedro —dije lentamente entre dientes, ya cansada.

—Podías simplemente haberte cambiado y no estaríamos teniendo esta discusión —dijo él creyéndose completamente lo que decía.

—Mira Pedro si tu idea es arreglar las cosas así te puedo decir que no va funcionar, yo me visto como quiera, punto —dije haciendo hincapié en el yo.

El gruño, que maduro.

—Vos sos mía, perdón por no querer que otros te miren como si quisieran llevarte a una habitación —dijo él todavía furioso.

—Estoy segura que algunas chicas te miran de igual manera y yo no estoy por ahí haciendo un berrinche digno de un niño de ocho años —dije enojada y cansada de discutir.

—Entonces supongo que no te importo lo suficiente como vos a mí —escupió las palabras y al momento en que termino, notó la gravedad de lo que dijo y quiso hablar, yo no le di oportunidad.

Agarré el trago de quien sabe quién y se lo tiré en la cara.

—No trates de volver a hablarme —dije y me marché furiosa.

Él hizo caso a mi petición, y yo me quedé con las ganas de que me siguiera así podía descargar mi rabia contra él.

Llegué al hotel, acompañada por unas cuantas compañeras que ya querían irse como yo, y me encerré en mi habitación, permitiéndome al fin llorar, las palabras de Pedro habían dolido, tal vez no quiso haberlo dicho del todo, pero en algún lugar de su inconsciencia lo pensó. 

Zaira llego media hora después y sin hacer ningún tipo de pregunta se acostó a mi lado abrazándome hasta que me quede dormida.


**

Hooooola lo siento por tardar en subir pero con todo esto del tema de Paris no sabía bien que escribir, y nada esto salió.

PD1: NO me odien a mi odien a las chicas que pidieron pelea. 
PD2: NO me odien. 
PD3: COMENTEN porque sino sufro. 
PD4: lean las novelas del costado y porfitas por mi, exíjanle a narella que suba capítulo. 
PD5: NO me odien. 
PD6: lqm♥ comenten♥ chiau♥

1 comentario: