Al día siguiente cuando nos
levantamos decidimos desayunar todos juntos, y armamos una enorme mesa en una
cafetería para llevar a cabo nuestro plan.
Lastimosamente me tocó sentarme
justo con Verónica –se acordarán de ella- en frente, pero como había estado
haciendo por los últimos meses, la ignoré, y ella a mí. Ya que sabía que no
tenía que volver a meterse conmigo luego de que casi la dejé sin alargues.
Omitiendo esa parte todo el resto
del día fue genial, luego del desayuno nos dividimos de nuevo, solo que en esta
ocasión la división era chicos/chicas.
Nosotras nos dirigimos
directamente hacia las tiendas, y ellos vaya uno a saber dónde.
Recorrimos casi todas las tiendas
de París que pudimos, no siempre estábamos comprando algo, a veces sólo
pararíamos a mirar, ya que no podíamos darnos el lujo de comprar todo lo que queríamos.
En su mayoría compré ropas y
objetos que servirían como recuerdo de este maravilloso viaje.
También compre regalos para mis
padres e Isabella, y hasta inclusive uno para Pedro.
Cuando llegamos al hotel ya
estaba anocheciendo y como los chicos no daban señales de vida aún decidimos pedir
la cena ahí.
Ellos llegaron unos minutos
después con sorprendentemente algunas
bolsas en sus manos también.
Alcancé a Pedro y le di un beso
bien cargado ya que no lo había hecho en todo el día, él respondió con la misma
efusividad también.
—Se divirtieron? —pregunté y él
asintió.
—La pasamos bien y después nos
acordamos de que teníamos que hacer algunas compras también —dijo él señalando
sus bolsas.
—Me parece perfecto, tenían que
hacer algo productivo también —dije graciosa y él pellizco mi nariz.
—Ni te pregunto si se divirtieron
ustedes porque ya veo que sí —dijo señalando a las bolsas que casi doblaban lo
suyo a mis pies.
—Y mira que si podía compraba más
—dije y él rió.
—No lo dudo —dijo y luego de eso
todos nos pusimos a cenar.
Después subimos para dejar
nuestras bolsas en las habitaciones y también para prepararnos ya que
volveríamos todos juntos a Le Secret.
Al parecer, a excepción de
nosotros, el resto se divirtió bastante, y como yo en un principio lo había
hecho también, quise volver y Pedro no tuvo opción de decir que no.
Me vestí como yo esta vez, usando
un vestido suelto de color claro, que me llegaba a cuatro dedos antes de las
rodillas, pensé que era lo suficientemente largo para que a Pedro no le diera
un ataque, y realmente era como a mí me gustaba, por algo lo había comprado
hacía unas horas.
Me dejé el pelo suelto esta vez,
y me puse unos tacos más cómodos.
Cuando me mire al espejo estaba
más contenta con este resultado que con el anterior, y lo bueno de todo es que
Zaira aplaudió de todos modos también.
Después de que estuvimos
completamente listas bajamos hasta el lobby donde por supuesto ya la mayoría se
encontraba.
Fui hasta Pedro, que no me había
notado aún porque se encontraba de espaldas, y le toqué el hombro, se giró de
inmediato regalándome una enorme sonrisa.
—Estás hermosa —dijo él besando
mi frente.
—Lo suficientemente vestida? —pregunté
un poco recelosa aún por aquella noche, él suspiro.
—Voy a omitir ese comentario
porque ya aclaramos ese tema —dijo él y no me dio tiempo de replicar ya que unió
sus labios a los míos sin más.
Lo besé de regreso y tuvieron que
silbarnos para que nos separemos.
—Me podes demasiado —dije como si
estuviera retándolo y él simplemente sonrío.
Atravesamos la discoteca luego de
haber pagado y nos sentamos un rato mientras se llenaba el lugar.
Luego de un rato Zaira me sacó a
bailar, nuevamente.
Y después, cuando sentí manos
sosteniendo mi cintura por detrás no me asuste, sabía que era Pedro.
Comenzamos a movernos con la
música en esa posición mientras él me alejaba cada vez un poco más del grupo.
Él beso mi cuello luego, y un
escalofrío recorrió mi cuerpo, arqueé más mi cabeza para darle espacio, y luego
sin aguantar más me gire hacia él, mirando sus ojos cafés mientras nos movíamos
lo besé.
Bailamos por mucho tiempo más
así, pegados, besándonos entre ratos, no importando nada más que nosotros.
Tiempo después ambos estuvimos de
acuerdo que en queríamos salir de ahí, encontré a Zaira bailando con Hernán y
la alejé un poco diciéndole que fuera directamente a la habitación de ellos.
Apenas cerramos la puerta de la
habitación que compartía con Zaira, comenzamos a besarnos, nuestras manos
vagando por el cuerpo del otro hasta que caímos en mi cama.
Rápidamente quité la camisa de
Pedro y comencé a pasar mis manos por su torso desnudo mientras él pasaba sus
manos por mi cintura yendo más abajo, llegando hasta el dobladillo de mi
vestido comenzando a levantarlo hasta que lo quitó por completo y me quede solo
en ropa interior.
Él se apartó un poco y me
acaricio con la mirada de arriba abajo antes de llegar a mis ojos y sonreír.
—Sos tan hermosa —susurró antes
de unir nuestros labios.
Su jean siguió la ropa en el piso
luego, y poco después mientras Pedro me besaba por todas partes el resto de
nuestras prendas se unieron también, hasta que nada se interponía entre
nosotros.
—Te amo —susurro Pedro una vez
que volvió su rostro hasta el mío después de alcanzar la protección en sus
jeans.
—Yo a vos —dije suspirando
mientras lo sentía unirse a mí.
Nos movimos lentamente al
principio, disfrutando de cada rose, cada sensación, aumentando el ritmo cada
vez más entre gemidos y jadeos hasta que ambos llegamos a la cima.
Él dejó ir un poco su peso
cayendo sobre mí para luego girarse y llevarme casi arriba suyo, mi cabeza
descansando en su pecho.
Me quede un rato así sintiendo su
mano acariciar mi espalda, mientras yo me tomaba mi tiempo también, pasando mi
mano de arriba abajo por su pecho, hasta que levanté la cabeza para mirarlo,
él, que estaba mirando hacia el techo notó que lo miraba y bajó la cabeza para
mirarme también. Ambos sonreímos un poco.
—Estás bien? —preguntó él como
siempre lo hacía, yo asentí suspirando.
—Mejor que nunca —respondí y él
sonrío un poco más.
—Yo también —dijo y se me escapó
un bostezo— dormí mi amor —dijo él dejando un beso en la cima de mi cabeza.
Yo medio asentí mientras el sueño
llegaba.
***
Desperté con besos cosquilleando
en mi cuello, llegando a mi mandíbula, pasando a mis cachetes, por mi frente,
nariz y finalmente labios, desde que sentí el beso en el cuello yo ya estaba
sonriendo, sin embargo no abrí mis ojos todavía.
El beso en los labios fue corto,
y me quede quieta esperando más, Pedro seguía encima mío, podía sentir su peso,
sin embargo no me besaba más... Seguí esperando.
—Abrí los ojos para mí preciosa —dijo
con la voz ronca por despertarse recién, sus labios rozando los míos mientras
hablaba, de tan cerca que se encontraba.
Lentamente abrí mis ojos para
encontrarme con recién despierto rostro sonriente de Pedro.
—Ahí estás —dijo guiñando un ojo
que me hizo sonreír.
—Buen día —dije, mi voz un poco
ronca también.
—Totalmente lo es —dijo él
sonriendo lentamente.
—Exijo un beso mejor —dije
sabiendo que le encantaba cuando hablaba así.
—Si señora —dijo y aplastó sus
labios con los míos dándome lo que quería.
—Mejor? —preguntó mientras se
alejaba un poco un tiempo después.
—Mmm creo que falta más —dije
agarrando su nuca para unir nuestros labios de nuevo.
Nos quedamos enredados besándonos
por rato más hasta que mi panza gruñó un poco y esa fue la señal de Pedro para
levantarse y decir que teníamos que desayunar.
Esperó a que me duchara y luego
se duchó él, así sólo entraba a su habitación para quitar ropa limpia -y no
molestar tanto a Zaira y Hernán, que suponíamos dormían aún-.
Una vez que estuve lista, con
Pedro ayudándome a vestir -sí... Imaginen lo que fue eso...- salimos de la
habitación y nos dirigimos arriba.
Pedro abrió la puerta con la
llave que tenía y entró para cambiarse mientras yo observaba a mis amigos
durmiendo, se veían adorables y me preguntaba si con Pedro nos veíamos así
cuando dormíamos juntos.
Ambos estaban con ropa -suerte
nuestra- y Zaira tenía la cabeza en el hueco del cuello de Hernán, abrazándolo
por la cintura, él envolviéndola con sus brazos, mientras que sus piernas se
enredaban juntas.
Decidí quitarles una foto, mi
amiga me agradecería por eso después.
Justo cuando estaba guardando mi
celular en mi bolsillo de nuevo Pedro salió del baño y bajamos hasta el lobby.
—Bueno qué vamos a hacer? —dije
más para mí misma que para él.
—Aunque sé que la pregunta no fue
dirigida a mí te cuento que hasta un poco pasado el mediodía podemos hacer lo
que quieras pero después yo tengo algo planeado —dijo él mientras ya
comenzábamos a caminar hacia afuera.
—Mmm y supongo que no me vas a
decir qué es eso —dije conociéndolo, él me miro mientras apretaba un poco mi
mano que ya estaba entrelazada con la suya.
—Supones bien —respondió guiñando
un ojo.
—Vos y tus guiños —dije
sacudiendo la cabeza como si me molestará, pero secretamente los amaba.
—Lo amas —dijo como leyendo mis
pensamientos yo le quite la lengua, sí, muy maduro.
Él rió, entonces nos dirigimos
hacia lugares de París que no habíamos concurrido antes, yo quería ver todo lo
posible de la ciudad antes de irnos el martes.
Almorzamos en uno de los jardines
que estaban cerca de donde nos encontrábamos, pidiendo comida rápida sentándonos
en bancos, era mucho mejor comer así que en un restaurante, por lo menos para
mí.
La tarde llegó y Pedro ya nos
estaba encaminando hacia donde él había dicho, o mejor hacia donde él no me había dicho que iríamos más
temprano.
A medida que caminábamos ya tenía
una idea de lo que haríamos y comencé a sonreír, Pedro sacudió la cabeza
divertido mirándome.
—Imposible sorprenderte a vos
conoces todo hasta mejor que yo —dijo medio frustrado medio gracioso, yo reí inclinándome
para besarlo.
—La intención es lo que vale bebé
—dije guiñándole un ojo, haciéndolo reír.
—Vos fingí sorpresa por lo menos
dale? —dijo él y yo asentí a punto de reír.
Cuando llegamos a El Puente de
las Artes sonreí enormemente aún a pesar de que ya sabía que nos dirigíamos
ahí, fue el primer puente de hierro que se construyó en la ciudad de París. Es
también el puente donde miles de parejas de enamorados de todo el mundo han colocado
candados de diferentes formas y colores con sus nombres inscritos, , tirando la
llave al río como simbolizando la unión para
siempre entre ambos miembros de la pareja.
Observe los miles y miles de
candados, preguntándome cuantas parejas que dejaron sus candados acá siguen
juntas, cuantas no cumplieron con su promesa… Un poco curiosa, sí.
Estaba observando los candados
cuando Pedro aprieta mi mano y saca una pequeña bolsa de su bolsillo, revelando
un candado en ella, haciéndome sonreír aún más si eso es posible.
—Lo ponemos? —preguntó una vez
que encontró la llave también, yo asentí entusiasmadamente.
Encontramos un pequeño lugar
libre y colocamos el candado ahí, con nuestros nombres grabados en él.
Yo sostenía la llave mientras
Pedro sostenía mi mano, y ambos contamos hasta tres y luego lanzamos la llave
al río.
Pedro quien se encontraba atrás
mío envolvió sus manos en mi cintura y nos quedamos mirando hacia el río por un
tiempo, yo cerré los ojos, disfrutando de la brisa suave y del abrazo de Pedro,
suspirando feliz, no queriendo dejar París nunca.
Noté que él dejo caer una mano y
abrí los ojos, aun mirando hacia el río hasta que lo que Pedro sostenía en la
mano llamó mi atención, dejándome sin aliento.
No podía ser lo que creía, la
cajita no era ni tan cuadrada ni tan rectangular, era negra, pero podía ser…
Comencé a respirar más rápido, esperando que dijera algo, o abriera la caja.
Hizo lo último, revelando un
anillo dentro, con una cadena envuelta, yo inhale pesadamente, él hablo.
—Es un anillo de promesa —susurró
en mi oído y me relaje un poco, sintiendo felicidad crecer dentro.
—U-un anillo de promesa? —dije
tartamudeando un poco, no pudiéndome girar para mirarlo todavía.
—Eso mismo, este anillo ahora va
ir en el collar, y cuando estemos listos va pasar a tu dedo. —dijo él hablando
cerca de mi oído aún, me estremecí, no pudiendo creerlo, realmente estábamos prometiéndome
un futuro, un presente, todo.
Me gire y apenas enrede mis manos
en su cuello lo atraje hacia mí besándolo con locura.
—Te amo demasiado —dije entre
besos, y lo sentí sonreír.
—Yo también te amo mi amor, pero
por favor decime si aceptas el anillo porque me estoy muriendo —dijo él medio
gracioso y yo reí soltándolo un poco.
—Claro que lo acepto Pedro, esto
es…—dije tratando de encontrar las palabras, sacudiendo la cabeza— es perfecto,
gracias.
Quito el anillo de la caja, metiéndolo
en la cadena y luego girándome para poder prenderlo en mi cuello, cuando me
gire de vuelta lo besé de nuevo, estando segura que este sería el primer
momento que recordaría siempre cuando pensara en mí viaje a París.
**
Yo se que ahora ustedes quieren viajar a París también ah bueno.
Quiero que sepan que lo del anillo se lo debo a Solfilis arroba everwiththem, su corazón romántico no tiene fin in in vieron, a mi nunca se me habría ocurrido eso, o tal vez sí, no sé, pero en fin denle una palmadita en el hombro a ella por esto bueno¿?.
PD1: la misma romántica empedernida de Solfilis me dijo que flasheo mucho con todo este tema de hablar al final y nada quería decirles a ustedes que piensan lo mismo, que sí, la flasheo mal porque no estoy bien de la cabeza, supongo ya se dieron cuenta de eso también... En fin tenía ganas de decir eso.
PD2: si alguien lee y no les estoy pasando cap pidanmelo en @fatipauliter o en @pypuntilend.
P3: ya es muy largo todo esto así es que hasta acá llegan los posdatas por hoy, bueno si pueden comentar voy a ser feliz, sino, mueran *mentira*, en fin... Me voy.... Chiiiau.
P3: ya es muy largo todo esto así es que hasta acá llegan los posdatas por hoy, bueno si pueden comentar voy a ser feliz, sino, mueran *mentira*, en fin... Me voy.... Chiiiau.
Que lindo capitulo! jajajaj muy lindo lo del anillo y la cadenita!!!!!
ResponderEliminarGracias emiii❤
ResponderEliminar